Los dos directivos consultados por EL DIARIO ayer a la tarde coincidieron en indicar que no hay que abrir juicio sobre las declaraciones de Karpow, aunque deslizaron que habría que dejar estas realidades puertas adentro de las instituciones. En Villa María hay cinco escuelas secundarias públicas. La Ocampo, dirigido por Karpow; el ex Nacional, al frente de Marta Giardello (ayer se buscó su palabra, pero se encuentra de licencia); el Vera Peñaloza, a cargo de Graciela Olmos; la ex Escuela de Trabajo, cuya directiva es Miriam Saura y el Abraham Juárez, conducido por Henry Calvo.
Olmos expresó que “las circunstancias son particulares en cada institución, por lo que no puedo juzgar si está bien o mal lo que Karpow ha dicho”, aunque más tarde consideró que “a las problemáticas hay que trabajarlas desde adentro y luego hacia toda la comunidad”. “Ante todo tiene que existir reflexión; los alumnos están aprendiendo a vivir, probablemente están en un espacio que aprenden como correcto algo que no lo es y por eso hay que hacerles ver que ese no es el camino correcto”, manifestó.
“No hay que ponerles rótulos. Tenemos que enseñar y corregir hasta las últimas instancias pero con respeto. Es doloroso ver que una institución educativa pasa por esto y hay que tener mucho cuidado de la manera en que nos expresamos, porque las palabras pueden ser flores o resultar puñales”, advirtió.
Consultada sobre la problemática expuesta por Karpow, apuntó que “sabemos que existe, pero yo la veo fuera de la escuela y no adentro. Hay mucha droga y todo lo que se citó en la nota, pero no sé si se da eso en el interior de un colegio”. “Estamos luchando para que no ingrese a la escuela ese cuadro. Uno tiene que acudir a las instituciones para que esto no suceda”, añadió. “Tenemos que tener políticas claras, no puede haber alcohol en el interior del establecimiento”, subrayó. “No voy a juzgar a Mirta porque uno habla de acuerdo a las situaciones que atraviesa, pero yo hubiese actuado de otra manera. Mis alumnos vienen y me dicen con nombre y apellido que tal y tal hace tal cosa y eso nos ayuda muchísimo para enfrentar el tema, hacemos un trabajo de mucho esfuerzo para tratar de modificar lo que sucede”, concluyó.
Por su parte, Saura sostuvo que “no se puede opinar abiertamente sin conocimiento pleno de lo que ocurre; hay que estar dentro de cada comunidad educativa y conocer las características de la misma”. Más tarde, ante las preguntas de este diario, consideró que no creía “correcto exponerlo” pero reiteró que no juzgará a Karpow. “La problemática la tiene la sociedad, no una escuela en especial. Los colegios son las cajas de resonancia de ese y otros temas, desde familias formadas como cada uno la puede formar hasta situaciones particulares. Todos conocemos esta problemática”.
La tristeza del quiosquero
El hombre que atiende el quiosco del establecimiento expresó, ante los chicos, su desazón por el conflicto. Respaldó a la directora, llamó a respetarla y le habló a los adolescentes como padre. Un gesto que se destacó al mediodía.
Madres apoyan a la directora
Dos madres llegaron, una a la mañana y otra a la tarde, a la Redacción de EL DIARIO. No quisieron salir públicamente por “temor a represalias” contra sus hijos y apoyaron las declaraciones de la directora Mirta Karpow. “Lo que dijo, lo debe haber expresado porque ya no puede más”, coincidieron. Indicaron que “si bien no hay que generalizar”, hay grupos de estudiantes que generan violencia y situaciones conflictivas dentro del colegio. “Es cierto que hay quienes venden droga; mi hija me contó que uno le ofreció en el baño”, expuso una mujer. En la Radio La show, en tanto, también salió al aire una mujer que no quiso identificarse, dando apoyo a Karpow.
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