Esta entrega se ocupa de un grupo muy particular, que rompió los moldes del pop tradicional para ocupar nuevos espacios y para consolidar aún más la tendencia ya existente a principios de los ‘70, los conocidos sonidos de la música beat. "Somos uno de los pocos grupos del mundo que puede permitirse el lujo de hacer exactamente la música que le gusta", dijo uno de sus integrantes, Benny Anderson.
Mientras tanto, la prensa especializada en cuestiones musicales, rotulaba al cuarteto sueco ABBA, como Los Beatles de los setenta. Estudiosos metódicos de las listas de éxitos anglosajonas, señalaron por aquellos años, que los nórdicos habían dado con una fórmula inusual para expresar musicalmente un estilo muy poco convencional, nunca escuchado anteriormente.
Se dijo que fueron hacedores de un pop con un inequívoco rótulo de calidad y semblanza de cálidas voces. Las cifras de placas vendidas a lo largo de toda la carrera profesional de las dos parejas cantautoras, revelan una idea del impacto certero y millonario que movilizó al circuito de la música alrededor de todo el mundo. Se estima que, en cada hogar sueco, existe al menos, una placa de los cuatro famosos paisanos. Una casa de cada tres, lo tiene en Australia y una de cada diez, lo atesora en el Reino Unido.
El primer "grandes éxitos" de ABBA, vendió un millón de copias en Estados Unidos y tres millones en la Gran Bretaña, donde permaneció tres años en las listas de los preferidos y más escuchados a través de las diferentes emisoras de radio. En 1976, se produjo un hecho categórico, que revela el rotundo éxito de mercado de los músicos, cuando el sello grabador "Arrival" receptó más de cinco millones de pedidos, previos al lanzamiento de la placa larga duración. Los LP que siguieron tuvieron una aceptación muy amplia, incluso superando los pronósticos de los más avezados críticos musicales. La obra titulada "The album" vendió dos millones entre Estados Unidos y Gran Bretaña y duplicó en Canadá. Otro vinilo de muy buena acogida por parte del público, fue el conocido como "Super trouper", batiendo récords con una asombrosa venta de cien mil copias en un solo día en el Reino Unido.
Los grupos ligeros suponen ser una alternativa intrascendente y libre de problemáticas intelectuales. Pero, las apariencias engañan en muchas ocasiones, y en consecuencia, la canción más sencilla y popular, adquiere si se la escucha detenidamente, dimensiones insospechadas. En el caso del cuarteto de Suecia, los ABBA, elaboradas composiciones armónicas, arropamientos instrumentales muy poco usuales y avanzadas técnicas de grabación, lograron que un producto comercial alcanzase una imprevista e insospechada repercusión. Los ABBA se convirtieron en una de las más sustentables fuentes de divisas para Suecia, la tierra en donde nacieron.

El Cine Premier y La Máquina de Hacer Pájaros

En la semblanza villamariense de esta columna, me remito a los recuerdos del popular Carlitos Cravarezza, reconocido y pionero empresario cinematográfico de nuestro medio, cuando señaló oportunamente que el cine fue una de las instituciones que cobrara relevancia en la vida social de nuestra querida Villa.
Durante 1978 se transmitió a través de dos semanas, el Mundial de Fútbol disputado en nuestro país, en sistema videocasete color en el recordado Cine Premier, época coincidente con la etapa en que la calle San Martín entre el 0 y el 100, se había transformado en peatonal. También, según la impronta memoriosa de Cravarezza, esa sala fue testigo de la presentación de Charly García con La Máquina de Hacer Pájaros. Banda testigo de los primeros pasos del rock nacional y la primera en presentarse en nuestra ciudad.

Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO