Mediante una misiva, firmada por Gabriel Correa y Nilda Contreras, presidente y secretaria respectivamente, el Movimiento Ciudadano de Villa María se manifestó sobre la situación de los colectivos italianos que habían sido importados años atrás y que actualmente se encuentran en desuso.
La carta viene a cuento de una denuncia presentada por el concejal de la Democracia Cristiana Ricardo Pereyra, difundida por medios locales. En esa ocasión, el edil exponía el desguace de dichas unidades. Un día después, desde las instituciones que receptaron tales móviles replicaron dichas acusaciones.
No obstante, el colectivo ciudadano se centró en el historial de la adquisición de rodados. “El tiempo, lamentablemente, nos dio la razón: los colectivos italianos no funcionaron y todo fue un despilfarro: 150 euros y 10 mil pesos mensuales para su adaptación. ¿Quién se hace cargo de esto?
En diciembre de 2004, en soledad, advertimos ante el pleno de los legisladores de Villa María sobre la inconveniencia de incorporar al sistema a los colectivos italianos que se ofrecían generosamente desde Torino. En Audiencia Pública señalamos que los buses (17 en total, de los cuales sólo 5 se pudieron utilizar) tenían un alto uso, importante desgaste y una baqueteada de 10, 11 y 18 años de uso, que era improbable su adaptación por los baches y badenes en la ciudad y otro aspecto era la característica de los neumáticos originales de esos colectivos. Además, insistimos, que no eran a título gratuito, como se presentó, y es preciso recordar que sólo por su traslado el Estado pagó un costo cercano a los 150 mil euros por derechos aduaneros.
Nuestra propuesta consistió en subsidiar con ese dinero (600 mil pesos, al cambio de aquel momento) a los prestadores del servicio de ese entonces (Montuori, Moreno y Ferrari) que no tenía mayores quejas, para modernizar la flota, con la posibilidad incluso que se restituyera ese dinero a las arcas municipales.
No fuimos escuchados, nuestra propuesta no fue tenida en cuenta por los concejales y, lamentablemente, el tiempo nos dio la razón. Nuestro diagnóstico estaba acertado y la fundamentación solidificó nuestra argumentación. Esta es la más clara demostración que las audiencias públicas, con esta corporación política bipartidista, es sólo una formalidad, el despilfarro de los recursos públicos una lamentable realidad y sus perjudiciales consecuencias las pagamos todos los villamarienses.”
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