La APDH apoya a Zaffaroni
Frente a la campaña política y mediática instrumentada contra el doctor Raúl Zaffaroni, nuestra entidad rechaza que un asunto de carácter privado como el uso de sus propiedades, haya sido utilizado maliciosamente como motivo de descalificación a su función como jurista, que lo ha llevado a formar parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
También lamenta que se pretenda utilizar esta injusta tergiversación de la realidad para desmerecer su imagen como persona de bien, que ha hecho de la verdad y la justicia el motivo de su alta vocación al servicio de la Justicia.
Asimismo, valora su disposición a dar explicaciones sobre lo sucedido, digna actitud que otorga a su palabra el más alto nivel de credibilidad, cimentada por su larga y destacada trayectoria en el campo jurídico junto a su reconocido y respetado sentido ético en el ejercicio de su función profesional y docente.
La APDH considera un alto honor contar al doctor Raúl Zaffaroni como miembro de su Consejo de Presidencia y se complace en hacer pública esta resolución unánime de su Mesa Directiva.
APDH Junta Central y Delegación Villa María
Situación política de Córdoba
La lectura sobre la situación política de Córdoba y la respuesta de su electorado no puede hacerse desde una supuesta realidad cordobesa exclusiva, si no caeríamos en el cordobesismo de de la Sota. Tampoco se trata solamente de la real falta de unidad que prevalece desde hace décadas en la centroizquierda, sino de atrevernos a interpretar -sin prejuicios- una realidad como la del Gobierno nacional que está transformando el país desde hace casi un decenio en el sentido de los ideales populares, para participar en ella sin las anteojeras del esquematismo analítico ni las dudosas purezas ideológicas de los revolucionarios a ultranza que desconocen a quienes sirven sus estrategias -o sea tirar la bala del cañón sin averiguar antes dónde cae ni tampoco con la visión pseudo federalista que trabaja para destituir al Gobierno nacional agitando -mediáticamente- una mentirosa injusticia en el reparto de la coparticipación y esconde que ha fundido el presupuesto provincial en dos períodos, vaciado la Caja de Jubilaciones y ha sido salvado por el mismo Gobierno nacional, al cual le debe gran parte de las obras que ha exhibido durante la campaña.
Se trata de reconocer que se ha abandonado hace años la organización como medio para llegar al poder y paralelamente de promover a los mejores y más luchadores a los cargos dirigentes, remplazando este principio orgánico por el punterismo escondido tras la “horizontalidad” y que se ha confundido seriamente el amontonamiento de quienes corean discursos parecidos -unos por convicción y otros por oportunismo- con una verdadera política frentista que nazca del reconocimiento de los intereses comunes de la gran mayoría de la población y sus partidos en el marco del país y la provincia, pero fundamentalmente de una Nación que se ha puesto en marcha junto a América Latina hacia su independencia y justicia social hace casi una década, mientras algunos aún están averiguando si es cierto y otros agitan sus banderas mediáticas para convencer que es mentira.
En lo que va desde 2001 hasta hoy y más atrás aún desde la dictadura, Córdoba, la del Cordobazo y el Viborazo, la que dio origen al movimiento intersindical de Tosco y al Gobierno de Obregón Cano y Atilio López y consecuentemente una de las provincias más castigadas por el genocidio, sede del Tercer Cuerpo, es base de operaciones de los gobiernos de derecha más recalcitrantes -con virtuosas excepciones- que desde el menemismo buscan dividir al país en una rica Región Centro dominada por la Sociedad Rural y al servicio de las políticas neoliberales, como lo están haciendo hoy, al pretender unir estratégicamente Córdoba, Santa Fe y Capital Federal, desde una ficción electoral destituyente alimentada por los medios, a la disputa presidencial, en tanto la centroizquierda local se debate en divisiones y no atina a una respuesta que enmarque unidad para obtener mayoría y estrategia para derrotarlos.
Se trata, creo, de poner en marcha las coincidencias que hay entre el Gobierno central y su proyecto nacional y popular, con los sectores K y más progresistas del justicialismo cordobés -partido que a nivel nacional ha llevado delante de la mano de Kirchner y Cristina este proyecto- como lo viene haciendo nuestra presidenta y unir a éstos, todos los sectores kirchneristas de centro izquierda para dar batalla con entusiasmo por un nuevo período presidencial de Cristina Fernández de Kirchner, única garantía para aislar a la derecha y hacia la consolidación de un Frente Nacional y Popular, lo que redundará en nuevas alternativas para Córdoba.
Jorge A. Torriglia
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