|
|
|
|
|
|
|
Ayer, los instrumentos exigían horas de trabajo para obtener el resultado de los estudios. Hoy, la tecnología facilita el trabajo del profesional pero no remplaza el criterio del bioquímico |
|
|
|
|
|
Los instrumentos que hoy parecen precarios, fueron los aliados de los bioquímicos de ayer.
Es por eso que Osvaldo Camperchioli decidió preservar la historia en un museo habilitado “para quien quiera venir a verlo” en su laboratorio.
Con entusiasmo, muestra la función de cada equipo. “Aquello (señala el museo) era todo manual. Había cierta aparatología que te permitía comparar colores, por ejemplo, pero era todo muy laborioso. Hoy, en cambio, uno pone la muestra en estos equipos -señala los modernos- y el aparato te hace el trabajo. De todos modos, hay que saber que nada remplaza el criterio de un profesional que debe valorar esos resultados. Ninguna máquina remplaza al hombre”, señaló.
Con sus 70 años y una vitalidad envidiable, nos enseña un instrumento inventado por él, que permitía trabajar con pequeños volúmenes de sangre, algo impensado para la época.
También muestra las viejas estufas para el cultivo de bacterias, hechas de madera.
Otro instrumento que está en el museo es la lámpara de mercurio “que fue la primera lámpara que tuvimos para hacer lo que se llama inmunofluorescencia y, como ve, tiene una carcaza, porque la lámpara de mercurio podía estallar y dañar al que estaba haciendo el análisis”, indicó.
Esa lámpara fue remplazada por un equipo que utiliza la tecnología de una lámpara alógena y ahora, lo más nuevo es con una led.
Tanto ayer como hoy, los equipos deben adquirirse en el exterior, señaló el profesional.
No sólo guarda y expone esos instrumentos, sino que además, para darle un sentido didáctico a las visitas que se hagan en el museo, cuenta con una lámina donde explica los ejes principales por los que gira la salud humana.
Y para cerrar la visita guiada al museo, Camperchioli nos muestra un objeto que no tiene que ver con la bioquímica en sí, pero está relacionado con la historia del Círculo de Bioquímicos de Villa María. Se trata del farol que tenía el frente de la vieja sede de la institución, que como él siempre elogiaba, la comisión decidió regalársela cuando modificaron la edificación.
Un elemento más que hace a la historia y que sirve de homenaje para los pioneros en la profesión.
El porqué del recordatorio
El 15 de junio fue instituido como el Día del Bioquímico en homenaje al natalicio del profesor y farmacéutico Juan Antonio Sánchez (1871-1953), quien fue el que postuló la iniciativa de crear una carrera específica para las necesidades de la comunidad
Es así que el 28 de noviembre de 1919, en la sesión del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires y luego de una extensa exposición que realizó Sánchez, se aprobó el proyecto y se creó en el ámbito de la UBA la carrera de Bioquímica.
Hay que señalar que después de ser inaugurada en ese ámbito, se extendió a otras universidades del país, de Sudamérica y del resto del mundo, pero, según aseguran, es una profesión tan argentina como el tango.
Otras notas de la seccion Suplementos especiales
“Es necesario que los trabajadores sean blanqueados”
Grupo colombiano toma el control de Libertad
Fuerte contrapunto entre la UIA y la CAME por los datos
Córdoba recibió 297,3 millones más que el año pasado
Nueva forma para buscar "laburo"
|