Inauguraron hace apenas una semana y ya tienen turnos reservados para catorce días. Es un boom, y de alguna manera, pone en el tapete la afición por la lucha y las armas.
Como en ciudades como Villa Carlos Paz, Córdoba y San Carlos de Bariloche -solo para citar algunas- Villa María tiene su propio lugar de práctica de “paint ball”, denominado “K-os”. Está ubicado frente a la última calle del barrio Vista Verde (Río Limay), en pleno bosque.
El paint ball (‘bola de pintura’) es un deporte en el que los participantes usan marcadores de aire comprimido para disparar pequeñas bolas con pintura a otros jugadores. Aseguran que si es practicado cumpliendo sus normas y utilizando el equipo necesario, no tiene ninguna peligrosidad.
Consiste en el enfrentamiento de dos equipos con el fin de eliminar a todos los jugadores del equipo contrario o completar un objetivo (como capturar una bandera o eliminar a un jugador concreto).
En la ciudad, se enfrentan cinco personas contra otras cinco, según constató este diario ayer.
En algunos países es sumamente popular. La Sporting Goods Manufacturer’s Association estima que aproximadamente 10 millones de estadounidenses lo juegan anualmente.
Guillermo Aquistapace está a cargo del emprendimiento en la Villa. “Nosotros lo planteamos como un juego de estrategia, ofreciendo distintas misiones”, le contó ayer a EL DIARIO.
“Diariamente estamos dando entre cinco y seis turnos, desde las 14.30 hasta las 23.30. Los turnos duran una hora y media. Estamos cobrando 25 pesos por persona, a quienes les damos las cien municiones, que son las bolitas, y las garrafas de gas, que dura toda la partida, o sea entre 300 y 400 tiros”, puntualizó Guillermo.
“Es muy parecido al juego de vídeo ‘Counter’. Hay misiones con banderas, maniquíes, hay que instalar una bomba, etcétera. La gente va eligiéndolas según su gusto”, explicó.

La seguridad

Cuando se le preguntó sobre las medidas de seguridad dijo que los jugadores utilizan obligatoriamente antiparra, un chaleco protector y guantes.
Descartó que haya riesgos si se cumplen las normas. “La función principal de los árbitros es que las máscaras estén en su lugar”.
“En la piel provoca dolor en el momento, pero no deja marcas ni nada”, indicó.
En el caso de los menores de 18 años de edad, sus padres deben firmar un formulario en el que autorizan a sus hijos a participar de la propuesta. Además, según apuntó Guillermo, un adulto debe estar presente en el momento.
El entrevistado aseguró que, sobre todo, concurren los jóvenes mayores de 20 años, incluso los de más de 30.
“Hasta ahora solo hemos dado dos turnos a chicos de 16 ó 17 años. Los demás han sido mayores. Nuestra intención es ofrecerlo como juego de estrategia, no tanto de ir a tirarse. Queremos darle un grado de seriedad, para eso hay dos árbitros. No apuntamos a los menores de edad. Y queremos evitar problemas”, confesó.
Guillermo contó que no es la primera vez que el juego se presenta en la ciudad, pero que le comentaron que en la ocasión anterior “no estuvo muy difundido y se daba en un galpón chico”.
La pintura es biodegradable y hecha a base de colorantes.

Con ambulancias y seguro
Aquistapace contó a EL DIARIO que “si bien el municipio no estaba interiorizado en cómo es el juego”, no hubo trabas en los trámites de habilitación, sorteando con éxito las pruebas de seguridad e higiene.
“Nos obligaron a tener ambulancias y seguros. No fue muy engorroso el trámite”, reveló Guillermo, al dialogar ayer con un periodista de este matutino.