En cada reseña de los últimos recitales de Pedro Aznar se evoca la cita crucial del tema que da nombre a su reciente placa: "Detrás de esta máscara hay un chico asustado". Plasma el estado sentimental que le provocara la muerte de su padre y que imprime gran parte del disco. Pero arriba del escenario, el ex Serú Girán es más bien un chico curioso, riguroso y meticuloso hasta el extremo: una fuerza intrépida que crea, recrea y aborda repertorios populares latinoamericanos y anglosajones con la destreza y el ingenio propios de un brujo con sus pócimas mágicas.
Es un chico de 49 años que, aún tímido y escueto en las palabras ante el público, juega, mete mano, indaga en el lenguaje sonoro, embellece y se divierte. La imagen final lo pinta de cuerpo entero. En un segundo bis, ya con la audiencia extasiada, se sentó junto a sus músicos al filo del escenario y deleitó con una fogonera, española y totalmente "unplugged" versión de "Blues de la piedad" de Cazuza, que se incluye en el disco 2 de "Quebrado". Y qué decir de ese ejercicio de laboratorio que desmenuza en "Tomorrow never knows" de Los Beatles (del disco "Mudras"), con un diálogo aleatorio entre sintetizadores, ecos de voces y una base percusiva propia de un ritual africano.
Como un faro que dispara ráfagas multicolores, el artista -en su primera presentación en Villa María- se despachó el sábado por la noche en el Teatro Verdi, frente a más de 500 personas, con una lista sábana de temas con la cual recorrió, fiel a su reticencia a las fronteras, diferentes continentes musicales. Respaldado por una banda ajustadísima y rica en sus perfiles (el percusionista Facundo Guevara se mandó un exquisito solo en parches y accesorios como preludio a "María Lando" de Chabuca Granda), sumada a esa privilegiada y aterciopelada voz que puede arrullar o arrollar según convenga, el músico -en bajo y en guitarra acústica- ahondó en su último disco doble (anotar la poética de "Décimas") y rescató un par de temas de "Aznar canta a Brasil" ("Alcira y la torre" y el reggae de denuncia "La carne"), de "Caja de música" ("El", poema de Borges), de su sociedad con Charly ("Tu amor" y el cover "Sólo Dios sabe") y de Serú ("Si me das tu amor"). Joyitas como "Zamba de carnaval" o "A primera vista" de Chico César, quedaban flotando en la espesura de sombras y luces (impecable el juego de iluminación), para coronar acaso el mejor recital de 2008.
El chico se divierte, el público festeja. Más que quebrado, el cuerpo quedaba entero y revitalizado.
Juan Ramón Seia
Otras notas de la seccion Culturales
Analía Rosso mostrará sus cuadros en el Favio
Inscriben en escuela de modelos
Un humor sin red
"Hago bailar cuarteto a americanos y extranjeros en mis clases de Nueva York"
El PEUAM obtuvo un premio en Ausonia
|