El sábado por la noche se llevó a cabo el evento milonguero denominado “Villa María Tango” en el club Rivadavia.
Con una ambientación y una puesta de mesas en semicírculo que simulaban las reuniones del arrabal, se desarrolló la velada organizada por Showbiz y la milonga local Sueños de Tango junto al aporte del Instituto de Extensión de la UNVM.
Aunque el público era un tanto reducido, en comparación con las dimensiones del salón, la propuesta no escatimó en la calidad del espectáculo que contaba de antemano con figuras de renombre nacional y mundial.
s Primeras figuras

En primer lugar hizo su entrada el joven cantor de Cruz Alta, Pablo Funes, quien cautivó a la audiencia con clásicos como “Remembranzas” y “Nostalgias” y contemporáneos como “Café la humedad” y “Garganta con arena” de Cacho Castaña. Recién llegado de Perú, consagrado en el Festival Nacional de Tango en La Falda y participante en varias ocasiones del programa “Argentinísima” de Julio Mahárbiz alumbró el camino del “dos por cuatro” que continuaría más adelante con el grupo local A Puro Tango.
El conjunto típico villamariense, conducido por Renato Sansinanea, pronto a cumplir 18 años de trayectoria, brindó su primera intervención musical alrededor de la medianoche con una recorrida por parte de sus tres discos editados. En un primer pasaje instrumental ejecutó “9 de Julio” y “Nocturna”, para luego presentar a Roberto Sorial (el cantante Luciano Soria) con “Esta noche me emborracho” y “De igual a igual”. Julio Martín, el segundo cantor del grupo, regaló “Hasta siempre amor” y “Adiós Chantecler” de Enrique Cadícamo. Los instrumentales “Fuegos artificiales” de Roberto Firpo y la inoxidable “Desde el alma” de Rosita Melo, abonaron terreno para la anhelada presentación, minutos después, del campeón mundial de Tango Escenario Diego Ortega y su pareja Anabela Silveyra, finalista internacional y ganadora del certamen en “30 segundos de fama” en ShowMatch.
La conductora Carina Bonoris destacó el nivel de la dupla que fuera ovacionada por una audiencia de pie, entre quienes no sólo se encontraban aficionados al “dos por cuatro” sino también profesores de academias locales.
Todavía restaba la actuación de la pareja de subcampeones mundiales el cordobés Cristian Correa y Manuela Rossi. Por lo pronto, entre número y número, las parejas formadas “ad hoc” recorrían la pista con pasos y cortes, a fin de despuntar el vicio.