Escribe: Juan Manuel Gorno
(De nuestra Redacción)

Guillermo Morelatto y Adrián López, los dirigentes que más “pusieron la cara” en la comisión que gobierna Alumni desde hace cinco años, aproximadamente, aseguran constantemente que ellos siempre defienden los intereses del club.
Semanas atrás, ambos encabezaron la última conferencia de prensa que se dio en la sede y, aunque reconocieron errores, enumeraron sus “virtudes”, excusas tras pretextos, para luego remarcar como mérito de la comisión la edificación del nuevo predio, que surgió por el loteo que hicieron en más de una manzana donde se encontraba el “Viejo Fortín”.
Dijeron también que no le “pegaron” con los refuerzos, al responder por qué se dio el fracaso deportivo de jugar dos veces consecutivas la Promoción para no descender.
En medio de las explicaciones, anunciaron además que la idea de la comisión Directiva era no darle jugadores del plantel a los rivales de Alumni para la próxima temporada.
La realidad muestra otra historia: Ariel Mascambroni y Gastón Molina ya son refuerzos de Racing. Y ayer, estos mismos dos dirigentes se frotaban las manos en un café céntrico, felices por prestarle a Talleres (con opción de compra) los servicios de quien era uno de los últimos jugadores desequilibrantes que le quedaban al club: Román Strada.
La “T” sumó entonces su décimo refuerzo, mientras Alumni siguió acumulando bajas, sin poder agregar jugadores porque el club se encuentra inhibido después de... una deuda que mantiene la comisión Directiva con Luciano De Bruno.
La contradicción entre lo que se dice y lo que se hace no es nueva.
Desafiantes, ambos se daban el gusto de culpar a la prensa por “no hablar” de cómo cumplían con todo y con todos, mientras crecía la lista de quienes se decepcionaban con ellos.
Desde los hermanos Arzubialde (quienes conformaron el cuerpo técnico del ascenso histórico) hasta jugadores de Villa María como Ezequiel Carassai, Fernando Guzmán, Víctor Rena, Sebastián Godoy, Luciano Antonino, Mascambroni, Molina, pasando por futbolistas de afuera, como ahora el caso de De Bruno, entre tantos otros (algunos ex directivos, periodistas, hinchas), ninguno puede hablar bien de la gente que maneja Alumni, al contrario.
Ayer los integrantes de la nueva subcomisión de fútbol se enteraron de la gestión de Strada por una radio de Córdoba. No obstante, Martín Barros (cabeza visible de ese grupo) debió calmarse con el correr de las horas y finalmente le pidió disculpas a quienes, sin temblarle el pulso, lo “puentearon” como a nadie (o como a varios).
Mientras, a un mes del debut en el torneo Argentino A, Alumni no tiene figuras, no sumó grandes refuerzos y no deja de descolgarse el cartel de candidato al descenso. El mismo cartel que tiene desde hace años por culpa de los que sacan pecho por edificar el predio, cual si fueran constructores, en lugar de verdaderos dirigentes de fútbol.