Como toda organización espontánea, la Feria Americana emergió a manera de respuesta frente a una necesidad latente: cómo conseguir algunos bienes y servicios requeridos para la vida cotidiana, a un costo un poco menor que lo que se consigue en el mercado.
Mauricio Santos, operador de remises, pensaba meses atrás junto a su novia de qué manera podía intercambiar algunos de los objetos de su casa y "ganarle algo" al negocio, dado que las compraventas no le ofrecían, a su juicio, un buen trato.
Por ello, comenzó a aunar esfuerzos y montó en marzo un proyecto feriante que actualmente convoca, domingo por medio, a 700 personas, entre expositores y asistentes.
El lugar elegido no escapa a una peculiar comparación simbólica. El club Unión Central, actualmente sede de la experiencia en calle Rucci 250, había albergado casi diez años atrás a uno de los tantos clubes del trueque que pululaban en la ciudad y el país, en medio de la recordada tormenta socio-económica, post 2001.
Salvando las distancias, en aquella oportunidad, se intercambiaba mediante cuasi-monedas y en el marco de condiciones más que desfavorables.
No obstante, Santos advierte una cierta pérdida actual del poder adquisitivo que incide en el aumento de la demanda dentro de la Feria. "El tema de la inflación puede que influya por los costos altos de los bienes. Sobre todo, el alquiler que ronda los $1.500. También la ropa. El otro día le compré algo de ropa a mis chicos, nada de marca, y pagué $800 de una sola vez", comentó a EL DIARIO.
s Desde un local céntrico a la Feria

La Feria, que se extenderá hoy de 15 a 19.30, comprende la exposición de 100 a 120 stands -ubicados en tablones- con bienes y servicios de los más variados, exceptuando comestibles (dadas las disposiciones municipales de Bromatología, explicó Santos).
Se exhibirán: electrodomésticos, muebles, platos, vasos, indumentaria, ropa de bebé, juegos para el asador, etcétera.
"El 80% de la ropa es nueva, de gente que compra en Buenos Aires", añadió el responsable.
Como datos distintivos, precisa que se han sumado expositores de la región (de Pozo del Molle, Bell Ville y Hernando) y que algunos locales del casco céntrico han montado sus propios stands, como un local de motos que ofertará sus unidades a mitad de precio.
En la presente jornada se agregará un servicio extra: una peluquería. Además se ofrecen diversos trabajos y oficios varios.
Santos, por último, rescata el clima afectivo que habita en el intercambio: "Los expositores vienen, toman mate, charlan y lo pasan bien, como en familia".