Hay globos en las paredes y niños que corren, quizás ajenos al dolor que envuelve al cumpleaños. Rubén, un changarín de 23 años que trabaja en el Mercado de Abasto, trata de darle sonrisas a sus sobrinos, hijos de su “amada” hermana, quien más que hermana fue su mamá, a pesar de haber sido menor que él.
Es el cumpleaños del pequeño Matías Alejandro e impensadamente ella (hermana de Rubén y mamá del niño) no está: una violenta pelea en confusas circunstancias terminó con su vida a los 22 años, el 26 de abril pasado.
El joven sale a la vereda de su casa cuando sus familiares le avisan que está EL DIARIO. Sin conocer que era un día especial para ellos, llegamos a la vivienda de calle Nicolás Sarno 236, de barrio San Nicolás de Villa María, para conocer el estado actual del expediente judicial, que tiene al adolescente B.C. en un instituto de menores de la capital cordobesa, acusado de darle muerte a Rosana.
Rubén es tajante cuando habla: dice que más allá de los dichos de la familia de B.C. “y de lo que puedan decir otras personas”, él sabe qué es lo que pasó aquella noche de abril en que murió su hermana, y que no callará la verdad. “Voy hasta las últimas, porque con ella se me fue mi hermana, mi madre, mi todo. Nos quedamos muy solos. Si B.C. queda libre, me voy a Tribunales en marcha de silencio, hago protestas, no paro...”, expresó.
“Se lo dije al fiscal (Gustavo Atienza) y se molestó, pero es la verdad: si quedan libres, voy a movilizarme con todo”, afirmó.
Según sus dichos, él, la víctima y Leandro Heredia (5, el otro hijo de Rosana) cenaban pizzas en la vereda, al lado de la casilla de gas, aquel 26 de abril. Matías, el niño que ayer cumplió 2 años, estaba con fiebre, en el interior de la casa. En la vivienda contigua, “ellos acomodaban la antena a los gritos, por lo que mi hermana les pedía que bajaran la voz porque mi sobrino no estaba bien”.
En eso, “tiraron desde el techo una tenaza” y se armó la discusión.
Rubén asegura que no pudieron defenderse, que fueron hacia ellos, que él se escudó con un palo de piso y que no pudo salvar a su hermana de una puñalada que resultó fatal.
Por el increíble suceso, la Justicia detuvo al adolescente B.C., quien está alojado en un instituto, y también al tío y al padre del joven acusado.
En junio, la jueza de Control de los Tribunales de Villa María, Edith Lezama de Pereyra, sobreseyó parcialmente a éstos, los hermanos Claudio Daniel y Luis Alberto Cáceres con respecto al hecho de “homicidio en riña”, tal como Atienza caratuló el cuadro.
Claudio Cáceres, alias “Negro Ton”, de 36 años, y su hermano Luis, apodado “Tete”, de 41, padre y tío, respectivamente, del presunto homicida (el menor B.C.) deberán responder en juicio oral y público por el delito de “amenazas calificadas”, proferidas en el mismo hecho contra la víctima y su hermano, previo al trágico desenlace. “Tete” está actualmente preso, aparentemente por otro hecho.
Rubén quiere que ellos también estén en la cárcel porque, asegura, instigaron el crimen. También apunta hacia su vecina (pariente de B.C. y de los hombres imputados por amenazas, quienes se encontraban en esa vivienda contigua esa noche) “porque ella le dio el cuchillo a B.”.
“El fiscal me dijo que la iba a llamar a declarar cuando tuviera el hijo, porque estaba embarazada, sin embargo ya nació el bebé y nada pasó”, aseveró.
El entrevistado confesó que lleva una vida triste y de lucha, con su sobrino de 5 años “yendo al psicólogo, porque vio todo lo que pasó y eso lo arruinó totalmente”.
“No va más a la escuela, vive triste, llama mucho a la madre, pide por ella. Nuestra familia se arruinó”, dijo conmovido.

“Por las amenazas, tenemos que dormir con un ojo abierto”

Rubén Heredia le aseguró ayer a EL DIARIO que “Ton” Cáceres, quien fue sobreseído por el “homicidio en riña” -tal cual fue caratulado el caso en la Justicia de Villa María- fue quien “empezó la pelea y ahora anda libre, amenazándonos, diciendo que nos van a prender fuego la casa, que no nos descuidemos”.
“Ellos quieren hacer pasar por loco a B., quieren que salga del instituto de menores y yo no lo permitiré”, expresó.
“Nos amenazaron conque nos iban a matar a todos, que iban a prender fuego a nuestra casa con todos nosotros adentro”, declaró.
“El fiscal nos dice que necesitamos pruebas, pero muchos testigos no se animan a hablar, y eso juega a favor de ellos. Todos les tienen miedo porque son una familia brava, pesada”, manifestó el joven.
Cuando se le preguntó si temía, afirmó que no. “Yo salgo tranquilo a la calle, ya perdí a mi hermana, que era mi todo. Por ahí saben pararse en la esquina, nos amenazan, nos muestran un revólver. La Policía sabe y no hace nada”, reveló.
“Quiero que B. esté toda la vida encerrado. No puede ser que es como si hubiese muerto un perro”, se lamentó.
“Yo le dije al fiscal: hacé justicia”, contó Rubén a este cronista.
Cuando se le comentó que la versión de la familia Cáceres es diferente a la que él cuenta, Heredia sostuvo que “es mentira lo que ellos dicen, ellos vinieron a casa esa noche con la intención de matar”.
“Tenemos que dormir con un ojo abierto porque nos amenazan”, denunció públicamente el joven.