Los argentinos somos ocurrentes, dicen que hemos inventado la birome, los dibujos animados, el sifón de soda, el detector de huellas digitales, el by pass cardíaco y tantos más que se agregan a la lista. Hay también otros más emotivos e inmateriales; como el que se le atribuye a Enrique Febbraro cuando, aprovechando la fecha de la llegada del hombre a la Luna, instituyó "el Día del Amigo" como una manera de que ese hecho trascendental para la Humanidad acercara las distancias. Es así que en muchos países todos los 20 de julio de cada año, nos detenemos un momento, para pensar y recordar a quienes nos brindan incondicionalmente su amistad. Una sana excusa para reunirnos.
A pocos días de celebrada esa fecha, queremos compartir dos iniciativas particulares que, pensando en sus amigos, han editado y producido un obsequio muy original para regalar a sus seres más cercanos. Pero esta iniciativa personal, no se agota en lo privado, sino que estos dos materiales dan su aporte (quizás sin saberlo) a nuestro acervo cultural.
Reunimos en esta edición dos productos auditivos de quienes hacen, desde sus lugares, diferentes aportes en un mismo sentido.
En primera instancia, la inconfundible voz de la locutora Stella Maris Cabrera lee poemas y cuentos de grandes escritores contemporáneos. Seguidamente el presidente actual de la filial local de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), Eduardo Belloccio, exhuma los versos de su primer poemario.
Poesía para escuchar y acercarnos.
Por Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com
STELLA MARIS
CABRERA
No son necesarias las presentaciones. Una voz que desde hace 40 años cautiva a los oyentes de la radio y que ha forjado su nombre con su trabajo y la palabra. Maestra de muchos, de toda la nueva generación que se viene. Stella desborda de energía y quienes la conocemos sabemos de su obsesión por hacer las cosas de la mejor manera. Hace un tiempo tenía un sueño, quería grabar un mensaje para obsequiárselos a sus amigos. Y así fue, en 2011 logró su cometido con "A mis amigos", un CD de tres pistas que son atravesadas por la amistad.
"Amigos" de Jorge Luis Borges es el poema con que inicia Stella este recorrido y continúa con "Amigos" de Vinicius de Moraes; dos textos que nos hablan del valor de poseer amigos aunque, muchas veces, se nos dificulte estar cerca de ellos. Los versos se suscitan a cada segundo, mientras en el fondo una armoniosa música nos envuelve y nos transporta al lugar de la reflexión y la toma de conciencia de esas cosas, que el trajín diario nos oculta.
La producción cierra con un bello texto de Leo Buscaglia llamado "El otoño de Freddy, la hoja" que en sus 15 minutos de reproducción nos toca las fibras más íntimas. Para la producción de este texto Stella contó con la participación de dos pequeños, Pilar Munárriz en la voz de Freddy, la hoja, y Milagros Martinotti en la voz de la hoja Daniel; quienes aportan la inocencia y el toque tierno a esta historia que intenta dar elementos para poder explicarles a ellos, los más pequeños, el ciclo tan complejo de la vida. Una metafórica historia de un inconseguible texto de Buscaglia. En el desarrollo del relato, además de la musicalización acorde se entremezclan sonidos de pájaros, ruidos y diversos efectos auditivos que complementan la historia contada.
En cuanto a los datos técnicos el CD fue editado y producido en la ciudad durante el mes de julio del corriente en Microestudio grabaciones digitales de Claudio Martinotti. El diseño de tapa estuvo a cargo del licenciado Rubén Fernando Cortez.
Si bien el disco es una iniciativa privada sin fines de lucro, por eso no se encuentra en disquerías, es posible escucharlo en YouTube. Stella donará, algunos ejemplares a bibliotecas e instituciones donde asisten niños incapacitados visualmente.
EDUARDO CESAR
BELLOCCIO
El presidente de la SADE local, el poeta Eduardo Belloccio también ha incursionado en lo que podría llamarse un audiolibro. "Después de ayer. Poemas recitados" es el registro de la voz de un poeta que lee textos del ayer, textos que conformaron lo que fue su primer libro allá cuando el sol de 1987 calentaba la tierra de nuestras calles villamarienses.
Belloccio, quien se preocupa por darle la voz a quienes ya no pueden entregarla y brega por rescatar aquellos versos que el tiempo intenta cubrir con su manto de olvido, talla los surcos de un disco compacto con los siguientes poemas: "Luces de amor y tiempo", "Romance de la cuchu y la infancia", "Me enamoré", "Mi romance callado", "A mi hermano negro", "Mis días sin ti", "Búsqueda", "Divagaciones de una noche", "Eres para mí…", "La verdad amiga", "Subliminal", "La muerte de la rosa", "Vino y soledad", "Mercedes", "Rojiblanco chile", "La noche, el recuerdo y yo", "Visión", "Intimidad" y "Mujer". Poemas que dibujan a un hombre que apuesta al amor y a la amistad. La música se engarza de manera artesanal con la voz del poeta y lo convierten en una joya para apreciar. Los rasguitos de guitarrones y tenues melodías aclimatan cada uno de los mensajes que flotan en el aire para luego meterse dentro de nosotros.
Hace 24 años atrás, Belloccio, había publicado todos estos poemas, junto a los de Tocho Alvarez Torres y Horacio Tomasini Linares en el libro homónimo. El motivo de esta producción fue convertirse en el obsequio que el autor regaló a sus amigos para el día de su cumpleaños el 4 de abril.
La grabación y edición de este material corrió por cuenta del Estudio 1 de Gustavo Botta. El se ocupó de inmortalizar, ahora y para siempre, la voz de un poeta que siempre está en nuevas búsquedas, para seguir escribiendo (y ahora recitando) su versos para todos aquellos que lo deseen oír.
PALABRAS QUE ACERCAN
La palabra como la amistad no conocen de límites, no puede encorsetarse en minúsculos círculos delimitativos. Es por ello que estos dos CD’s, aunque su intención primigenia ha sido hacerlos circular entre los más allegados, hoy se expanden y llegan a nosotros para que demos cuenta de su existencia. Dos productos trabajados profesionalmente con una carga cultural y emocional que no podemos esquivar.
Son las palabras de algunas personas que hoy forjan la cultura de la ciudad. Son palabras tiradas al viento, palabras que nos acercan… palabras para los amigos.
MIS AMIGOS
de Vinicius de Moraes
Tengo amigos que no saben cuánto son mis amigos.
No perciben el amor que les profeso y la absoluta necesidad que tengo de ellos.
La amistad es un sentimiento más noble que el amor, es que permite que el objeto de ella se divida en otros afectos, en cuanto el amor tiene intrínseco los celos, que no admite la rivalidad.
Y yo podría soportar, sin embargo no sin dolor, que hubiesen muerto todos mis amores, mas enloquecería si muriesen todos mis amigos.
Hasta aquellos que no perciben cuando son mis amigos y cuánto mi vida depende de sus existencias…
A algunos de ellos no los frecuento, me basta saber que ellos existen.
Esta mera condición me llena de coraje para seguir enfrente de la vida.
Mas, porque no los frecuento con asiduidad no les puedo decir cuánto gusto de ellos.
Ellos no lo creerán.
Muchos de ellos están leyendo esta crónica y no saben que están incluidos en la sagrada relación de mis amigos.
Mas es delicioso que yo sepa y sienta que los adoro, aunque no se los diga y no los frecuente.
Y las veces, cuando los frecuento, noto que ellos no tienen noción de cómo me son necesarios, de cómo son indispensables a mi equilibrio vital, porque ellos hacen parte del mundo que yo, trémulamente, construí y se tornaron en fundadores de mi encanto por la vida.
Si uno de ellos muriera, yo quedaría torcido para un lado.
Si todos ellos murieran, yo me desmoronaría.
Es por eso que, sin que ellos sepan, yo rezo por su vida.
Y me avergüenzo, porque esa súplica está, en síntesis, dirigida a mi bienestar.
Ella es, tal vez, fruto de mi egoísmo.
A veces, me sumerjo en pensamientos sobre alguno de ellos.
Cuando viajo y estoy delante de lugares maravillosos,
me cae alguna lágrima porque no están junto a mí, compartiendo aquel placer…
Si alguna cosa me consume y me envejece es que la rueda furiosa de la vida no me permite tener siempre a mi lado, habitando conmigo, andando conmigo, hablando conmigo, viviendo conmigo, a todos mis amigos, y, principalmente los que sólo desconfían o tal vez nunca van a saber que son mis amigos.
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