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El contador Oscar Romano dijo que la empresa de Rimoldi no daba pérdidas y admitió que junto al comerciante asesinado no llevaban los libros contables que la legislación exige. F2: La psicóloga Pandolfi. F3: Flavia Baldassa. |
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Por tercer día consecutivo, otra intensa audiencia de debate demandó el juicio por jurado que se le sigue al comerciante villamariense Gabriel Germán Miranda (40) por el homicidio de su par Aldo Ambrosio Rimoldi (58), que se ventila en la Cámara del Crimen de esta ciudad.
Nuevamente en doble jornada, ayer prestaron declaración otros nueve testigos, con lo cual ya comparecieron ante el tribunal y los miembros del jurado popular un total de 25 personas desde que se inició este proceso oral y público, el pasado lunes.
Al concluir la audiencia de la víspera, sobre el filo de las 20, se dispuso un cuarto intermedio hasta el próximo martes a las 9, oportunidad en la que se receptarán -entre otros- los testimonios de tres médicos forenses de la ciudad de Córdoba que intervinieron en la autopsia de la víctima del sangriento episodio registrado el 21 de abril de 2009 en barrio Ameghino.
El receso obedece a cuestiones relacionadas con las actividades particulares de los miembros del jurado popular, motivo por el cual se resolvió reanudar las deliberaciones una vez que todos puedan disponer libremente de sus horarios para continuar interviniendo en este intrincado juicio.
@ Por la mañana...
En tanto, la primera parte de la tercera jornada se inició minutos antes de las 10.30 y concluyó tres horas más tarde, luego que comparecieran el abogado Hugo Castro, los contadores Oscar Romano y Alberto Butarelli, y el cabo primero Diego Carabajal, de la Unidad Departamental General San Martín.
El letrado, representante legal y amigo de Rimoldi, había sido requerido el lunes como testigo nuevo por el fiscal de Cámara, Francisco Márquez, al ser mencionado por otro declarante.
Durante su comparendo, Castro relató que a mediados de 2008 él y Rimoldi fueron a ver al padre del acusado, el ex futbolista y ex DT de Alumni, Iván “Nene” Miranda, para ofrecerle que tomara un crédito con una garantía hipotecaria.
Llamativamente, el abogado admitió que ambos le mintieron a Miranda padre diciéndole que iban en representación de un grupo inversor que le iba a prestar dinero a cambio de hipotecarle el galpón de la firma “Miranda Semillas SRL”, ubicada en avenida Perón y Tupungato, pero que en realidad ese grupo no existía, sino que era el propio Rimoldi quien iba a poner el dinero para hacer el negocio.
Castro dijo que no recordaba si eran 20 o 30 mil pesos o dólares, aunque precisó que, finalmente, la transacción no se llevó a cabo.
@ Sin pérdidas
Posteriormente declaró Romano, contador del negocio que explotaba Rimoldi, “Insumos Villa María SC”, quien dijo que no le llevaba la contabilidad al comerciante asesinado y que sólo le hacia algunos papeles de liquidación de ganancias e IVA.
Declaró además que la empresa no daba pérdidas (contradiciendo así a la esposa de la víctima, Olga Pino, quien al declarar el lunes había asegurado que cuando se hizo cargo de la firma, tras el crimen, estaba desfinanciada en unos 500 mil pesos), y confesó que no llevaban todos los libros que la ley exige, como planillas diarias o libros registrables contables.
Entre otras expresiones, Romano dijo “creer” que la sociedad colectiva que regenteaba el comerciante fallecido la integraba junto a una hija y un primo, pero que al negocio lo llevaba adelante el propio Rimoldi como socio gerente.
A su turno, el contador Butarelli dijo que conocía a las dos partes, es decir a Rimoldi y a los Miranda (padre e hijo), a estos últimos porque les compró alfalfa y les vendió moha, además de llevarles los seguros de los vehículos de la empresa cerealera “Miranda Semillas SRL”.
Sostuvo también que se sorprendió cuando se enteró de la noticia del crimen de Rimoldi y precisó que al acusado hacía 5 ó 6 días que no lo veía, en franca contradicción a lo que había dicho Miranda, quien declaró que estuvo con él un día antes del hecho.
@ Pericia policial
El último testigo de la mañana fue el cabo primero Carabajal, quien la misma noche del sangriento episodio tuvo a su cargo el relevamiento de huellas y rastros en la escena del homicidio.
El funcionario policial dijo que, con hisopos, tomó muestras de la sangre en las distintas habitaciones y que luego se hicieron los cotejos de ADN, constatándose que la sangre pertenecía tanto a Rimoldi como a Miranda. Asimismo, en un croquis ampliado de la vivienda donde se produjo el hecho, Carabajal marcó con un fibrón los lugares donde halló restos de sangre.
@ Y por la tarde...
En horario vespertino, desde las 17 y hasta casi las 20, comparecieron el médico Alberto Budano y Miguel Angel Fiuri, ambos miembros del Rotary Club Villa María Este; las psicólogas Adriana Madrid y María Verónica Pandolfi, y finalmente Flavia Andrea Baldassa, amiga de la infancia de Rimoldi.
Tanto Budano como Fiuri coincidieron en señalar que el día del homicidio habían quedado en encontrarse con Rimoldi en la casa del primero a las 20.30 para finiquitar una serie de detalles de una fiesta solidaria que se iba a realizar el fin de semana siguiente, organizada por el Rotary.
A ambos les extrañó que el comerciante se demorara porque siempre era muy puntual, hasta que la esposa de Rimoldi les avisó por teléfono que su marido estaba gravemente herido en el Hospital Regional Pasteur.
Los dos testigos, cada uno a su turno, describieron a la víctima como un hombre sumamente calmo, muy medido en todo lo que hacía, que nunca se exaltaba y que era muy correcto y moderado.
Posteriormente declaró la licenciada Madrid, quien es perito oficial del Poder Judicial de Villa María. Fue quien le hizo la pericial psicológica a Miranda poco después del homicidio, luego de lo cual emitió un dictamen.
Según su informe, describió al acusado como un individuo que “tiende a priorizar los propios intereses por sobre los de los demás” y que posee una “personalidad narcisista”. Asimismo, señaló que “no advirtió sentimiento de culpa o arrepentimiento por parte del imputado”.
Después compareció la licenciada Pandolfi, quien intervino en la causa como perito de control o perito de parte, en este caso contratada por los querellantes particulares, es decir la esposa y los hijos de Aldo Rimoldi.
@ “Rimoldi o él”
Según esta psicóloga, cuando evaluó la personalidad de Miranda presentaba “rasgos psicopáticos” e “inmadurez emocional”, además de precisar que al momento del hecho de sangre el acusado “comprendía lo que hacía: era Rimoldi o él”.
A lo largo de una extensa exposición, Pandolfi señaló -entre otras expresiones- que Miranda presentaba “una baja autoestima en relación a su masculinidad” y refirió también que “no era un individuo fabulador”.
A su entender, el acusado “no actuó bajo estado de conmoción emocional y tampoco en legítima defensa”, aunque reconoció que “de no haber existido el hecho que Miranda declaró que ocurrió (la presunta propuesta de Rimoldi de canjear una deuda por favores sexuales por parte de la mujer de Miranda), probablemente no hubiera sucedido nada”.
@ Amiga del alma
Finalmente declaró Flavia Baldassa de Soria, una mujer que, de acuerdo a unos mensajes de texto encontrados en el celular de Rimoldi, todo parecía indicar que se trataba de una persona con la que la víctima habría mantenido una relación amorosa.
Sin embargo, la testigo dejó en claro que ambos eran amigos desde que ella tenía apenas 2 años, y precisó que consideraba a Rimoldi “como un hermano”. Asimismo, dijo que su familia y la del comerciante asesinado mantuvieron lazos de afecto y amistad desde siempre.
Por último, Baldassa describió a Rimoldi como un hombre “muy tranquilo, muy honesto, apasionado por el trabajo” y que era parte de su familia.
Tras ser desocupada por el tribunal, la rubia mujer se dirigió hasta el banco donde estaba sentada la viuda del comerciante, la abrazó y le dio un beso, y con lágrimas en los ojos le habló al oído. Luego besó a la hija de su amigo del alma y segundos después se retiró de la sala acompañada por su marido.
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