A esta altura ya no quedan dudas: la Licenciatura en Composición con Orientación en Música Popular es una de las carreras más importantes de la Universidad de Villa María. No sólo porque es la única del país y Latinoamérica en extender un título de grado a quienes deciden estudiar en profundidad (y tocar con excelencia) el tango, el folclore o el rock, sino también (y sobre todo) porque convoca a estudiantes de todas las provincias argentinas y países del Mercosur.
Sin embargo y precisamente a causa de su novedad, esta carrera fue puesta en marcha “con más disensos que consensos” (como dice Carla), tomando muchos riesgos pedagógicos desde su creación. Por ejemplo, gran parte de su cuerpo docente no recorrió un camino tradicional en su formación y estudió con métodos disímiles, teniendo recorridos muy diversos y poco convencionales tanto en lo que hace a la pedagogía como a la metodología. Debido a lo heterogéneo de esas propuestas educativas internas es que Carla Avendaño y la magíster Silvia Aballay (ex coordinadora de la licenciatura) decidieron realizar una “sistematización endógena” de la carrera, revisando los métodos de cada docente y sus particularidades. El trabajo se titula “Formación institucionalizada del músico popular: el caso de la licenciatura en composición con orientación en música popular de la UNVM”; y es una de las grandes propuestas teóricas para explicar esta experiencia.
Carla se define en relación a sus colegas, como “la menos músico entre músicos”. Pero muy a pesar de su autorretrato profesional nunca olvidó su formación en piano, instrumento que ejecuta cada vez que las obligaciones docentes y familiares se lo permiten. Sin embargo, quien hablará en la entrevista será la comunicadora locuaz y precisa; como si Marta Argerich le dejara el micrófono a Beatriz Sarlo.
-¿Qué puntos de la carrera aborda esta investigación?
- Básicamente la formación del músico que asiste a la Universidad. Nos preguntamos qué metodología aplican los profesores en la enseñanza de los géneros, si son nacionales o foráneas. También cómo trabajan la interpretación y la parte histórica. En cuanto a la extensión se refiere, analizamos el modo en que la carrera instaló el discurso de la formación académica del músico popular y qué conocimiento propio produjo a partir de sus docentes. Contamos con indicadores de impacto y encuestas muy completas.
-Hablar de la “formación académica” del músico popular ¿no es una contradicción en los términos?
-Hay que distinguir algo muy importante: una cosa es ser músico y otra cosa es ser licenciado en música. Esto último implica pasarte cinco años manejando elementos metodológicos, instrumentales, técnicos, teóricos, científicos y filosóficos, descomponiendo la música popular de su sentido común y debatiéndola en el ámbito académico.
-¿Hay una idea equivocada del músico popular instalada en la sociedad?
-En cierto modo, sí. La gente percibe que la música popular es algo que cualquiera puede hacer porque te regalaron una guitarra cuando eras chico. Sin embargo, hay músicos populares que tienen un nivel de rigurosidad y sistematización más grande que muchísimos músicos clásicos. Y son, generalmente, los que han tenido una mirada más crítica, como ésta que te aporta la Universidad.
-¿Una mirada más profesional?
-Claro. Y un profesional es, justamente, aquel que puede dar razones de lo que hace. Muchas veces pasa que el músico popular es intuitivo y puede tocar maravillosamente, pero sin entender por qué lo está haciendo. El licenciado, en cambio, va a poder decir por qué y desde dónde lo toca, ya que puede argumentar sobre su producto.
-Desde afuera se percibe que esta carrera dotó de prestigio al músico popular villamariense...
-Exactamente así. A partir de esta carrera se ha jerarquizado la labor de los músicos populares, no sólo en el ámbito académico, sino en el social. Se ha empezado a valorar al músico que antes tocaba “de onda” o por el pancho y la coca, instalando cierto respeto por quien se formó, estudió y compuso. El músico popular es parte del patrimonio intangible de una comunidad, porque produce y reproduce todo el tiempo cuestiones culturales e identitarias.

La música del mundo, acá a la vuelta

-¿Por qué la de Villa María fue la primera universidad en plantear esta carrera?
-Tal vez porque al no haber tenido un género tan marcado, la ciudad se posicionó mejor como centro estratégico para aglutinar desde otro lado. Cuando se creó esta Universidad, una de sus premisas era generar carreras innovadoras. Y los músicos populares de Villa María elevaron una propuesta que se llevó al Ministerio y se aprobó. Fue algo maravilloso. Hoy, Villa María ya es un referente Latinoamericano de la música popular. Ya lo hemos testeado en congresos internacionales porque su propuesta es tema de debate en un montón de países.
-¿Y la ciudad? ¿Qué balance hacés de Villa María tras 14 años de esta carrera?
-La oferta musical de la ciudad se ha multiplicado de manera exponencial, pasando de la música tecno al folclore o al tango. Hay muchos géneros que están coexistiendo y eso es maravilloso. La ciudad está cambiando mucho. Antes, Villa María tenía gustos musicales convencionales o sujetos a lo comercial. Pero ahora hay un montón de productos muy originales que llegan de la mano de los alumnos y son de altísimo nivel. Y eso no es poco. ¿Vos te imaginás lo que va a ser esta ciudad dentro de 30 años más si con apenas 14 está así?
Iván Wielikosielek
-Especial para la UNVM-
www.humanas.com.ar