Todo empezó cuando un ex alumno de la Escuela San Martín, habló con su antigua maestra, hoy integrante de la comisión Directiva del CAS, en la fiesta del reencuentro de esa comunidad educativa.
La "señorita", le dijo que no dejaba de pensar en las necesidades de los que menos tienen, especialmente, ante las frías jornadas de invierno.
El alumno en cuestión es Darío Ranco, funcionario del área de Acción Social de la provincia, quien no dudó en gestionar 120 frazadas para entregarlas a la institución.
Así fue que ayer, el CAS convocó a tres comedores que dan la merienda a diario a chicos de distintos barrios de la ciudad y les entregó las frazadas para que las distribuyeran entre los suyos.
Se trata del Buen Samaritano, los Soldaditos de Jesús y Niños Felices, quienes podrán hacer el aporte a las familias que diariamente envían a sus chicos a tomar la merienda y a almorzar los días sábado, cuando no tienen la comida principal en la escuela.
Estela Fernández, del Buen Samaritano, ubicado en el barrio Carlos Pellegrini, agradeció la donación. Dijo a EL DIARIO que concurren al hogar entre 90 y 100 niños por día. "Además, los sábados los llevamos a participar de una celebración en la iglesia Evangélica de la calle General Paz para participar de una hora feliz, que es una especie de Catecismo. Y también preparamos el almuerzo, dado que ese día no comen en la escuela", destacó.
Pero el grupo no sólo ayuda a los menores del barrio, sino que se ocupa de otras necesidades, como las de los abuelos del Hogar de Ancianos.
"Hicimos recientemente una colecta de medias, gorros y bufandas que llevamos a los abuelos, porque el invierno es muy duro para el que no tiene recursos", indicó.
Remarcó que con las bajas temperaturas, aumentan los pedidos de ropa y zapatillas "porque la gente necesita más para estar protegida del frío".

La misión del CAS

Además de tratar de paliar las necesidades de los que menos tienen, uno de los principales objetivos del Club Argentino de Servicios es colaborar con las escuelas de frontera.
Por esa razón, hace un par de años atrás, firmaron un convenio con las dos universidades de la ciudad, por el cual los chicos egresados de esas instituciones educativas, tienen acceso a una beca completa.
"Tanto la Universidad Nacional como la Tecnológica, nos ayudan muchísimo para lograr el objetivo. Hoy tenemos tres chicos estudiando y cuando pienso que una de las jóvenes que vino de la escuela de Abra Pampa, va a terminar su carrera el año que viene, siento una emoción enorme", dijo Aldo Invernizzi, presidente del CAS.
Estudian por ese sistema jóvenes de Catamarca, Jujuy y Misiones.
La beca incluye la estadía, los alimentos, dinero en efectivo para las necesidades básicas y los pasajes, dos veces al año, para que puedan visitar a sus familias, además del material didáctico.
"Estamos muy agradecidos de la gente de la universidad que no sólo cumplen el convenio, sino que además, ponen mucho cariño, con profesores que se dedican especialmente a darle los conocimientos a los chicos que por ahí, no tienen la misma base de egresados de otras escuelas más grandes o con más recursos", agregó Invernizzi.
Esperan para el año próximo contar con dos becarios más, que tendrán la posibilidad de hacer su carrera universitaria en Villa María.
"Son muchas las necesidades, pero procuramos ir haciendo de a poco, colaborando con los comedores y tratando de sostener con nuestro apoyo a los que menos tienen de la comunidad", indicó Olga de Juriol, integrante de la comisión del CAS.
Ella recuerda con emoción, los rostros de los alumnos de las escuelas de frontera, cuando los traen a conocer Villa María. "Imaginate verlos entrar al Anfiteatro, ver los artistas del Festival, realmente, es muy gratificante mirar sus ojitos cuando van viendo un mundo desconocido para ellos", remató Juriol.