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Montero, al centro de la foto, con la directora a la derecha |
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En una carta titulada “Estar a la altura de los acontecimientos”, la educadora Derna Evis Montero hizo pública su versión sobre la intervención que tuvo en los incidentes que se produjeron el pasado jueves en el colegio Comercial, de calle Catamarca al 600. La nota expresa:
“Como docente de más de 31 años de antigüedad frente al aula, en escuelas públicas, profesora de Psicopedagogía y licenciada en Ciencias de la Educación, militante social libertaria de organizaciones autogestionarias independientes, me dirijo a la opinión pública por los discursos en exceso que se están pronunciando desde diversos lugares institucionales.
Afirmo que los discursos excesivos de la Dirección del IPEM 147 "Manuel Anselmo Ocampo" publicados en EL DIARIO el 25 de Mayo, no fueron expresados a mi entender, en el lugar adecuado la escuela: hacia el cuerpo docente de los diferentes departamentos, los padres de los estudiantes, los estudiantes, el personal no docente. Ese discurso contenido en la nota generó diferentes sentidos, las palabras escritas nos llegan a cada uno de una manera particular y subjetiva, crean imaginarios como también son el soporte de significaciones imaginarias y simbólicas; todo esto provocó, en la mayoría de los estudiantes un estado de conmoción afectiva, estados pasionales particulares que se sumaron emocionalmente al hecho vivencial que debieron soportar los alumnos al desfilar en un espacio público que muchos percibieron como hostíl y persecutorio, desvalorizante para otros. En síntesis, experiencias subjetivas fuertes para quienes debieron sostener ese despliegue de sus cuerpos frente a otras miradas, no miradas, aplausos-no aplausos.
Particularmente como docente de esta institución me informé a través del diario 26 de mayo, estando en el salón del primer piso cuando le pedí la nota a una alumna, del incidente ocurrido relatado en primer lugar en la mencionada nota, la escena de los chicos y el alcohol en la escuela.
Como docente me pregunto ¿es un mecanismo lícito, democrático y eficaz enterarse por el diario de una problemática tan significativa, y no haber sido convocada a reunión de profesores o al menos de departamento?
Como integrante del Departamento de Ciencias Humanas hicimos las propuestas para la transformación del Proyecto Educativo Institucional (PEI) a partir de la escuela que tenemos, allí vertimos los problemas socioeconómicos, psicosociales y pedagógicos institucionales que visualizamos al 30 de marzo, fecha de presentación del escrito y no fuimos convocados por el personal directivo a ninguna reunión de trabajo y devolución de ese PEI que debía ser consensuado entre todos los departamentos de la institución. Consta en nota a la Dirección.
Cuando una alumna del último curso me preguntó el día feriado, cayendo la tarde, si había leído el diario, le dije que no. Me relata brevemente por mensaje de texto y me preguntó cómo pueden hacer los padres una reunión, le respondí que “los padres pueden proponer reuniones tratando de convocar a la mayoría y hacerse escuchar. Mañana charlamos”.
El jueves por la mañana temprano intenté entrar a Internet para leer el artículo y no logré hacerlo. Cuando llegué a la escuela encontré a muchos alumnos en la calle; algunos ya tenían la fotocopia del artículo, me acerqué y leí los titulares. Muchos estaban muy sensibilizados, algunos muy preocupados y exaltados por los discursos pronunciados en la nota publicada en el diario y por la experiencia vivida en el desfile. Les dije e insistí que entraran para hacer una asamblea como corresponde dentro de la escuela.
Debo aclarar que ejerzo el rol de profesora asesora del Centro de Estudiantes, junto a otro compañero colega Eduardo Zuccón, quien se hizo presente en su horario habitual más tarde (foto del día 27 en EL DIARIO, hablando a los allí presentes).
Siendo las 8.48 hs de la mañana del jueves envié un mensaje de texto a uno de los integrantes de EL DIARIO expresando “vení urgente al Comercial, los alumnos no entran a la escuela si no viene EL DIARIO" con el objeto que se hablara con el firmante de la nota.
Por lo tanto mi función cerca de los alumnos estuvo siempre dirigida, mediante un posicionamiento de disociación operativa a escucharlos por el malestar que manifestaban, diferenciándome de ellos al calmarlos y a proponer organizarse en asamblea tomando la palabra y escuchándose, como se los he enseñado en innumerables oportunidades, o cuidarlos y ponerles límites para la inhibición de acciones de descarga, antes que personal policial cortara el tránsito en la calle Catamarca.
Por lo tanto niego terminantemente se intente adjudicarme en diferentes discursos vertidos una “toma de escuela” o “toma simbólica”, o promover faltas de respeto a las autoridades escolares, o estimular excesos junto a la profesora colega Mónica Sonzini. Incluso ante un medio radial que afirmó que se trataba de una toma, le aclaré que era una asamblea, un estado de asamblea, situación de desborde institucional que, debo destacar, no había vivido antes en mi experiencia docente.
Dialogué con algunos padres presentes a quienes insistí se juntaran en la medida de las posibilidades y hablaran con la Dirección del Establecimiento.
En el transcurso de toda la mañana, hasta las 12.30 que me retiré, fui dialogando con los chicos, tratando de calmarlos y encauzar orgánicamente esas energías movilizadas, aclarándoles el sentido de las amenazas que iban desencadenándose desde las relaciones de poder, hacia quienes salieran en fotos del diario, o desplegaran acciones de resistencia. Como se apelaba insistentemente a las emociones, se llegaron a expresar dicotomías inmaduras, “una persona no, otra sí", polarizaciones obstaculizantes que enervaban más los ánimos, y que no comparto sostener, como lo expresé con quienes hablaba, como tampoco comparto que la escuela pública oculte problemas complejos o no sea inclusiva. Sí brego para que arbitremos los medios y las estrategias para abordarlos e intentar transformarlos. Es pretender estar a la altura de los acontecimientos, ni señalando como victimarios a las víctimas, ni culpabilizando a “dos docentes” como chivos expiatorios.
Discursos en exceso en el lugar equivocado generan pasiones en exceso difíciles de encauzar , discursos y prácticas democráticos en el espacio que corresponde posibilitan avanzar sosteniendo las diferencias y resolviendo conflictos.”
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