Escribe: Jesús Chirino

Según plantea el historiador Efrain Bischoff en su obra “Historia de la provincia de Córdoba” Jacinto Benavente, prestigioso escritor español, se encontraba en Villa María cuando fue enterado de que la Academia Sueca había decidido otorgarle el Premio Nobel de Literatura correspondiente al año 1922. La encargada de comunicar tan importante noticia habría sido la actriz Dolores Membrives Fernández, más conocida como “Lola Membrives”.

Crítica a los acomodados

Por entonces, el intelectual madrileño, nacido en 1866, visitaba nuestra provincia dirigiendo la compañía teatral que integraba Membrives y Ricardo Peuga. Los artistas traían a los escenarios mediterráneos la farsa “Los intereses creados” cuya autoría era del propio Benavente. Se trata de una pieza plena de enredo e intrigas que fuera estrenada en Madrid en 1907, una obra maestra que seguramente pesó mucho para que la Academia Sueca tomara la decisión que el autor conoció en nuestra ciudad.

En el primer cuadro de la obra Leandro y Crispín perseguidos por la Justicia están en una plaza, recién llegados a una ciudad en busca de fortuna. Crispín dice que hay dos ciudades “…como en toda ciudad del mundo: una para el que llega con dinero y otra para el que llega como nosotros…”, entonces deciden hacerse pasar por lo que no son. Allí se inicia una serie de enredos e intrigas que implica a un conjunto de muñecos, que actúan como en un juego. Por esta particularidad de que los personajes son marionetas, al igual que la “comedia de arte” el texto de la obra dice a los espectadores: “El autor sólo pide que aniñéis cuánto sea posible vuestro espíritu…”. En el transcurso de la pieza teatral, que se desarrolla con gran comicidad, un personaje central va manipulando a los otros para alcanzar sus propios objetivos. Al final de la obra se dice “…en ella visteis, como en las farsas de la vida, que a estos muñecos, como a los humanos, muévenlos cordelillos groseros, que son los intereses, las pasioncillas, los engaños y todas las miserias de su condición… -pero- no todo es farsa en la farsa…”. Los cordobeses colmaron de cariño y admiración a Benavente, otorgándole un gran éxito de público a esa sátira del mundo de los negocios que en definitiva es “Los intereses creados”. Esta obra es la más lograda crítica a las clases acomodadas que logró el autor en toda su vida.

Benavente publicado aquí

En Villa María el docente Ramiro L. Suárez, de origen español, en el año 1922 creó la revista “Pequeñeces” incluyendo en uno de sus números un artículo del prolífico Jacinto Benavente. En ese tiempo en la ciudad ya venían mostrándose las inquietudes literarias y teatrales. Por citar algunos hitos podemos recordar los primero Juegos Florales realizados en 1918 y la publicación de la novela “El dolor de amar” de Antonio Sobral en 1920.

La obra

Resulta interesante recordar que cuando el dramaturgo Benavente muere en 1954, en Madrid, había escrito 172 obras en los distintos géneros que incursionó. Sus piezas teatrales se caracterizan por entregarle mayor peso a lo escénico que a lo dramático, cultivó la crítica social poblada de diálogos muy dinámicos. Para algunos críticos el teatro de este español, inspirado en lo cotidiano, amortigua el tono crítico a los sectores de poder en la sociedad, convirtiéndola en una simpática reprobación.

Una anécdota que quizás pinta su inteligente personalidad es aquella que suele contarse al recordar que luego de uno de sus pocos fracasos teatrales alguien para congraciarse con él le dijo: "Don Jacinto, dicen que todo Madrid va a ver su obra...". Respondiendo: “Sí, pero de a uno”.
Este autor español también abordó la poesía, el cuento a la vez que ejerció el periodismo. Algunas de sus obras más conocidas fueron “Cartas de mujeres”, (1893); “El nido ajeno”, (1894); “La noche del sábado”, (1903); “El príncipe que todo lo aprendió en libros”, 1910; “La malquerida”, (1913); “El teatro del pueblo, Acotaciones”, (1914); “Crónicas y diálogos”, (1916) y “El alfiler en la boca”, (1954).
Así como hace un tiempo publicamos datos acerca de la visita de Felipe León a Villa María, hoy recordamos el paso por la ciudad de este otro autor español que seguramente habrá intercambiado opiniones con algunos literatos locales.