|
|
|
|
|
|
|
El mejor amigo del hombre no sabe de discordias, aunque lloró día y noche para volver a su hogar |
|
|
|
|
|
Perro de raza waimaraner, de nombre Oakenfold, macho, de 5 años de edad. Se estima que el animal cotiza en criaderos a 1.500 pesos.
Sus dueños: Carolina Cortalezzi, Fernanda y Mariana Mengarelli, hijas de Oscar “Cacho” Mengarelli (secretario General de la CTA provincial).
La situación: hace aproximadamente un mes el can se extravío en la zona de la ribera del Ctalamochita, a la altura del barrio Mariano Moreno.
Los dueños pusieron un clasificado en EL DIARIO y llamaron a las radios locales procurando dar con el paradero de su mascota.
Una llamada anónima puso sobreaviso a la familia Mengarelli que el perro se encontraba en el patio de una vivienda ubicada en la tercera cuadra de calle San Juan.
Los dueños del can se apersonaron en el lugar y constataron, a través de una hendija del portón de acceso al inmueble y por la tapia del mismo, la presencia de Oakenfold en el lugar.
Además pudieron corroborar, por los dichos de los vecinos, que el perro lloraba todas las noches con una intensidad “insoportable”.
Por otro lado, muchos de los habitantes de la cuadra se solidarizaron con los dueños de Oakenfold y ofrecieron sus hogares para hacer el “aguante” desde allí, al menos hasta que el perro fuera devuelto.
Sin perder más tiempo, y temiendo que el can hubiera recibido malos tratos, se pusieron en contacto con el dueño de casa y le solicitaron la devolución del animal, allí comenzaron los problemas.
En principio el hombre se mostró reacio ante la solicitud de los propietarios del waimaraner.
“Déjenme tranquilo, vayan a su casa y mañana les devuelvo el perro”, sostuvo el pasado lunes, el frentista que luego de sostener una larga discusión no mostraba ninguna intención de dejar en libertad al animal.
Toda la esperanza de reencontrarse con la mascota se desplomó cuando la persona que había encontrado cerca del río al perro volvió a negarse y además interpuso a su abogado en la situación.
“Les doy el perro pero quiero 15 kilos de alimento balanceado y 400 pesos”, dicen que expresó el hombre ante la atónita mirada de los dueños del can. Esa fue la gota que rebalsó la paciencia de los dueños del can.
“Y si me sacan en EL DIARIO, pongan que yo no me robé nada, al perro lo encontré en el río, él se vino con nosotros a mi casa y le dimos de comer”, destacó el vecino que mantuvo tenazmente su negativa a desprenderse del animal.
Ante esta actitud los Mengarelli formularon la denuncia en la Policía y la tensión se adueñó de los alrededores de la casa donde el animal, como intuyendo lo sucedido, aullaba desconsolado.
La intervención de la Policía no se hizo esperar y los uniformados hicieron de mediadores entre las familias.
El papel que jugaron los agentes, los letrados intervinientes y hasta funcionarios del Poder Judicial fue fundamental a la hora de mantener el equilibrio en el conflicto. Con presencia y palabras acertadas, los representantes de la Ley aportaron calma en un cuadro que minuto a minuto se iba complicando.
Sobre las últimas horas de la tarde el conflicto se destrabó. El frentista que tenía bajo su poder a la mascota la entregó, sin recibir nada a cambio, a la Policía, quienes finalmente devolvieron al animal a sus legítimos dueños.
“Estamos muy contentos de que todo se haya solucionado. Lo extraño es que la Policía haya tenido que intervenir en algo que podría haberse resuelto por otra vía”, coincidieron en señalar las chicas mientras acariciaban el lomo de su querida mascota.
Otras notas de la seccion Policiales/Judiciales
Tres personas heridas de gravedad
Robo en un comercio
Operaron a Maximiliano y continúa en terapia
Incautan arma de fuego y recuperan herramientas
Dos nuevos testigos en un proceso por abuso sexual
|