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El Peregrino Impertinente
Córdoba tiene sierras, tiene cuarteto, tiene festivales, tiene Miguel Clariá… son elementos que la distinguen y que le dan ese color tan característico, con el que el resto del país la identifica. Como si le hiciera falta, en los últimos tiempos se le ha sumado un nuevo emblema: los casinos. Emprendimientos administrados de manera conjunta por el Gobierno provincial y capitales privados, han ganado fama a nivel nacional generando el debate permanente en nuestra sociedad. Para sus defensores, son baluartes esenciales del desarrollo del turismo. Para sus detractores, representan la ruina de los propios habitantes de esta bendita tierra.
En total, los llamados “Casinos de Córdoba” son 12, y se reparten en las localidades de Villa Carlos Paz (dos), Corral de Bustos, Laboulaye, Río Cuarto, Miramar, Embalse, Mina Clavero, Río Ceballos, Morteros, Alta Gracia y Villa María. En nuestra ciudad, el establecimiento ubicado en avenida Hipólito Yrigoyen no para de recibir visitantes. No hace falta tener la sagacidad de Sherlock Holmes o Karina Jelinek para darse cuenta de que los que ingresan no son turistas. Son vecinos, muchos de ellos pertenecientes a las clases sociales más bajas. Entran con los sueldos fresquitos, esperanzados en que un golpe de suerte les cambie el destino. Salen cabizbajos, noqueados por una realidad que siempre los elige perdedores.
Pero claro, los dueños del circo, políticos y empresarios, continúan con su discurso: “En el terreno del turismo, los casinos son muy importantes para promover el turismo y la llegada de turistas. Es vital para el turismo, turísticamente hablando”, dicen, sin olvidarse de remarcar el punto fuerte de su argumento.
Y tienen razón, eh. Vaya a Alta Gracia, a Río Ceballos o a Mina Clavero en mayo, agosto o noviembre, y observe los miles de turistas con cámara de fotos al cuello que pueblan los casinos. O haga la prueba en Villa María, sin ir más lejos. Fíjese cómo revientan de visitantes las playas de Laboulaye, los picos nevados de Morteros o las cataratas de Corral de Bustos, y dígame si no son decisivas las ruletas y máquinas tragamonedas para mantener vigente semejante movimiento productivo. Y sí, viste cómo son los negocios.
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