El recuerdo de un hecho tremendo
Señor director:
Me dirijo a usted con el fin que publique mi carta para que sea leída por los muchos lectores de ese medio de comunicación.
Esta misiva abierta encierra el contenido del significado de la palabra AMIGO, ya que el miércoles se conmemoró ese día.
Soy la esposa del viajante, ya fallecido, que viajaba para la empresa desaparecida de Devechi Sociedad Anónima, quien un 14 de febrero de 1997 fue asesinado por su amigo.
Me pregunto ¿qué pasó por la cabeza de David R. C. ese día? ¿Matar a su amigo? Mi esposo era un ser especial, no tenía maldad ni malos pensamientos, nunca pensó que viajaba con el enemigo y no con su ¡¡¡amigo!!!
Lo llevaba de viaje con él siempre, porque David estaba sin trabajo, no tenía para comer ni para un cigarrillo y él pensaba: “Al menos desayuna y almuerza conmigo, en algo lo ayudo”. En otras cosas más que él podía, lo ayudaba.
Ese día, a mi esposo nunca más volví a verlo con vida, salieron juntos a las 5 de la mañana e hicieron el recorrido que él hacía todos los días; cuando llegó la hora de almorzar, pararon en la localidad de Justiniano Posse, donde él comía siempre. Al finalizar su charla muy animada y tranquila, mi esposo se dirigió a la camioneta a descansar un rato, porque hacía mucho calor. Se durmió pensando que su amigo velaba su sueño, pero por el contrario, a las 14 horas lo asesinó de un balazo en la cabeza, a sangre fría, para quitarle la suma de 3.500 pesos.
¿Tan poco valía la vida de su amigo? En esos años era mucha plata. Si le hubiese dicho que necesitaba dinero para solucionar algún problema que tendría él, lo habría ayudado a solucionarlo.
¿No pensó que era su amigo? Tenía dos hijas adolescentes, unos padres que iban a sufrir y arruinaba una familia.
Quisiera saber si la condena que está cumpliendo le llegó a tocar la conciencia o el corazón, si lo tiene, y le pidió perdón a Dios por lo menos a El, por ahora.
Y el día que salga en libertad, que faltan varios años más, le pida perdón a mis hijas, que ya son madres. Mis nietos preguntan por su abuelo, “¿por qué está muerto?”. “¿Cómo era él?”. Un abuelo que no pudo disfrutar a sus nietos.
Yo me sentí feliz con la condena, se hizo justicia, aunque no creo en la justicia del hombre, sólo creo en la Justicia Divina de Dios. La pasé muy mal, con una familia depresiva que sufrió por muchos años, ¡gracias al amigo!
Yo ya lo perdoné, porque al llegar a conocer a Dios y abrirle mi corazón, hoy entiendo muchas cosas y me enseñó lo que es el perdón ¡Amigo! ¡Qué hermosa palabra! Pero tenemos que saber valorar muy mucho para no dañar a nadie, ni salir dañado. ¡Amigo! significa amor, sinceridad, lealtad, honestidad, estar juntos en las buenas y en las malas y no clavarle un puñal en la espalda como se lo hizo David a Gustavo Daniel Rocha y arruinó una hermosa familia.
Muchas gracias.
Dios los bendiga.
M. M. M.
DNI 13726453
Otras notas de la seccion Opiniones
Escriben los lectores
Escriben los lectores
Una historia, entre tantas
Los lectores también escriben
Lamentable
|