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“No vamos a cambiar la mentalidad a chicos en una hora y media de charla, pero al menos le dejamos el granito para la integración”, señalaron desde La Fulana |
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"Vivimos una doble discriminación. Por ser mujeres y por ser lesbianas". Eso confiaron ayer integrantes de La Fulana, un "espacio de contención" (así se definieron) para que las mujeres "sientan la libertad de plantear problemas personales que tienen que ver con su familia o su trabajo".
El grupo llegó a Villa María para dialogar con estudiantes de Nivel Medio de la ciudad en el marco de un programa que lleva adelante la Universidad Popular, que apuesta a la integración de la diversidad sexual.
Claudia, Miriam, Laura, Verónica, Norma y Débora dialogaron ayer con EL DIARIO tras visitar el IPEM 275 ex Colegio Nacional, donde conversaron con alumnos de los últimos años.
En su charla con este matutino, hablaron de lo "difícil que es demostrar casos de mobbing laboral" para mujeres que son lesbianas. "Existe en muchos casos un hostigamiento por la condición sexual", confirmaron.
"Hay claros prejuicios. No permiten a las lesbianas hablar abiertamente de su vida, de si está o no en pareja. No se les da el lugar para decir que ama a una mujer. Y se cae en burlas, en chiste fácil", comentaron.
Contaron por ejemplo el caso de una mujer trabajando en una fábrica de autos, "soportando comentarios bien machistas" y recordaron que "cuando se debatía la Ley de Matrimonio Igualitario se escuchaban comentarios bastantes homofóbicos".
La Fulana es un grupo autocoordinado, sin psicólogos ni especialistas, que "consiste en reuniones entre pares, para compartir experiencias, para escucharnos". En este sentido, se habla mucho de la familia y de lo "difícil que es dar el primer salto para manifestarse ante su entorno familiar".
"Hay muchas mujeres que tuvieron hijos, fruto de relaciones heterosexuales, que de grande descubren que les gustan las mujeres y el gran planteo es cómo decírselos a sus hijos", señalaron.
Las chicas aseguraron sentirse invisibilizadas ante la sociedad, "porque impera un sistema machista, patriarcal, dispuesto de esa manera; no se aceptan otras formas de amar, no se acepta lo diverso".
En este contexto, explicaron que la imagen que se transmite de las mujeres a las que les gustan las mujeres es la de "asesina, violenta, marimacho o la de que sirve para calentar al hombre heterosexual".
En su diálogo con este cronista, confesaron que a algunas les costó revelar su orientación sexual ante amigas mujeres porque "existe la creencia de que a las mujeres lesbianas le van a gustar todas las mujeres".
Se refirieron además a las comunes relaciones amistosas de mujeres heterosexuales con gay, porque "tiene que ver conque la lesbiana es una mujer de segunda y el homosexual no va a estar con una ciudadana de segunda". Pusieron como ejemplo a las vinculaciones de "divas como Susana Giménez o Moria Casán, que suelen mostrarse seguido con homosexuales".
Un granito de arena
La Fulana agradecieron al municipio villamariense "por la onda y la apertura" y expresaron el deseo de que "se replique a otras ciudades y provincias". "Si fuera así en todos lados sería fantástico y cambiarían las cosas, se derribarían prejuicios. Hace falta poco, sólo actitud de apertura, queremos un mundo mejor y eso se logra entre todos y todas".
"No vamos a cambiar la mentalidad a chicos en una hora y media de charla, pero al menos le dejamos el granito para la integración, para que se planteen cosas", destacaron.
En las escuelas se encontraron con algunas preguntas disparatadas. Una: ¿las lesbianas pueden votar? Ellas dicen que no se sienten mal, porque se hacen estos interrogantes desde el prejuicio que existe.
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