“A mi marido le contó un hombre que trabaja en el tema de cloacas, que siempre está acá sobre la San Juan y las vías, que esta casa estaba desocupada desde hacía varios meses. Y nos vinimos”.
Así comienza a contar su historia Noelia Mansilla (24). A su lado, le demandan atención todo el tiempo sus tres pequeños hijos: Agustina, de 7 años, Brian, de 4, y Sheila, de 2.
Con ellos estaba en la siesta de ayer cuando los propietarios de la vivienda que ocupó llegaron para reclamarle que la abandone. Según contó Noelia, intervino la Policía, que ya no estaba cuando llegó EL DIARIO. Ahora harán una denuncia penal contra la familia por usurpación.
Detrás de los datos legales, está la familia que busca un techo.
Noelia y su madre concurren a los talleres que tienen las Hermanas Adoratrices, monjas que trabajan desde hace mucho tiempo buscando la contención de mujeres en situación de riesgo.
Por eso, ayer llegó al lugar Andrea, alfabetizadora de las hermanas, y Alicia Peressutti, referente de la Organización No Gubernamental (ONG) Vínculos en Red, quienes arribaron para brindarle apoyo.

@ Sin hogar

La casa está situada en las vías del ferrocarril y calle San Juan, detrás del Centro de Transferencias de Villa María.
Tiene agua y luz, también está hecha la conexión de gas pero no lo instalaron.
El inmueble tiene un galpón de chapa adelante y comprende dos habitaciones, una cocina, comedor y baño.
Noelia, en su diálogo con este cronista, contó que desembarcaron aquí ante el dato de que hacía varios meses que se encontraba deshabitada y que estaba “toda sucia”.
“No me puedo ir a la calle con los chicos. Llegué a la casa, la limpié toda y la cuidé. Hace mucho que estaba abandonada”, argumentó Noelia.
“Ahora cayeron quienes dicen ser sus dueños y trajeron sus papeles. Nosotros ingresamos porque la puerta está abierta, no violentamos nada, pero ellos llegaron con máquinas de fotos y tomaron imágenes como si yo hubiera roto las puertas, cosa que no es cierto”, subrayó.
Hace una semana que ella, sus hijos y su pareja, Maximiliano Pérez, de 21 años, están habitando en este inmueble.
“Hasta hoy no teníamos problemas”, se lamentó.
“Vivía con mi mamá en la Calera (barrio General Roca) pero éramos muchos para una casa con dos habitaciones. Nosotros no quisimos hacer ningún mal, caímos porque nadie vive aquí”, se justificó en la charla con este matutino.
Precisó que no tiene trabajo, que busca empleo y que su marido Maximiliano “vende medias y repasadores en la calle”.
@ Historias: Ahora, el caso a la Justicia
Probablemente, los dueños de la vivienda ocupada por la familia de Noelia radiquen hoy una denuncia penal, con lo que el caso comenzará a caminar por los laberintos de la Justicia. Y se convertirá, seguramente, en un nuevo hecho espinoso, que encierra a los fiscales en un dilema.
Por caso, en Villa Nueva una familia usurpó una casa que le correspondía a una niña trasplantada en un plan de Cáritas y la Justicia no ordenó nunca el desalojo, a pesar de que la propiedad había sido adjudicada a la pequeña operada.
El episodio reciente más emblemático de usurpación sucedió hace dos años en barrio General Roca, donde decenas de familias ocuparon ilegalmente terrenos fiscales. Hoy están levantando sus casas. La Fiscalía jamás actuó con un desalojo.