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El local sumó una librería y una cafetería con un menú de ofertas variadas |
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Pablo Tavarone idea y opera su local comercial del mismo modo que un sommelier intenta encontrar el mejor maridaje entre varietales de vino y diversos platos gourmet. O como un músico, que supera las barreras de su propio género y desafía a los puristas poniendo a dialogar dos estilos diferentes en una misma canción.
Su última estrategia de innovación incluye no sólo nuevos servicios para los clientes históricos del videoclub y los amantes de la música, sino que además se desplaza hacia otras prestaciones, como una librería y un café al paso.
Todo dentro del mismo espacio, subdividido en dos alas sustanciales, delineadas mediante un cuidadoso trabajo estético, arquitectónico, lumínico y cromático (diferente iluminación y color para cada sector).
"Pensaba cómo podía hacer para que haya un movimiento permanente dentro del local. Para que pase eso la gente tiene que estar sentada cómoda y confortable, y para ello debe haber una cafetería", resume en pocas palabras el dueño de Esmeralda, Café y Entretenimiento.
Fíjese señor lector que el negocio comercial ha mutado de tal forma en su concepción que hasta ha borrado el rubro original en su nombre (vídeo). "Primero que ya el vídeo quedaba obsoleto porque deviene del VHS que no se consume más. Y segundo porque restringía la oferta que el cliente puede encontrar dentro. Se amplió a diferentes propuestas", indicó.
Las novedades comprenden: un catálogo especial de filmes en "Blu-Ray" (sistema de alta definición, superior al DVD), un panel de "clásicos" (películas taquilleras o recordadas desde los ‘50 hasta los ‘90), una ambientación musical orientada al pop melódico y cancionero (dejando atrás la música electrónica de culto), mesas y stands con volúmenes literarios (que van desde los best sellers, novelas de moda, autoayuda, cocina, infantiles, hasta ejemplares editados por sellos independientes cordobeses como Alción y Llanto de Mudo, con poesía y cómics) y una cafetería con una amplia carta de opciones.
Los 21 años de fusión
Vale recordar que el local se abrió el 24 de mayo de 1990 en la primera sede de calle General Paz 1172, con la sola oferta de películas. El título tributa al nombre de la madre de Tavarone, Esmeralda.
Un par de años después, Pablo, avizorando el germen de fusión, hizo la siguiente reflexión: "Si la gente alquila vídeos por qué no lo haría con la música". Como resultado, anexó el préstamo y luego venta de CDs, todavía a años luz de Internet, la piratería masiva y los grabadores digitales.
El furor que causara la veta disquera -incluso llegó en ocasiones a superar los ingresos por vídeo- llevó al dueño a abrir otro local exclusivo para tal servicio. Con los años, el avance de la tecnología y la mudanza definitiva a José Ingenieros 224, ambos proyectos convivieron bajo un mismo techo: Esmeralda y Compact Disquería.
"Siempre me gustó darle algo más al público y a la ciudad. Porque creo que este lugar es el primero que ha llegado a esta combinación", añadió.
Sobre gustos...
Respecto al consumo de películas, Tavarone señaló que el villamariense suele "ir a lo seguro". "Las películas románticas de hace cinco o seis años y los infantiles de siempre como Tom y Jerry y Scooby Doo se alquilan igual que los estrenos", indica. Entre los más pedidos también se cuentan los filmes de ciencia ficción, de acción, comedia y de terror explícito, con mucho auge entre los jóvenes.
Respecto a la música, precisó que "en la actualidad el gusto es muy variado. El mismo cliente que compra un disco de rock clásico puede llevarse uno de Abel Pintos". Entre los más solicitados se enumeran Pink Floyd, Police, música clásica y los éxitos comerciales del momento. Además, se exhiben discos de sellos independientes. Horarios de atención: todos los días de 8.30 a 12.30 (salvo los domingos) y de 16.30 a 23.
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