Las avenidas Sabattini y Mitre (una continuación de la otra), en Villa María, son un vergel de reliquias arquitectónicas. Linderas de las vías, despliegan a lo largo y ancho de sus cinco cuadras de extensión, una serie de construcciones históricas que las colman de prestigio y honor: la Casona Pereira y Domínguez (hoy sede del Concejo Deliberante), el ex Cine Alhambra (hoy sala del Bingo), la Capilla del Colegio San Antonio, el Chalé Matías Sugasti y la Casa de Antonio Sobral (hoy perteneciente a la Universidad Nacional y en estado de abandono), son algunas de ellas.
Sin la fama ni las luces de esas vecinas, otra obra de fuste se pasa los años en el anonimato. Hasta hoy. Es el edificio de la Administración de Ferrocarriles, llamada vulgarmente por los vecinos de antaño “La casa del jefe de estación”. Villa María apenas le reconoce la existencia, pero ahí está, resistiendo. Solo. Olvidado. Se merecía una visita.
La dirección exacta es avenida Gobernador Sabattini 142, entre las calles Buenos Aires y Santa Fe, justo enfrente de la mencionada Capilla del Colegio San Antonio, cuyos frescos están siendo restaurados precisamente por estos días.
El edificio ferroviario fue levantado en 1915, cuando la ciudad se desperezaba y comenzaba a andar.
Eran épocas de exploración. Villa María estaba conformada por un inmenso descampado regado con algunas viviendas. Por aquel entonces, el ferrocarril funcionaba regularmente en el país, y los ramales se iban expandiendo por todo el territorio nacional.
La actual capital del Departamento General San Martín ya contaba con su propia estación de trenes. Le faltaba una sede para administrar ese mundo nuevo que venía sobre rieles.
El estilo de los creadores del sistema ferroviario
Así es que nace la obra. De eminente estilo inglés (tal el origen de los creadores del sistema ferroviario en tierras gauchas), su ejecución se centró en referencias explícitas: dos plantas, grandes muros de ladrillo visto, amplia galería frontal, techo a dos aguas. Las aberturas son de madera, y hoy se ven derruidas y de ánimo taciturno. El techado, de chapa y herrumbre. La fachada en general está afligida y, paradójicamente, seduce.
Las manos de pintura, eso sí, le vinieron bien. El terracota de los muros combina con el blanco de la planta superior, el azul de marcos, rejas y puertas, y el amarillo de las paredes de ingreso.
Desde 2007, el inmueble sirve como asiento a la Dirección de Defensa Civil de la Municipalidad, que anteriormente funcionaba en el mismo Palacio Municipal.
Unos 20 voluntarios recorren regularmente las instalaciones, preparados ante cualquier emergencia que pueda surgir.
Además, en el segundo piso funciona el Radio Club Villa María.
El tenue movimiento ha inyectado un poco de vigor a la debilitada estructura, que ahora comienza a ver, lentamente, algunas reparaciones. En todo caso, valdría la pena atenderla un poco más, mimarla y, en tanto patrimonio histórico, recuperarla definitivamente.
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