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El rector Martín Gill, flanqueado por Galimberti y Lasa |
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Un repaso fugaz por los grandes momentos de las civilizaciones arrojará un resultado incontrovertible: tanto en la Grecia Clásica como en el Renacimiento italiano, tanto en el Antiguo Egipto como en la Francia Moderna, el desarrollo científico mantuvo un correlato proporcional al auge de las humanidades. O tal vez haya que formular este postulado a la inversa y decir que en esas civilizaciones, los progresos materiales han sido una consecuencia directa del progreso humano; como si la tecnología no pudiera ser concebida más que como una resultante inevitable de una concepción cada vez más luminosa y abarcadora del Hombre y su totalidad.
Sin embargo, quien se digne a repasar los últimos tiempos y en especial los hitos del Siglo XX, recogerá una verdad inversa e incontrastable también: una tecnología creciendo de manera desmesurada por sobre una moral enana; de tal suerte que el Hombre empieza a perder su lugar de privilegio en las cosmogonías occidentales y le deja paso a la vorágine del poder, esa devastación donde el animal humano se volvió el principal depredador de su hermano de especie.
En pleno comienzo del Siglo XXI donde los paradigmas parecieran, felizmente, empezar a cambiar, la también naciente universidad villamariense suma un aporte invalorable: una Maestría en Humanidades y Ciencias aprobada por la Coneau con el fin de restaurar aquellas bodas rotas, aquel maridaje escindido entre la tecnificación posmoderna y la eterna configuración del alma humana.
Dirigido por la doctora Ana Galimberti (responsable de la Secretaría de Investigación de la UNVM), la Maestría contará con un verdadero “dream team” de docentes que dictarán los seminarios correspondientes a sus materias: entre los que se cuentan el doctor Jorge Martínez Barrera (PUC, de Chile); el doctor Rubén Peretó Rivas (UNCuyo, investigador de Conicet); la doctora Margarita Scweizer (UNVM); el doctor Ramón Piezzi (UNCuyo y Conicet); el doctor Carlos Daniel Lasa (UNVM) y el doctor Héctor Jorge Padrón (UNVM y Conicet).
@ Tiempos de “anemia espiritual”
“En los últimos tiempos, mientras el desarrollo científico-tecnológico ha sido notable, las Humanidades han sido bastante relegadas”, comenta la doctora Galimberti. “El caso es que mientras la ciencia avanza y produce nuevos conocimientos, las Humanidades mantienen viva la sabiduría, que es otro tipo de conocimiento, el que permanece como parte fundamental de la constitución del Hombre”.
Respecto al desfasaje existente entre progreso material y calidad moral de los seres humanos, Galimberti señala que “en los últimos años, la civilización no ha tenido en cuenta el avance simétrico entre humanismo y ciencia. Y como se ha visto, la asimetría en esos crecimientos trae aparejados desequilibrios enormes e incalculables no solamente en el planeta, que por suerte está respondiendo por sí solo, sino en el hombre en tanto individuo”.
Respecto al valor académico y comunitario de esta Maestría, su directora destaca que “es un proyecto modesto, un primer espacio de promoción de posgrado que apunta a devolver la fuerte presencia de las Humanidades en la formación de las personas.”
¿La idea es que venga gente de los dos mundos, el científico y el humano?
- “La idea es que vengan gentes de todos los mundos posibles (responde Galimberti riendo). Esta maestría es una invitación a la vida; que es lo que se ha olvidado en la construcción de este mundo. Estamos asistiendo a tiempos de anemia espiritual que hacen que el desarrollo científico y tecnológico se sustente y que el Hombre se vuelva solamente un sujeto”.
Por su parte el doctor Daniel Lasa, decano de la Facultad de Ciencias Humanas y uno de los seminaristas de la maestría, explica por qué las Humanidades dejaron de cultivarse.
“En algunos momentos históricos, el Hombre ha intentado levantar su morada a espaldas del espíritu, cortando toda relación entre razón e inteligencia. Y el acto principal de la inteligencia es la síntesis, es decir, la integración y no la separación de los saberes. Y al perder la visión de la unidad, perdemos al espíritu. Las Humanidades no se cultivan porque ya no se pretende un hombre integrado. Y la ciencia y la técnica libradas a su sola suerte, generan nada más que hombres fragmentados.”
Iván Wielikosielek
-Prensa UNVM-
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