Escribe: Daniel Cerutti

Sportivo Playosa y River ofrecieron un partido que seguramente no va a repercutir en la memoria de los pocos espectadores que tuvo y cuyo resultado final en blanco definió exactamente lo que en contenido futbolístico.
En el primer tiempo, pese al juego de pobre caudal técnico y las escasas situaciones riesgosas frente a los marcos, River tuvo más consistencia en el control del esférico y fue el único que arrimó peligro (cabezazo de Pablo Tais al travesaño y un tiro libre de Olmedo).
Luego, si el primer parcial fue deficiente en el enfoque integral, el complemento no se quedó atrás; por el contrario, mostró desajustes más pronunciados en el accionar de los equipos.
Fue todo chato, sin creatividad ni luces, sin la intención necesaria de readecuar esquemas de juego con fallas innegables en todas las líneas, por lo que, el partido cayó en un pozo del que no pudo resurgir. De esta manera, el cero a cero fue objetiva consecuencia de un partido donde el fútbol estuvo ausente.