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“Un verdadero teólogo busca la fuente de su ciencia en la historia de la revelación”, comentó |
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En un hotel céntrico de La Docta, EL DIARIO pudo hablar con monseñor René Laurentin, el mismo que en 2007 editara el Diccionario de las Apariciones con más de 2.500 casos. Además de asesor del Papa Juan Pablo II y el actual Benedicto XVI, es doctor en Teología.
Para conocer un poco más de su vida, vale decir que nació el 19 de octubre de 1917, en Tours, en Francia. Es además exégeta, historiador, periodista y especialista en apariciones marianas, con más de 130 obras publicadas. En nuestro país ha investigado sobre las apariciones de Nuestra Señora de San Nicolás, Nuestra Señora del Rosario, Inmaculada Madre del Corazón Eucarístico de Jesús y Nuestra Señora de Lourdes.
El comienzo
Repasando su trayectoria, comentó: “Un verdadero teólogo busca la fuente de su ciencia en la historia de la revelación. Todo teólogo es antes que nada un biblista. Cuando acabé con mis tres tesis de Doctorado (suma dos en Letras en La Sorbona), monseñor Teaz me pidió investigar sobre Lourdes (en 1954) para el Segundo Congreso Internacional de Mariología en Roma. Para mí era una novedad total, no entendía qué quería decirme con eso, entonces intenté buscar qué es una revelación, por qué una aparición es una revelación, después de la verdadera revelación que se acabó con Cristo y los 12 apóstoles”.
“Eso me hizo sacar conclusiones nuevas -continuó-, por ejemplo me di cuenta que Lourdes repetía el mensaje liminar de Juan el Bautista, un mensaje de conversión y penitencia y eso fue retomado por Pío XII para el centenario de Lourdes. Yo creía que la historia estaba hecha pero me di cuenta de que no era así. No sabíamos si había 18 o 19 apariciones, los dos principales historiadores decían que había 19, pero Bernadette (la niña a quien se le apareció la Virgen) afirmaba que había 18. Recorrí todos los archivos del tema y pude confirmar que fueron 18. Luego de mis trabajos cambiaron las observaciones, luego de las críticas que recibía (y de las prohibiciones de una parte de la Iglesia). Así es que me pidieron que me encargara de otras apariciones, como la Medalla Milagrosa en las calles Bac en París, y 1981 fue el año en el que pude asistir a revelaciones que estaban ocurriendo”.
El proceso de una aparición
“Cuando hay una aparición uno trata de controlarse. ¿Cómo? Discerniéndola. Así como un médico discierne una enfermedad y hace un diagnóstico preciso, que implica una respuesta. Ahora bien, ¿cómo se discierne una aparición? Se nombra una comisión, vicarios generales, personalidades oficiales de la Iglesia, sin preocuparse por si tienen o no discernimiento, se buscan teólogos que pueden encontrar conformidades entre el dogma y la aparición, pero con mucha frecuencia los teólogos son abstracciones y no están preparados para discernir un hecho particular como este”.
“Si se nombra un psicólogo o psicoanalista es lo mismo, sin preocuparse si tiene sentido cristiano para ver si ese hecho psicológico traduce o no la intervención divina. Yo recomiendo especialistas que tengan contacto entre el cielo y la Tierra, si nombra a un no creyente el resultado es negativo. Tienen que saber dónde está el Bien y el Mal, como directores de seminarios, exorcistas para discernir sobre el demonio o sobre dónde está el pecado o dónde está el Bien”.
Cuatro reglas
“Primero saber si las apariciones son conformes a la fe y a las reglas morales (buenas costumbres). Si es contrario, será obvio que no es necesario discernir espiritualmente y que hay que acabar con el fenómeno y alertar contra los errores. Ver si la vida de quien ve la aparición es digna de fe cristiana, si son cercanos a Dios en todos sus aspectos o no.
Segundo ver si hay signos de Dios. En las apariciones hay muchos signos olfativos que impresionan a los que los perciben. Pero lo que digo es que no vale la pena que hablen de eso porque si uno siente un olor de flor o incienso a usted eso lo impresiona, capaz q sea el lenguaje de Dios (que no es racional) pero si usted da testimonio de eso la gente le contesta que es una ilusión olfativa.
Tercero es saber a qué hora lo vieron. Si fue en el ocaso puede ser una ilusión visual, pero si es más temprano tiene más crédito.
Por último, lo más importante es la curación. Dios no hace tantos milagros gratuitos. Hace milagros que tienen un fin, que cura enfermedades. Es la única regla de discernimiento que no fue dada por Cristo. Ese es el signo principal y la verdad es que las comisiones lo desprecian mucho.
El Diccionario
Hablando del renombrado Diccionario, comentó que lo ideó en 1999 pero no lo editó hasta mucho tiempo después. “Pensé que si lo publicaba se enojarían, así que lo mandé al Papa y al secretario de Estado del Vaticano, que me había dado la negativa unos años antes. Les dije que hacía esto en conformidad con lo que ellos pedían y ambos aceptaron y me escribieron una carta de felicitación. Eso hizo que mi situación cambiara”, aseguró. “Así es que el Diccionario se editó en 2007. Porque necesité colaboradores que se fueron y no ayudaron mucho. Fue muy trabajoso llegar a realizar el Diccionario y que la versión italiana esté actualizada, con más apariciones y algunas corregidas.”
“Ojalá algún día se traduzca al castellano, porque no es un simple inventario, hay centenares de artículos, referidos a todos los aspectos de las apariciones y al aspecto científico”, concluyó.
Juan José Coronell
Especial para EL DIARIO
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