Reniega de la manera de gestionar del actual Gobierno local y se muestra dolido por eso. Resalta que el progresismo es otra cosa, manifestándose muy molesto por el anuncio del intendente Guillermo Cavagnero de construir un estadio techado en el Parque Hipólito Yrigoyen, lo que demandará una inversión cercana a los 65 millones de pesos. “Con ese dinero se podrían construir hasta mil viviendas”, remarca.
Trae a la charla con EL DIARIO una cita de Alberdi: Gobernar es saber asignar prioridades. “Y hoy, eso significa atender a la gente que, en grandes cantidades, está en condiciones de desesperación”, afirma.
Germán Bicego quiere gobernar la ciudad y no tiene descanso en el marco de la campaña electoral rumbo a las elecciones del domingo 3 de julio.
¿Cómo fue su infancia y adolescencia?
- “Nací en Villa Nueva y tuve una infancia de transición entre la ciudad y Ausonia, en casa de mis abuelos maternos. Iba a pasar los veranos allí. Tuve una infancia y adolescencia hermosas, como la vive cualquier chico, en una Villa Nueva por entonces muy distinta, en la que predominaban los baldíos. Con veranos de juntadas hasta altas horas de la noche, compartiendo con amigos, yendo al Parque. Con una familia tradicional, mi mamá ama de casa y mi papá trabajador. Y un hermano más chico, Leandro.”
¿Le interesaba la política?
- “Siempre. Con el retorno de la democracia me interesé mucho. Tenía 12 años, estaba en el último año de la primaria. Las candidaturas de Raúl Alfonsín y de Eduardo Angeloz (en la Nación y en la provincia, respectivamente) me impactaron fuertemente. En la dictadura fui un pibe que no sabía lo que pasaba, luego, el hecho de vivir algo nuevo, me despertaba atención. Siempre me incliné por lo social, por entender los procesos políticos y sociales. En el ‘89 me afilié a la Unión Cívica Radical.”
¿Por qué? ¿Su familia es radical?
- “Por dos motivos, uno es la tradición familiar. El otro fue identificarme con los valores del partido, como la defensa de las libertades individuales, la dignidad de las personas, el afianzamiento de la República. Me cautivaron no sólo Alfonsín y Angeloz sino también los próceres, como Yrigoyen, Sabattini e Illia.”
¿Fue un buen alumno?
- “Sí, muy bueno (sonríe). Siempre interesado por la literatura, por las ciencias sociales. Muy esforzado en las ciencias exactas, me costaban y estudiaba mucho por eso (vuelve a reírse). Siempre formé parte de grupos excelentes, donde primaba el compañerismo y el rendimiento académico. Recuerdo que en el ‘86, cuando íbamos a segundo año, nos dieron un cuadro de honor a todo el curso como reconocimiento a un curso brillante del ex Nacional.”
¿Participaba en centros de estudiantes?
- “No; recién estaban empezando a surgir los centros. Sí estuvimos colaborando con una revista, blanco y negro, que se llamaba ‘El loro afónico’.”
Luego de la secundaria ingresó al profesorado
- “No. En 1989 terminé (en el Nacional; a la primaria la cursó en el José Bianco, ambos de Villa María) y me fui a Córdoba a estudiar abogacía. Viví el primer año allá y regresé a la ciudad, estudié otro año más pero finalmente dejé.”
¿Por qué?
- “Me di cuenta que no era lo mío. Me había ido bien, con notas de 8 a 10 en primer año, pero luego al estudiar Derecho Penal y Derecho Civil comprendí que no me cerraba. Empecé el Profesorado de Historia y Geografía en ese segundo año de abogacía hasta que dejé (esta última). Lo cursé en el Rivadavia, que se cerró y entonces pasamos todos al Gabriela Mistral. En 1995 me recibí y ahí mismo comencé a trabajar en el Pío Ceballos y el Instituto La Santísima Trinidad. En el ‘96 empecé en el San Antonio. En el ‘98 me fui a vivir a Córdoba y allí permanecí hasta 2004, dando clases en cuatro colegios, mientras que lunes y martes estaba en Villa María dando clases en el San Antonio.”
“Córdoba me permitió conocer otras realidades, porque las cuatro escuelas eran muy distintas, vi un universo de lo más amplio, que me posibilitó conocer lo heterogéneo de la educación y las diferencias de posibilidades para una y otra persona. Es un verso lo de la igualdad de posibilidades, al menos en educación.”
¿Cuál es su desafío al estar frente a adolescentes todos los días?
- “Es el de que mi alumno pueda pensar por sí mismo, críticamente. Que pueda por sí solo procesar la historia y crear su propia opinión, que se anime a explorar las verdades, todas las posibilidades. Y que fundamente lo que exprese. Explotar al máximo la racionalidad. El aprender a vernos como iguales y aceptarnos como somos, el aprender a vivir en la diversidad.”
¿No teme que la política lo aleje de la juventud, que le haga perder credibilidad frente al aula?
- “A la política la veo como una proyección de la docencia. Y siempre fui muy respetuoso en las clases, siempre aclaro desde dónde hablo, desde qué posición ideológica, y el alumno puede y debe tener su propia mirada.”
“Quiero mostrar que se puede hacer política de una manera distinta, honestamente.”
¿Cómo ven los jóvenes a los dirigentes políticos?
- “Para ellos, la política es una mala palabra. Hay muchísima desconfianza. Y es un error grave que se vea así, porque es la actividad que nos permite transformar una sociedad, es interesarse por los asuntos de donde uno vive. Desterremos la palabra apolítica y la idea de que es mala. Lo que hay que cambiar es la conducta de los dirigentes. Y todos, cada uno desde su lugar, hace política. Tenemos que ver qué pasó para que lo que antes era sinónimo de altruismo, honorabilidad, hoy no lo sea. Se impone un mea culpa. La crisis es de valores y conducta.”
El kirchnerismo sostiene que logró que la juventud volviera a participar. ¿Lo ve así?
- “Los chicos mayores de 18 años hablan más de política (hablemos de jóvenes, no de adolescentes) Han redescubierto la ideología. Lo que no veo es el compromiso desde la acción. Se está sólo en el hablar, el debatir. Percibo eso. Pero sin dudas hablan más.”
¿Por qué?
- “(Piensa) Creo que durante los ‘90 y hasta 2003, se había banalizado mucho. Hay dos etapas. Del ‘83 al ‘89 había una participación activa, más que hoy; tenía que ver con el recupero de libertades, la dignidad, la Constitución. Luego se banalizó y apareció la década de la “fantasiosa prosperidad”. Cuando estalló todo y nos dimos cuenta que era un sueño, vino la decepción y el que se vayan todos. Sin dudas el kirchnerismo redescubre cosas, pone en el tapete el tema de los derechos humanos, que era una etapa no cerrada. Ayudó a este despertar en los jóvenes un corrimiento a nivel mundial de una posición de conservadora a progresista, apareciendo líderes en el mundo con un discurso de rebelión, lo que atrae a los jóvenes, rebeldes por naturaleza. Falta el tiempo de empezar a pelear para que todos puedan vivir esos derechos humanos: la lucha contra la pobreza y contra la intolerancia. Son los dos grandes desafíos, entender que se vive en un mundo heterogéneo.”
¿Cómo ve a los adolescentes de hoy?
- “Temerosos de sus futuros. La duda, que crece en ellos, de la posibilidad de concretar sus sueños. Su mirada a largo plazo cada vez se acorta más. Ha entendido que este mundo ya no da certeza como antes, donde se planificaba todo. También observo una gran capacidad para adaptarse a los cambios, que creo que es el antídoto para combatir esta inestabilidad.”
¿Qué piensa de la idea de despenalizar la tenencia de marihuana para consumo personal y el aborto?
- “Estoy totalmente en contra del aborto; creo sí en la planificación familiar, la paternidad y maternidad responsable. En cuanto a la droga, sostengo que hace daño. Todo lo que genere adicción va en contra de la posibilidad de actuar con libertad. Hay que luchar sin cuartel contra la droga; nosotros desde un municipio concientizando, trabajando en red con las instituciones. Hay que trabajar muchísimo el sentimiento de las personas, hoy muchos están solos y a veces así aparece la mano de estas falsas compañeras que son las drogas. Soy enemigo de la despenalización pero hay que entender que quien cayó en esto no es un delincuente. Eso es central.”
¿Cuál es su posición respecto al matrimonio igualitario?
- “Soy defensor de la vida en familia pero acepto que las familias han cambiado. Soy defensor de las libertades individuales. Es un cambio cultural muy grande. Cuando se discutía se hablaba de un cataclismo y vemos que nada de eso ocurrió, no pasó nada malo. En Villa Nueva tenemos a dos mamás que luchan por su hija y eso me conmueve. No creo tanto en las cáscaras sino en la esencia y la esencia de la familia es el amor.”
¿Por qué quiere ser intendente?
- “Quiero luchar para que todos tengan las mismas oportunidades. Hoy hay una ciudad fragmentada, perdiendo esa condición de pueblo en la que el otro tenía tanta importancia como yo. Felicito el progreso, pero no cambio una cuadra de pavimento por el hambre de un pibe.”
(Por falta de espacio, en la edición de mañana Los ejes de su propuesta).
Diego Bengoa