“Por suerte, estamos mejor que en 1810”, comenzó diciendo el historiador Felipe Pigna, ante la pregunta de cuánto se avanzó en la historia y cuánto queda por delante para ser la Nación soñada por los primeros revolucionarios.
“Creo que hubo avances en materia del respeto a los derechos, el voto de la mujer y la construcción de un ser nacional amplio, multicultural, entre otros”, dijo.
Refiriéndose a la actualidad, aseguró que no puede decir cómo va a pasar a la historia el actual Gobierno, pero elogió que desde 2003 se incorporaron a la agenda pública temas como el de derechos humanos, algo impensado en los ‘90.
Dijo que pese a los avances, aún falta lograr objetivos, enumerando el área salud “y los núcleos duros de pobreza que hay en el país”.
“Estuve con mi amigo Juan Karr (Red Solidaria) que está trabajando en el programa ‘Hambre Cero’. Asegura que falta un año para lograrlo, lo que no es poco; pero por supuesto, que para el que tiene hambre hoy, un año es mucho tiempo”, dijo.
“Por eso la cuestión no es ser optimista ni pesimista, sino ser realista”, afirmó.
El autor de “Mitos de la Historia Argentina” viene desde el año 2009 exponiendo en espacios públicos la muestra “Argentina de Punta a Punta”, con imágenes que sirven de disparador para conocer los 200 años de historia nacional y que actualmente están expuestas en la plaza Centenario.

La historia

Su aporte a la difusión de la historia nacional pasa principalmente por presentar de manera didáctica y pedagógica los procesos que vivió nuestro país.
Pero además, dio a conocer en sus libros y a través de los medios de comunicación, los proyectos nacionales de los próceres que, según la historia oficial, tenían una intervención acotada a la creación de la bandera o al cruce de los Andes.
“En la historia oficial se procura justificar el poder. Por eso el pueblo está ausente. Las minorías están ausentes. Las mujeres están ausentes. Se busca presentar a Belgrano o San Martín como seres excepcionales que tuvieron su paso en la historia creando la bandera o cruzando los Andes. Lo que no cuentan es que las ideas de esos hombres no fueron las que esperaban quienes escribieron la historia oficial. Ellos tenían proyectos revolucionarios. Belgrano ya hablaba de la igualdad de la mujer en su época, quería escuelas mixtas. Lo mismo San Martín, que tenía un interés central por la cultura y la educación”, indicó.

Mujeres

Le parece llamativo que “hasta que aparecieron las Madres (por las Madres de Plaza de Mayo) en la historia Argentina sólo hubo padres. Padres del aula, de la Patria, no había madres. Teníamos madres ausentes”.
La cuestión de género atraviesa toda la conferencia y Pigna explica que precisamente está trabajando en un libro sobre historia de mujeres argentinas.
“No va a ser un compendio de biografías, sino que vamos a hablar de un proceso donde por supuesto aparecen mujeres maravillosas, como Mariquita Sánchez, que fue una defensora de sus derechos, una rebelde y no sólo la dueña de la casa donde se tocó el Himno por primera vez”, recordó, en alusión a la participación de Mariquita en un recordado juicio que inició para poder casarse con quien quería y no con el hombre que le habían impuesto sus padres.
El libro abordará el período de 1810 a 1910, “año en que se realizó en Argentina el primer congreso feminista”, apuntó.

Una pasión

Felipe Pigna comenzó el secundario durante el Gobierno de Alejandro Agustín Lanusse y lo terminó con el de Jorge Rafael Videla.
“Fueron años muy duros y recuerdo que tuvimos profes de historia que sin ponernos en riesgo, nos motivaron a pensar, a preguntarnos sobre nuestro pasado”, señaló, recordando particularmente a Elvira Giacometti, una docente del último año.
De ahí surge su pasión por la historia que transmite cuando enseña en las aulas con una fuerte base didáctica para que “todos aprendamos del pasado y no repitamos los errores”.
Entiende que hoy, la enseñanza de esa materia ha mejorado en las escuelas.
“Por suerte esto tiene que ver con la demanda. Son los chicos, los padres y los docentes los que se plantean cosas, los que por ejemplo, pidieron que no se ‘celebrara’ más el 12 de octubre. No querían que fuera un día de fiesta el día del comienzo del genocidio. Eso hace que mejore la enseñanza de historia en las aulas”, concluyó.