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Las imágenes hablan por sí mismas y son una prueba cabal de lo que afirman los vecinos de barrio Santa Ana |
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A nadie se le escapa que Villa María es una de las ciudades con mayor parque automotor del país, sino la que más vehículos cuenta “per cápita”.
Y tampoco se le escapará, seguramente, a cualquier observador medianamente atento, que la mayoría de los conductores de cualquier tipo de vehículo (auto, moto, bicicleta, camión o camioneta) incurre permanentemente en faltas que son de graves a gravísimas, por lo que el promedio de accidentes de tránsito es bastante alto en la ciudad.
Varios vecinos de barrio Santa Ana han observado y comunicado a nuestra Redacción que el 80% de los conductores baja del puente Negro, Isidro Fernández Núñez o Pacífico y, en lugar de rodear la plazoleta como lo exige la norma y el sentido común, para acceder a la costanera o a la avenida, dobla directamente sorteando las escasa marca que hay sobre el pavimento; a saber, esos bubones que dividen la arteria infructuosamente.
La maniobra, más allá de ser antireglamentaria, propicia accidentes. Sin embargo, a nadie parece preocuparle. Ni a los desaprensivos conductores ni a quienes deben controlar o hacer observar las disposiciones.
Los vecinos se quejan y piden alguna solución. Tal vez, se podría construir un cantero angosto que divida las dos manos de la costanera e impida la mencionada maniobra, antes de que ocurra alguna tragedia, antes de que haya que pintar una nueva estrella amarilla sobre el imperturbable pavimento.
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