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Un Alumni entonado y con un Herrera imparable, ganó en Deportivo Roca claramente y su permanencia está casi asegurada |
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Escribe: Juan Manuel Gorno
(enviado especial)
Alumni demostró en Río Negro que realmente es un equipo de Argentino A. No se quedó varado en viejos problemas, pasó sobresaltos con personalidad y sacó a relucir sus mejores elementos para terminar goleando 3 a 0 a Deportivo Roca. Un resultado categórico, casi imposible de revertir en la serie de la Promoción o Reválida.
Las ganas de jugar otra vez y sepultar fantasmas en la cancha se decretaron más que nunca en el segundo tiempo, cuando el equipo villamariense logró la notable diferencia, merced a dos definiciones del señor gol, Carlos Herrera, y otro grito de Luciano De Bruno, que borraron de plano las buenas intenciones de un rival entusiasta, como Deportivo Roca.
Más allá de todo, para marcar la distancia entre unos y otros, Alumni primero debió superar sus propios inconvenientes por la falta de fútbol y cierta sorpresa que pareció llevarse al inicio, cuando el “Depo” quiso llevarlo por delante sumando gente al ataque.
Dentro de un campo de juego malo, en el cual se hizo difícil encontrar precisión, el equipo patagónico fue más incisivo desde el buen manejo de sus volantes y la constante búsqueda al grandote delantero Oscar Wunderlich. No obstante, los intentos fueron en vano porque ninguno finalizó bien los avances.
Prolijo para tejer las acciones, pero nervioso para definirlas. Así fue Deportivo Roca en el primer tiempo, contabilizando las oportunidades que se perdieron Fernando Fernández, tres veces, Alejandro Luna y Leandro Puig.
Mientras, Alumni trató de organizar lo que mejor terminó haciendo: el contragolpe. Con Sergio Zanabria delante de los tres defensores y los volantes laterales obligados a cerrar casi hasta el área propia, el equipo dirigido por Víctor Riggio quiso cortar los circuitos del rival, pero no tuvo equilibrio. Dejó ciertos huecos y grietas que preocuparon.
Diferente era la historia en ataque, donde estaba todo más claro porque Carlos Herrera jugó abierto por la derecha, Diego Manicero se tiró por la izquierda y Leonardo Abálsamo pivoteó por el centro, ayudados todos por las subidas de Juan Aimar, más Román Strada (que corrió bastante) y Renato Riggio.
Así también se dieron ocasiones de gol que no se certificaron porque Luna le sacó a “Falucho” un gol casi hecho, sobre la línea, como así también lo hizo el arquero Darío Sand. Y porque Aimar, tras una definición con clase, la tiró apenas por encima del travesaño.
De todos modos, Alumni estaba puesto para lastimar por esa vía. Esperó paciente y comenzó a lograr su cometido en el segundo tiempo, etapa en la que Deportivo Roca soltó más a sus defensores laterales como para mostrarse más agresivo.
Un rechazo largo ante una defensa mal parada fue obsequio suficiente para Herrera, quien a los 7 minutos encaró sólo por el medio y la colocó con calidad, de emboquillada sobre un Sand desolado.
Ese gol, muy festejado por los casi 40 hinchas de Alumni que viajaron desde Villa María, fue un bálsamo y, al mismo tiempo, una inyección de ánimo para el equipo de Riggio, que empezó a dar más batalla para recuperar la pelota y luego fue más sólido en defensa.
El ingreso de Leonardo López para colaborar en esa materia y la reposición de Manicero (tirado de enganche y por el medio, para encabezar los contragolpes), le dieron al equipo una mejor versión.
A los 15 minutos, el ex Lanús, precisamente, se llevó la pelota con velocidad y se la entregó a Strada, quien la cambió de palo para el segundo ingreso goleador de Herrera.
De ahí en más, Roca fue puro orgullo herido y nada más. Fue al frente porque la necesidad se lo requería y no pudo levantar más a su público, que reaccionó únicamente cuando el segundo asistente levantó el banderín para indicar una posición adelantada, luego que el árbitro Mauro Gianinni había cobrado penal.
El intento de agresión al propio asistente mantuvo el partido detenido algunos minutos. Sin embargo, la reanudación no cambió el panorama. Alumni no sufrió porque Scalzo reaccionó muy bien en un mano a mano y, sobre el final, Luciano De Bruno marcó un gol muy importante para él, después de otra contra que organizó Manicero.
Así, ese puñado de simpatizantes fortineros (detrás del arco donde se dieron todos los goles) saboreó un viaje especial. La vuelta a casa era más tranquila. Y la ilusión para conservar la categoría ya se transforma casi en una realidad, aunque la historia continúe el jueves a las 21, en Plaza Ocampo.
La figura
Carlos Herrera volvió a ser el delantero “pesadilla para los rivales”. Llevó peligro constante y marcó dos goles importantes. También se destacó Diego Manicero, quien estuvo rápido y “enchufado” en todo momento.
El árbitro
Mauro Gianinni no tuvo inconvenientes para llevar el control del partido. Sólo tuvo un grosero error cuando cobró penal a favor de Roca y debió anularlo después porque jugadores y cuerpo técnico de Alumni debieron avisarle que el asistente tenía la bandera levantada.
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