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El fiscal Félix Martínez elevó la causa a juicio. El abogado Luis Caronni representa a las víctimas. El letrado Eduardo Rodríguez (h) se opuso |
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Poco antes que comenzara la Feria Judicial de Invierno el Fiscal de Instrucción del Primer Turno de los Tribunales villamarienses, Félix Alejandro Martínez, elevó a juicio la causa por el sonado “robo del siglo”, del que fueron víctimas las hermanas Silvia Mercedes y María Laura Racaro y por la que permanecen privadas de la libertad por supuestos autores de “robo calificado por escalamiento", tres personas.
Las hermanas Racaro son patrocinadas por el letrado Luis Caronni, en su carácter de querellante particular.
Los imputados son Carlos Emanuel Amici, de 28 años, Carlos Alberto Rodríguez, de 33 años, quienes se encuentran alojados en el Establecimiento Penitenciario Número 5 de esta ciudad; Javier Rolando Silva, 33 años, quien se encuentra detenido en el Establecimiento Penitenciario Número 7 de San Francisco; Carlos Matías Zárate, alias “Pluma”, de 23 años; Jorge David Romero, de 37 años; Rubén Ricardo Romero, de 48 años; Fabián Emilio Orpianessi, de 44 años, y Juan Carlos Amici, de 48 años, quienes aguardan la hora del juicio en libertad.
Orpianessi y los hermanos Romero son defendidos por el abogado Eduardo Rodríguez (h) y se opusieron a la medida dispuesta por el fiscal por lo que la jueza de Control Edith Lezama de Pereyra deberá resolver si da curso o no a la presentación del fiscal, lo que debería ocurrir no más allá de 15 días después que se reanuden las actividades normales en el Palacio de Justicia local, ya que se trata de una causa con presos.
Cabe consignar, no obstante, que si la jueza Lezama de Pereyra avala la elevación a juicio, el abogado Rodríguez podría apelar nuevamente en Río Tercero.
Por lo tanto, se estima que finalmente, el proceso oral y público contra los acusados podría llevarse a cabo a fines de este año o, a más tardar, a principios del año que viene.
El hecho que se juzga
A Carlos Emanuel Amici, Carlos Alberto Rodríguez y Rolando Javier Silva, se les atribuye el siguiente hecho: el 2 de julio de 2008, entre las 20 y las 21 de común acuerdo y en el auto de este último, un Peugeot 306 de color verde, estacionaron cerca del portón de la empresa Ecogas, en la calle Corrientes 1332 de esta ciudad. Rodríguez permaneció en el interior del coche, vigilando. Amici y Silva aparentemente treparon y saltaron el portón de Ecogas, accedieron al estacionamiento de la empresa, saltaron una medianera e ingresaron al patio de la casa de las hermanas Racaro, ubicada en Corrientes 1348.
Una vez allí, forzaron una ventana e ingresaron a la casa, causaron un gran desorden y sustrajeron, según la acusación, 267 mil dólares estadounidenses que estaban en cajas grandes de lata y otras plásticas y de acrílico y se apropiaron de varias joyas de oro.
Botín en bolsa, se dieron a la fuga presumiblemente por el mismo lugar por donde entraron a la casa y ayudados aparentemente por Rodríguez, que se habría encontrado de “campana”, atento y vigilante en la vía pública.
Una trama bien orquestada
De acuerdo con los datos arrojados por la investigación, todo lo anteriormente narrado fue posible por la colaboración de Fabián Emilio Orpianessi y Carlos Matías Zárate, a quienes se los acusa de haber aportado información valiosa.
Orpianessi, es comerciante y dueño de la Mueblería Timbó, ubicada en calle Corrientes al 1300, vecino de las víctimas, a quienes conocía. El hombre aparentemente sabía que las mujeres viajaban reiteradamente al médico a la ciudad de Córdoba, cuestión de la que había oportunamente puesto al tanto a Zárate , a quien además habría brindado otros datos y sobre la ubicación y detalles de la vivienda de las víctimas.
Al parecer, el 30 de junio de 2008, Orpianessi se enteró que las hermanas Racaro no estaban en casa, al día siguiente tomó contacto telefónico con Zárate, quien a su vez habría transmitido a sus supuestos cómplices, Carlos Alberto Rodríguez y Carlos Emanuel Amici, para que estos últimos cometieran el atraco.
Ya con las joyas sustraídas en su poder, los acusados habrían acudido a contactarse con Rubén Ricardo Romero, quien junto a su hermano Jorge David se dedicaban a la compra de oro, y entre ellos se habría producido una transacción de compraventa que rondaría los 30 mil pesos.
El hecho, que ciertamente guarda ribetes cinematográficos, fue esclarecido alrededor de un año más tarde y ahora elevado a juicio.
Habrá que esperar la resolución de la jueza de Control para saber si se le agregará un capítulo más o, con el juicio oral y público, llegaremos al epílogo del caso.
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