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Algunos casos llegan a padecerse hasta la adultez |
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La dermatitis atópica (DA) es una patología crónica inflamatoria de la piel, recurrente y pruriginosa, cada vez más frecuente en los tiempos que vivimos, ocurre en individuos genéticamente predispuestos y, junto a la rinitis alérgica, alergias gastrointestinales y asma, forman parte del síndrome de atopía.
Constituye una de las consultas más frecuentes en dermatología pediátrica.
El prurito, la cronicidad, la recurrencia y la piel seca o xerosis son los hallazgos característicos del cuadro.
Epidemiología
Los casos más severos comienzan antes del sexto mes de vida, pero lo más frecuente es que aparezca entre el primero y los cinco años.
El 90% de los pacientes suelen mejorar al llegar a la adolescencia, pero algunos casos llegan hasta la adultez.
Historia familiar de alergias, comienzo temprano, lesiones extensas, sexo femenino, coexistencia de asma, rinitis, son los factores predisponentes a un pronóstico más rebelde.
Los paciente con DA tiene una mayor susceptibilidad a las picaduras de insectos, infecciones por bacterias, herpes virus y a las verrugas vulgares.
Genética
Cuando ambos padres tienen signos de atopía, el riesgo de desarrollar la enfermedad atópica es del 70%, pero cuando es sólo uno, el riesgo es del 30%, siendo mayor cuando la atopía es padecida por la madre.
Los últimos estudios muestran múltiples defectos genéticos, implicados muchos de ellos en la respuesta inflamatoria alterada que poseen estos niños, lo que ocasiona una hipereactividad con aumento de los mediadores de la inflamación (igE).
Por lo tanto podemos decir que hay una relación entre la genética y la presencia de factores ambientales, que posibilita la expresión de un individuo atópico.
Alteraciones de la función de la piel
La piel de la DA tiende a irritarse y secarse. Esto se relaciona con anomalías en el metabolismo de los ácidos grasos, cuyo papel se encuentra implicado en la función de barrera y estructura de la piel, o sea la que nos da humectación natural a nuestra piel, y nos protege de las infecciones. Por lo tanto la piel pierde agua se seca, pica y se infecta.
Clínica de la DA
La piel seca está presente en el 80% de los pacientes, el prurito suele ser severo lo que empeora el cuadro debido al rascado, que lleva a la aparición de escoriaciones y liquenificación de la piel (aspecto de papel de cigarrillo).
Su curso es crónico, cíclico y recidivante. Sus brotes son al comenzar el verano y al inicio del invierno.
Las lesiones típicas son placas eritematosas, con costras que aparecen sobre vesículas, que varían en la localización según la edad. En el lactante y hasta los tres años toma cara, zona del pañal y zonas convexas, puede comprometer también el tronco si se extiende. Es característico que al desvestirlo comience con el rascado, se altera el sueño y la calidad de vida de toda la familia.
En la fase infantil las lesiones son más costrosas y con exudación serosa, coexisten distintas lesiones en distintos estadios y se localizan más en tronco y en las zonas de flexión, los pliegues, y respeta más la cara.
En la adolescencia las lesiones se localizan en dorso de manos, párpados superiores y zonas de flexión.
La complicación más habitual es la sobreinfección por bacterias tipo estafilococo aureus, observándose costras que supuran o pústulas, otra sobreinfección frecuente es del virus del herpes simplex donde aparecen vesículas umbilicadas y costras.
Factores que agravan la DA
-El clima: empeoran en el invierno, algunos pocos se agravan con el sol
-La sudoración: aumenta el prurito
-Ropa: la ropa sintética como el polar y la lana
-Infecciones: la reagudizan
-Irritantes: el uso de jabones, baños prolongados, perfumes, enjuagues de la ropa, exposición a aeroalergenos.
-Factores psicosomáticos: tensiones emocionales empeoran la dermatitis
Diagnóstico
Cabe destacar que no son necesarios los estudios complementarios para arribar a un diagnóstico de este cuadro, generalmente la historia del paciente y la clínica hacen el diagnóstico, en muy pocos casos se requiere de una biopsia de piel o análisis de sangre que sólo demuestran en muy pocos casos una IgE elevada, sobre todo en los alérgicos respiratorios.
Tratamiento
Medidas generales para aliviar el prurito son como ejemplo evitar la calefacción intensa, uso de ropa liviana y de algodón.
Está indicado un baño corto diario con sustitutos del jabón o sindets o bien jabones cremosos con ph neutro, en algunos casos se agregan aceites al agua como los de avena.
El baño debe ser con agua templada, y el secado sin frotar. Al término inmediato del baño, cuando la piel todavía está caliente aplicar una generosa capa de cremas emolientes ricas en vitamina A o avena, de ser necesario en varias ocasiones volver a aplicar.
Siempre que tenga una duda, o para el tratamiento de la patología con medicamentos es preciso concurrir a su médico de confianza.
Marcela Rodríguez
Mat. 31101/2
Dermatología
Policonsultorios Amel
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