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Otros tiempos. Diego “Rocky” Giménez fue un eximio boxeador, pero comenzó a transitar los caminos de la delincuencia y la pasó peor que sobre un ring. Seguirá en la Cárcel hasta enero |
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El otrora brillante boxeador Diego Alejandro Giménez, por todos conocido simplemente como “Rocky”, tendrá que esperar poco más de dos meses para poder dejar la Cárcel de barrio Belgrano, en la que se encuentra alojado desde mediados de mayo.
Es que luego de ser condenado a tres años de prisión de cumplimiento efectivo por un hecho de “coacción” y otro de “robo calificado” por el uso de un arma de fuego, cuya operatividad no pudo ser acreditada, Giménez deberá purgar cuanto menos ocho meses tras las rejas para poder acceder al beneficio de la “libertad condicional”.
Al respecto, el artículo 13 del Código Penal de la Nación establece que “el condenado (...) a reclusión o prisión por tres años o menos, que hubiere cumplido un año de reclusión u ocho meses de prisión, observando con regularidad los reglamentos carcelarios, podrá obtener la libertad por resolución judicial, previo informe de la dirección del establecimiento e informe de peritos que pronostique en forma individualizada y favorable su reinserción social”.
Claro que para que dicha norma legal sea procedente, “Rocky” deberá cumplir con una serie de condiciones, como residir en el lugar que determine la autoridad judicial competente y observar reglas de inspección que fije la Justicia, especialmente la obligación de abstenerse de consumir bebidas alcohólicas o utilizar sustancias estupefacientes.
Pero eso no es todo. Ni bien Giménez obtenga la “condicional”, tendrá que adoptar -en un plazo relativamente corto- oficio, arte o profesión, si es que no tiene medios propios de subsistencia.
Otro aspecto fundamental, exigido por el citado artículo 13 en su inciso 4º, establece que “Rocky” deberá abstenerse de cometer nuevos delitos. Y como si eso fuera poco, también tendrá que “someterse a tratamiento médico, psiquiátrico o psicológico que acredite su necesidad y eficacia de acuerdo al consejo de peritos”.
Ocurre que el artículo 15 del mismo Código Penal deja muy en claro que “la libertad condicional será revocada cuando el penado cometiere un nuevo delito o violare la obligación de residencia”.
En definitiva, los 73 días que todavía deberá pasar Giménez en el Establecimiento Penitenciario Nº 5 de barrio Belgrano le servirán para replantearse cómo seguirá su vida a partir de mediados de enero próximo, sobre todo porque la libertad que le concederán quedará pendiendo de un delgado “hilo procesal”.
Juicio abreviado
Durante la audiencia de debate, Diego Giménez (de 29 años de edad) confesó haber amenazado a un joven de 19 años en horas de la noche del 30 de enero de 2006, luego que al damnificado se le detuviera la moto sobre el puente Juan Bautista Alberdi a raíz de un desperfecto mecánico.
“¡Dame la moto o sos boleta!”, le dijo en tono amenazante a Daniel Hugo Torres, propietario del rodado, en momentos que el ex pugilista se encontraba acompañado por el lustrín Julio César Pringles, alias “Julito”, de 56 años, quien también resultó procesado en esa causa.
Sin embargo, en el juicio sustanciado el lunes, Pringles fue absuelto de culpa y cargo, ya que Giménez asumió toda la responsabilidad penal del hecho.
Para más datos, el ex campeón OMB Latino de la categoría “ligeros” empuñaba una sevillana cuando se produjo el atraco, con la cual le exigió a Torres que los llevara a un prostíbulo, aunque el viaje se vio interrumpido a poco de iniciado ya que al llegar a la estación de servicio Ramonda, “Rocky” le dijo que se bajara.
Cuando Giménez y Pringles entraron al mini-shop, el muchacho aprovechó para escapar del lugar y se dirigió rápidamente a la Comisaría de Distrito, donde radicó la correspondiente denuncia.
Momentos más tarde, y ya con los datos aportados por el motociclista, efectivos policiales detuvieron a “Rocky” y a su amigo en cercanías de la mencionada estación de servicio, los trasladaron hasta la sede de la Unidad Departamental y los pusieron a disposición del fiscal Gustavo Atienza.
En el Santa Ana
El otro hecho por el cual fue juzgado y condenado quien también fuera campeón provincial de su categoría, se produjo el 26 de marzo del corriente año en la vivienda ubicada en la segunda cuadra de calle Roma, en barrio Santa Ana de esta ciudad.
Allí, tres delincuentes armados (“Rocky” y otros dos sujetos que nunca pudieron ser individualizados) irrumpieron en la finca, golpearon a un hombre en la cabeza, encerraron a una joven mujer en el baño y se dieron a la fuga llevándose un magro botín: una bolsa con pescado congelado que había en un freezer.
En el citado domicilio vivía Daniela Lencina, quien le alquilaba la casa a Carlos Gómez. Precisamente, el dueño del inmueble se encontraba cambiando la cerradura de la puerta del frente puesto que, pocos días atrás, habían andado personas sospechosas “husmeando” por el sector, causando temor y preocupación entre los vecinos.
Los tres sujetos, que arribaron en una moto, se detuvieron frente a la casa y mientras uno fingía que se le había descompuesto el rodado, los otros dos ingresaron por una puerta de rejas: uno atacó a Gómez, golpeándolo en la cabeza (sufrió una herida en el cuero cabelludo que lo hizo sangrar profusamente) el otro encerró a Lencina en el baño.
Sin embargo, los malvivientes no pudieron consumar plenamente el robo ante la presencia de otros vecinos en las inmediaciones, por lo que debieron escapar raudamente y sólo alcanzaron a apoderarse del insólito “botín” antes descripto.
Durante el juicio, Giménez admitió haber participado en ese hecho, aunque no se pudo probar la operatividad del arma de fuego empleada.
Otros detalles
Diego Giménez nació en Bell Ville el 19 de marzo de 1979 y registra último domicilio en Intendente Urtubey s/n, en Villa María.
Con respecto a su actividad como boxeador, “Rocky” hizo 31 peleas en el campo profesional, ganó 28 (17 por la vía rápida) y perdió 3. La última fue el 26 de julio de 2003, en la Federación Argentina de Box, cuando le ganó por puntos a Víctor Hugo Castro.
Con respecto al juicio de la antevíspera, el tribunal fue presidido por el camarista René Gandarillas y contó con la participación del fiscal Francisco Márquez y del asesor letrado Juan Rusconi (defensor oficial de Giménez y Pringles), mientras que la secretaria actuante fue Gabriela Sanz.
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