Finalizó ayer con un fuerte marco de público -aunque algo menor que el del viernes, cuando el Teatro Verdi lució colmado- la octava edición del Congreso de Educación del Centro del País.
La licenciada en Educación, Flavia Terigi, docente de casas de altos estudios de Buenos Aires, fue una de las principales expositoras en la segunda y última jornada.
En su disertación, hizo referencia a la inclusión educativa y en qué medida sirve esta idea como aporte para la justicia social. También reflexionó sobre la meta de que todos los chicos concurran a la escuela y más tarde advirtió que "es insuficiente que estén porque pueden estar pero aprendiendo pocas cosas o muy desigualmente según la escuela a la que asista", por lo que hizo hincapié en la importancia de la generación de políticas que "apunten a mejorar las condiciones en que tienen lugar los aprendizajes, sobre todo de los sectores más vulnerabilizados".
En una extensa charla previa con EL DIARIO, la profesional subrayó el hecho de "trabajar sobre la diversidad cultural que constituye un país como el nuestro" y de trabajar sobre la importancia del reconocimiento de la diversidad "pero no de la manera de una tolerancia al que es diferente sino del enriquecimiento efectivo que implicaría para cada ser humano acceder a los puntos de vista, a la cultura, a los intereses y perspectivas del otro, algo que hoy pasa poco".
¿Qué aspectos condicionan la posibilidad de mayor inclusión?, fue la pregunta de un periodista.
Terigi entonces citó las condiciones relacionadas con el aspecto material, es decir, "cuestiones vinculadas a infraestructura, la de maestros y profesores titulados en las aulas", entre otras.
"En el caso de la expansión del secundario ocurre que incluimos a adolescentes en las escuelas pero no hay profesores en cantidad y formación suficiente para que se aprenda lo que se tiene que aprender", advirtió.
La especialista hizo énfasis en "las condiciones pedagógicas, las formas de enseñar, de diversificar el currículum, formas de plantear recorridos que no tengan que ver siempre con el mismo recorrido para todos; son cambios muy importantes que requieren inversión en formación y capacitación de maestros y estar atentos a la exploración de posibilidades didácticas".

La idea de la escuela

"La escuela maneja un concepto de aprendizaje por el cual todos tenemos que estar aprendiendo las mismas cosas más o menos al mismo tiempo y aunque en la vida se vive a ritmo diferente de aprendizaje y que de una misma experiencia personas diferentes aprenden cosas diferentes, la escuela sigue trabajando con la idea de que todos van a aprender lo mismo", manifestó.
- Ruth Harf, al disertar en este Congreso, dijo que lo primordial para la inclusión era el convencimiento del docente sobre la importancia de trabajar para eso, la cuestión ideológica. ¿Estamos cerca o lejos de alcanzarlo?
- Nuestro país es muy diverso en este sentido. Se fue imponiendo un discurso que tiende a hablar de inclusión, no sé si todos los maestros que repiten el discurso lo creen fervientemente, hay docentes que piensan que no todos los chicos pueden estar en la escuela, que no todos los chicos pueden aprender las mismas cosas. Aunque se ve un movimiento en favor del reconocimiento de los derechos de los chicos, falta mucho por hacer. Además, en un sistema educativo nacional con 850 mil docentes, no se puede pensar que todos piensen igual, hay que trabajar sobre la base de que algunos estarán convencidos y otros convencidos de cosas diferentes.
Creo que hay que apostar a que las condiciones de trabajo marquen lo imperioso de la inclusión de los chicos, que no es simplemente tenerlos en la escuela, es generar oportunidades, es el seguimiento específico en la trayectoria de cada uno.
- ¿Cuáles son los rasgos actuales en este camino a la inclusión?
- Tenemos déficit importantes. En el Nivel Inicial hay chicos de 5 que no van a la sala de 5; hay algún faltante en el primario y tenemos el gravísimo problema del secundario, donde no hay ofertas de vacantes, donde muchos abandonan, repiten muchas veces. La inclusión no depende solamente de que estén en la escuela sino que estén aprendiendo y aprendiendo de tal manera que después en el Nivel Superior, sentados codo a codo con otro compañero que también tiene el certificado del secundario, no ocurra que uno entienda y el otro no. Sin educación justa la justicia social no es posible, pero la justicia social no depende únicamente de esto.
- ¿Los alumnos son más propensos a incluir que los docentes?
- Es una pregunta que no puedo contestar del todo, ya que aparecen elementos raros. La gente que hace estudios sobre consejos de convivencia, consejos escolares y demás, ha observado que los chicos son mucho más duros que los profesores a la hora de colocar sanciones. Los docentes buscan elementos para paliar las sanciones, en cambio los chicos caen con el rigor de la ley a sus compañeros.Por otro lado, los adolescentes tienden a desnormalizar: la escuela trabaja con una suerte de idea de lo que es la infancia normal, la adolescencia normal, pero ellos están acostumbrados a que la vida es diversa, a que la gente puede tener diferentes intereses, vestirse distinto, escuchar otra música y sin embargo encontrar puntos de encuentro posibles.
Están más preparados en la vida cotidiana para convivir con quienes piensan diferente a ellos.