Escribe: "Pepo" Garay
Especial para EL DIARIO
Suelo rico el del lugar. Fértil, invita al cultivo. De allí que Huerta Grande se llame como se llama y de ahí que luzca como luce. Una pradera dispersa entre las montañas, de sembradíos varios, matizados con la urbanidad callada que moldean seis mil habitantes. Bonita por donde se la mire, merecedora de visitas.
El municipio está ubicado en el ombligo del Valle de Punilla, entre La Falda y Villa Giardino, casi pegado a sus vecinos, 20 kilómetros al norte de Cosquín, 13 al sur de La Cumbre, ve pasar turistas que van y vienen. Sin embargo, no son demasiados los que bajan dos cambios y se desvían hacia sus beldades. Pues allá ellos. En todo caso, esa carencia de grandes gentíos se corporiza como una virtud antes que como un defecto.
Basta con entrar y desfilar por las callecitas enrevesadas, para comenzar a sentir los placeres de Huerta Grande. El circuito transcurre entre subidas y bajadas, cosquilleos, con vida de aldea dando vuelta a los costados, veredas cercanas y un telón de sierras que llena cualquier espíritu. Las grandes y añejas casonas se suceden matizadas con jardines, arboledas y plantaciones que se aprecian en el fondo montañoso. Allí y acá, la vegetación cumple su rol elemental. Algarrobos, piquillines y molles, entre otros ejemplares, llenan de verde el paisaje. La peperina, cuando no, colabora con su cuota infaltable de gracia y aromas.
Con todo, el escenario no podía estar completo sin la bendición del agua. Aún con la sequía que la región viene sufriendo desde hace varios años y aun en invierno, el viajero continúa saboreando las postales que regala el Balneario Municipal. Enclave enmarcado por tres piletones naturales, sobre el río San Francisco, aporta también grandes arboledas y laderas para que disfruten los ojos. Potenciando tales sensaciones, el patio del pueblo trae la imagen del cerro “El Dragón”. Icono punillense, su cima se ubica a 1.100 metros de altura sobre el nivel del mar. De fácil acceso, proporciona magníficas vistas del valle.
Piedras Grandes
Otra excursión recomendable es la que lleva a Piedras Grandes, espacio natural custodiado por el arroyo homónimo y sus pequeñas cascadas. Se trata de formaciones graníticas de particulares perfiles, producto de la erosión y el paso de los años. Interesante a su vez resulta el Parque Naguan Tica, un sitio donde además de avistar aves y flora, se puede recoger testimonios de los primero habitantes de la provincia: los comechingones. Cuevas y morteros utilizados por los aborígenes son el principal atractivo.
Importancia histórica
Pero si de historia hablamos, cabe resaltar la importancia que Huerta Grande tuvo en la urbanización del Valle de Punilla. A principios del Siglo XX, el pueblo era uno de los pocos espacios habitados entre Córdoba capital y Capilla del Monte. Durante varias décadas fue referente del área, protagonismo que fue claudicando luego en favor de otras villas cercanas.
No obstante, la localidad supo aprovechar la infraestructura disponible en el terreno del turismo: un buen número de gremios tienen aquí sendos centros vacacionales. Aunque el movimiento que dichos emprendimientos generan no llegan a afectar el talante del lugar.
Un nuevo paseo por Huerta Grande viene con relax y degustación de productos típicos. En tal sentido, destacan la larga variedad escabeches de verduras y mermeladas. Elementos nacidos de esta tierra próspera para el cultivo y para el deleite.
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