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5 de Junio de 2011
Destinos - Sudáfrica - Ciudad del Cabo
Entre Africa y Europa
La segunda urbe del país disfruta del mix creado por la cultura propia del continente negro y una infraestructura general con parámetros de ciudad europea. La tremenda belleza de su cuadro urbano, su icónica montaña y su mar, telón de fondo de una pluralidad racial de lo más interesante
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Escribe:
Pepo Garay (Especial para EL DIARIO)

En Ciudad del Cabo se mezclan dos continentes: Africa, por los ritmos, sabores y aromas que irradia la cultura callejera. Y Europa, por el diseño urbano, los servicios públicos y la infraestructura en general. Ese cóctel, sumado a la inestimable belleza de su cuadro de cemento, su mar y su montaña, convierten a la segunda metrópoli de Sudáfrica en un destino de excepción. Una de las ciudades más lindas del mundo, según los que saben. O sea, los que la visitan.

@ Desde las alturas

Ahí está Table Mountain. Como su nombre lo indica (en inglés), la montaña tiene forma de mesa. Es plana en su parte más alta, cúspide que se extiende en lo horizontal de manera sumamente equilibrada. Su silueta, un emblema local, marca cada postal de Cape Town. La extraña y cautivante figura se aprecia desde cualquier punto, embelleciendo cada una de las visuales.
Llegar hasta la cima demanda un par de horas de caminata. El premio que se obtiene es un delirio: panorámica de la urbe con brillos múltiples. Los grandes edificios, las avenidas como caminos de hormigas, las vibraciones que se perciben a ojo. De fondo, el Océano Atlántico, infinito. Y todos contentos.
A las espaldas de la inmensa mole de roca están los Jardines Botánicos de Kirstenbosh. Muestra gratis de que la naturaleza y el asfalto, aquí, combinan de maravillas. Basta con mirar de nuevo hacia abajo, retomar la postal, y comprobarlo.
Pero el viajero no se conforma. Quiere más pistas. Entonces baja hasta el centro, y camina. Ve que en las calles hay trajín de capital y busca lo verde. Hallazgo sencillo: a pasitos del área peatonal, aparecen los jardines de la compañía. Un coqueto, extenso y cambiante parque, utilizado por los locales para descansar al rayo del sol o a la sombra del follaje. Siempre con vista a Table Mountain, claro.
Cerquita está la Catedral de San Jorge, desde donde el célebre clérigo Desmont Tutu batallaba al Apartheid con la palabra. Otras muestras de aquellas épocas de tinieblas, donde los blancos tenían todo y los negros ni derechos, están en sitios como el antiguo gueto del Distrito Seis y la cárcel de Robben Island. Allí, el gran Nelson Mandela soportó encerrado 18 años de su vida. Actualmente, la isla y la prisión son otros íconos de la lucha contra el racismo, y de Ciudad del Cabo.

@ Sobre racismo y vida cotidiana

Hoy, las calles de la ciudad casi no reconocen conflictos en el plano racial. Lo cotidiano se vive en armonía, con los negros dándole color, ruido y energía positiva al día a día, y con los blancos recibiendo esa herencia y asimilándola, en muchos casos, como propia. Sin embargo, las injusticias relacionadas con lo étnico todavía se distinguen con facilidad. Y no sólo a partir de algunas declaraciones aisladas, expresadas entre dientes. Lo peor está en la desigualdad imperante, tan evidente como indigna. Los blancos, representantes del 20% del padrón ciudadano, gozan en su inmensa mayoría de una chequera y un nivel de vida general propios de Europa. Los negros, el 80% restante, sufren en su inmensa mayoría de las carencias y ahogos propios de Africa.
Igual, y aunque muy lentamente, las cosas van cambiando. Sirva de referencia esta pareja de turistas que pasea por el centro. Llegados desde la vecina Robertson, con cámara al cuello, ambos son profesionales. Y negros. Auto último modelo, buen pasar, con tiempo y dinero para vacaciones. Ya han recorrido bastante. Pero aún tienen para ver la zona del muelle, el barrio malayo de Bo-Kaap y sus casitas multicolores, el Castillo de Buena Esperanza, los viñedos de los alrededores y, por supuesto, las adorables playas de la zona costera. Ellos, como tantos otros, disfrutan a rabiar de una ciudad fantástica.

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