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9 de Agosto de 2011
Caso Rimoldi - Más de siete horas de intenso debate en doble jornada
Ocho testigos en la primera jornada del juicio a Miranda
La esposa de la víctima, sus cuatro empleados, un vecino y dos bomberos declararon en la audiencia inaugural del proceso que se le sigue a Gabriel “Lagarto” Miranda por el homicidio de Aldo Rimoldi. Se conocieron detalles de los dichos del acusado
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Ocho testigos comparecieron ayer en la primera audiencia del juicio que se le sigue a Gabriel Germán Miranda por el asesinato a puñaladas del comerciante Aldo Ambrosio Rimoldi, ocurrido el 21 de abril de 2009 en barrio Ameghino de Villa María.
A lo largo de una intensa jornada desarrollada en doble turno, que demandó más de siete horas de debate, se conocieron detalles de la declaración que el imputado prestó oportunamente ante el fiscal que instruyó la causa, ya que en la víspera sólo expuso sobre condiciones personales y luego optó por guardar silencio, sin que ello sea interpretado como una presunción de culpabilidad.
Tras ser retirado de la sala a pedido de su abogado defensor, Eduardo Luis Rodríguez, y a los efectos de informar a los miembros del jurado popular sobre la prueba incorporada al expediente, se dio lectura a la declaración que había prestado Miranda ante el fiscal Gustavo Atienza.

Miranda dijo…

Los aspectos salientes de aquella exposición judicial se consignan a continuación:
Miranda le dijo a Rimoldi “dame las cosas que me está esperando el remise, me tengo que ir a buscar el hijo de mi mujer e ir a la cancha”, diciéndole Rimoldi “pará un minuto que te quiero mostrar algo”.
“Mirá que no tengo mucho tiempo, pero bueno, abrime la puerta, pago el remise así no lo hago esperar”. Rimoldi abrió la puerta, Miranda salió, pagó al remise y volvió a ingresar, tras lo cual Rimoldi cerró con llave.
Se dirigieron ambos a la oficina del dueño del negocio, y en el camino Rimoldi le dijo “tengo un aperitivo para mostrarte, para darte”. Entraron a la oficina y “Aldo estaba viendo una película pornográfica en la computadora”, a lo que Miranda le dice “dale viejo verde, dame las cosas, estoy apurado”.
Según la declaración del acusado, Rimoldi lo miraba “como si estuviera ausente, como si tuviera la mirada extraviada, como que escuchaba y no escuchaba”, diciéndole “te traigo las cosas, pero vamos hacer unos números de los negocios” que ambos tenían. Que Rimoldi se retiró de la oficina a buscar el maletín (que había dejado la semana anterior) y cuando volvió, “traía el maletín en una mano y algo en la otra mano, envuelto en un diario, en un repasador”, que no sabe bien qué era.
Cuando llegó a la oficina, puso el maletín en el piso, al lado del escritorio donde estaba sentado él y lo que tenía envuelto al lado de la computadora. En ese momento se pusieron a hacer unos números de los negocios y Rimoldi le dijo: “Cuándo vamos a arreglar estos números”, comentándole Miranda que había estado con el contador Butarelli minutos antes por un negocio que tenía que darle un dinero, y si no que lo esperara que lloviera para que vendiera alfalfa y le pagaba. Que Rimoldi miraba la computadora y lo miraba a Miranda, y le dijo: “Tengo la solución para que me pagues esto… prestame tu mujer dos días, que yo me la llevo de viaje y queda cancelada la deuda”.
Miranda declaró que creía que le estaba haciendo una broma, diciéndole “por la mitad de la deuda te la llevás”, y se largó a reír, a lo que Rimoldi le dijo: “No, es en serio, para terminar de una vez este negocio, así continuamos con otros negocios”.
“¿En serio me estás diciendo?”, dice Miranda que le preguntó, a lo que Rimoldi respondió: “Sí, es en serio”.
“¡Vos estás loco! ¿Cómo me vas a decir una cosa así?”, replicó Miranda golpeando el escritorio con el puño y diciéndole a Rimoldi “mañana o pasado me llamás pidiéndome disculpas”, tras lo cual se retira en dirección a la puerta del negocio para irse. Que al llegar a la puerta se da cuenta que estaba cerrada con llave. Vuelve a la oficina para pedirle que le abriera, y cuando entra a la oficina ve que Rimoldi tenía el maletín abierto y había sacado el calador de semillas de dicho maletín y le dijo, poniéndoselo a la altura del pene, moviendo el calador, “qué, ¿tenés miedo que le guste a tu mujer cómo la coja yo?”, respondiéndole Miranda “vos estás loco lo que me estás diciendo… dame el maletín con mis cosas que me quiero ir, abrime”.
Miranda vio que Rimoldi manoteó el bulto del trapo y sacó un cuchillo entre medio del trapo o diario, diciéndole “esto se termina acá”, con el calador en una mano y el cuchillo en la otra mano. Avanzó con el calador, tirándole como para clavarle el mismo, pero le efectuó un corte en el cuello de Miranda. Se trabaron en lucha, logró zafar y escapó otra vez hacia la puerta, gritando (no recordando qué decía), que estaba desesperado, intenta abrir la puerta, forcejeando la misma, tironeaba, pero estaba cerrada. Que cuando se dio vuelta, lo tenía a Rimoldi con el calador y el cuchillo encima, trabándose en lucha con él, y logra agarrarle el cuchillo o el calador, que no se acuerda bien cuál de los dos, y ahí sigue peleando con él. Que le decía que parara, que él no reaccionaba, que tenía la mirada como perdida, que él tenía mucha fuerza, que no se lo podía sacar de encima. Que en un momento logró zafar y quiso escapar, y Rimoldi le pegó con una silla en el brazo y en la espalda. Volvieron a agarrarse en lucha y después Miranda se vio en el patio varias heridas y la Policía rodeándolo, y lo esposaron. Que al otro día se enteró que Rimoldi había muerto y ahí se le vino el mundo abajo.”

Por la mañana

El primer testimonio que receptó el tribunal fue el de la viuda de Rimoldi, Olga Ester Pino, quien tras la muerte de su esposo dejó de ejercer su profesión (es médica) para hacerse cargo de la empresa Insumos Villa María SC, dedicada a la venta de implementos y productos para la industria láctea.
Pino afirmó que encontró una carpeta con documentos y cheques rechazados que supuestamente se los había dado Miranda, además de pagarés firmados por el acusado.
La mujer dijo también que, para su sorpresa, encontró el negocio “muy desfinanciado” y defendió a su marido definiéndolo como “un adicto al trabajo”.
Ante una pregunta de la Defensa de Miranda, Pino admitió que Rimoldi solía recibir cadenas de mails que le enviaban sus amigos con contenidos pornográficos.
Luego compareció Roberto Aníbal Pagani, un vecino del negocio ubicado en la esquina de López y Planes y Jujuy, quien aquella tarde-noche del 21 de abril de 2009 escuchó los pedidos de auxilio que provenían del interior del inmueble y acudió en ayuda de Rimoldi, a quien conocía de muchos años.
Dijo que el comerciante asesinado no era un hombre agresivo, que no era de pelear y que era una buena persona. Asimismo, relató que al escuchar los pedidos de socorro, abrió una persiana y vio a Rimoldi tirado en el suelo, con abundante sangre en el pecho, y a un sujeto que pasaba sobre el cuerpo de la víctima.
El último testigo de la primera parte de la jornada de debate fue Rafael Antonio Lucentini, el empleado de más antigüedad que tenía Rimoldi en la empresa.
Fue el último en verlo con vida, ya que se retiró a las 19.30 de aquel día y se enteró momentos después que había sido apuñalado, aunque en principio pensó que se había tratado de un asalto.
Tras relatar pormenores de cómo funcionaba la firma comercial, describió a su patrón como “una muy buena persona”, al que “nunca lo vi pelear o discutir con nadie”. Asimismo, refirió que conocía al acusado más que nada por su padre, el ex futbolista y ex DT de Alumni, Iván “Nene” Miranda, de quien dijo ser amigo, y precisó que el confeso autor del homicidio de Rimoldi “no era cliente de la empresa”.

Y por la tarde

A las 14.45 se dispuso un cuarto intermedio hasta las 16.30, aunque en realidad el debate se reanudó a las 17, con la recepción de otros cinco testimonios.
Sucesivamente comparecieron los bomberos voluntarios Lucas Amici y José Miguel Ramírez, y los otros tres empleados de la firma de Rimoldi, Jorge y Cristian Senn (padre e hijo) y Luciano Gabriel García.
Los servidores públicos declararon en relación a su intervención como rescatistas del malherido comerciante, a quien trasladaron con la premura del caso desde el lugar del sangriento episodio hasta el Hospital Pasteur, donde fue intervenido quirúrgicamente esa misma noche, aunque dejó de existir alrededor de las 5 de la madrugada del día siguiente. Tanto Amici como Ramírez vieron que Rimoldi tenía una cuchilla clavada en la espalda, mientras que el segundo de los bomberos le escuchó decir a la víctima (mientras lo llevaban en la ambulancia) que buscaran un celular, pero que no se lo mostraran a su esposa.
Finalmente, los Senn y García dieron cuenta de sus funciones en la firma (los primeros viajan y reparten mercaderías y el restante es técnico lácteo), y describieron a Rimoldi como un buen patrón, que nunca había tenido problemas con sus clientes.
A casi todos los testigos, el fiscal de Cámara, Francisco Márquez, les exhibió un calador de semillas, dos cuchillas, una carterita porta-documentos de color negro y un bolso, además de algunos manuscritos, a los efectos de su reconocimiento.
A excepción de los bomberos, tanto la esposa de Rimoldi como sus empleados dijeron que la carterita pertenecía a la víctima, no así los otros elementos. Asimismo, identificaron la letra de Rimoldi en un papel en el que se consignan cuentas de supuestos deudores del comerciante asesinado, entre los cuales figura Miranda.

Continúa hoy

El juicio continuará hoy a las 9, oportunidad en la que comparecerán cinco efectivos policiales, mientras que en horario vespertino harán lo propio algunos médicos y otros testigos citados por las partes.
Mañana también se realizará una audiencia en doble turno y luego habrá un cuarto intermedio hasta el viernes, jornada en la que se realizará una inspección judicial en el lugar del hecho.


LAS FOTOGRAFIAS

1) Gabriel “Lagarto” Miranda, aún con las esposas puestas, a poco de ser llevado a la sala de audiencias donde es juzgado. De espaldas, un agente penitenciario y su abogado defensor

2) José Luis Bertoldi (izquierda) y Francisco Márquez, querellante particular y fiscal de Cámara, respectivamente. Son los acusadores de este proceso oral

3) Miranda se dispone a declarar sobre condiciones personales ante el tribunal compuesto por los jueces René Gandarillas, Silvia Saslavsky y Liliana Cuevas

4) El jurado popular está constituido por 12 ciudadanos (seis hombres y seis mujeres) de Villa María y la región, ocho de los cuales son titulares y los cuatro restantes suplentes

5) Miranda junto a su abogado, Eduardo Luis Rodríguez, durante un pasaje de la extensa primera audiencia del juicio que se le sigue al comerciante por el homicidio de Aldo Rimoldi



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