La hija de Mariela Bessonart y Rodolfo Delpino confesó ayer a EL DIARIO que quiere que la causa judicial abierta por la desaparición de su madre llegue a juicio oral y público, para despejar las dudas sobre su padre, quien permanece imputado por la Justicia.
Luego de mucho tiempo sin hablar, y de manera amable, Gisela Delpino aceptó dialogar con este matutino cuando fue consultada en la tarde de la víspera, y renovó las críticas hacia el fiscal Gustavo Atienza.
El titular de la Fiscalía de Instrucción del Segundo Turno de la Cuarta Circunscripción Judicial con asiento en Villa María es el instructor del enigmático caso. Mariela desapareció en la mañana del miércoles 28 de setiembre de 2005.
De acuerdo a los datos que reunió la investigación, y que aparecen en un frondoso expediente, la mujer se retiró de su departamento de calle Mendoza al 1500 -el que compartía con su única hija mujer, Gisela- para dejar su vehículo en un taller. Tras concurrir al mecánico, se habría subido a la camioneta de su ex marido y padre de sus tres hijos (los otros dos son Marcos y Franco) y nunca más se supo qué ocurrió.
Según “Rody” (así lo llaman a Delpino, un productor agropecuario que fue el gran amor de la bella mujer desaparecida) la dejó a metros de la sucursal céntrica del Banco de la Nación Argentina. La investigación llevada adelante por Atienza confirmó que Bessonart nunca ingresó a la entidad crediticia para hacer los trámites que tenía que realizar.
La noticia de la desaparición recién se hizo pública cuatro días después, cuando este diario la puso en su portada. Se sucedieron rastrillajes, allanamientos e inspecciones sin resultado favorable.
En agosto de 2006, cuando se estaba por cumplir un año de la misteriosa ausencia, Atienza imputó a Delpino como presunto autor del delito de “sustracción y ocultamiento de personas con fines coactivos”, lo que lo llevó a estar más de un año preso. El funcionario también acusó a dos policías de las sierras cordobesas por encubrimiento, pero fueron sobreseídos.
Lo curioso del caso es que Atienza ordenó la aprehensión del productor agropecuario impulsado por los dichos de un testigo encubierto, que luego se comprobó que mintió ante la Justicia.
Tras diversas apelaciones de la Defensa de “Rody”, la imputación varió a “privación ilegítima de la libertad”. Precisamente, ese cambio de calificación legal le posibilitó más tarde la libertad, porque se entendió que el tiempo que llevaba en prisión equivalía al que le correspondería en caso de ser hallado culpable, por el mínimo de la pena de ese delito.
En 2010, el abultado expediente fue elevado a juicio y navega por la Justicia provincial ante la oposición de los abogados defensores.

“No tienen nada”

Para Gisela Delpino, la Justicia “no tiene nada” en el expediente y “por eso da vueltas con el caso sin que llegue a juicio”.
“Ojalá algún día lleguemos a esa instancia porque ahí se sabrá que mi papá no tiene nada que ver”, expresó la heredera menor del matrimonio.
“Yo estoy segura que mi papá no tiene absolutamente nada que ver, y que llegado el momento quedará libre de cargo”, añadió.
Consultada sobre qué piensa que ocurrió con su mamá, a poco de cumplirse seis años de su desaparición, la joven confió a este matutino que “está viva”.
“Yo sigo creyendo” que mi madre “está viva, tranquila y que en algún momento va a aparecer”, declaró.
“Tengo mi tranquilidad y le rezo todas las noches”, confesó intimista. “Mi justicia es rezarle cada noche”, dijo.
Más tarde, la chica pareció quebrarse emocionalmente cuando contó que ve sufrir a su abuela materna por la falta de noticias. “Yo me pregunto, qué respuestas podemos darle a mi abuela, que sufre... a veces está mal, hay días que está bien, otros mal... pregunta dónde está la hija. Nosotros seguimos adelante, yo le rezo”, manifestó.

Críticas

Gisela fue dura con el fiscal del caso. “Por ahora todo sigue igual, como siempre, no sabemos más nada. Directamente, no le vimos más la cara a Atienza”, reveló.
“Es lamentable la Justicia de hoy en día de este país. Al paso que vamos no se sabrá nada. Atienza hizo poco y nada”, destacó.
La entrevistada, quien fue abordada telefónicamente, se mostró molesta por el tiempo en que estuvo en la cárcel su progenitor, para ella de manera injusta. “Pasó un año y medio preso sin respuestas, y nosotros quedamos solos. Quién nos devuelve eso, ¿quién? Es muy triste”, señaló, en ese momento con la voz entrecortada.
Gisela nació en abril de 1989 y es la hija menor de la mujer desaparecida y el productor agropecuario.