Para algunos significó un salvavidas para llegar a fin de mes. Para otros, fue un bálsamo, una contención que les despejó, aunque sea un poco, dolores eternos. Cada uno se perfeccionó por sí mismo: indagó, practicó, probó. Son emprendedores de Villa María.
Estela de Fernández (59) trabaja con cuero. Hace artesanías en cuero: llaveros, imanes, ceniceros, libretas para niños, cunas que hacen las veces de porta té y porta café, porta sahumerio, cuadros, muñequeras y carteras, entre otros objetos.
“También hago souvenirs de cuero, a pedido”, contó a EL DIARIO.
Estela comenzó a trabajar en esto cuando hace seis años su esposo se jubiló y necesitaban recursos para sobrevivir. Les va bien, según confirma. Ella le atiende a él el puesto de panadería pero ésta es una de sus pasiones. “No tenía idea. Somos de una iglesia Evangélica, a mi marido (Héctor) le regalaron cuero y empezó en un Día de la Madre a hacer cositas para la iglesia”, rememoró.
La pareja llegó desde Buenos Aires hace 22 años y se anotaron en una feria de emprendedores. Trabajan todo el año, contando con muchos clientes. “Hay ferias en las que hacemos 200 pesos, otras 500, otras nada, pero además tenemos nuestros clientes”, recalcó.
José Perossi tiene 39 años y ayuda a su esposa en lo que es muñequería: muñecos, títeres, mochilas, almohadones, carteras y varias cosas más salen de manos de ella, todos los días del año, desde hace tres años.
“Yo tenía un microemprendimiento de conejos, que no andaba. Mi mujer era ama de casa. Y tuvimos la posibilidad de ingresar a una feria en la plaza Centenario”, recordó. El sigue repartiendo mercaderías mientras ella se dedica a las artesanías.
Viven en el barrio Nicolás Avellaneda, tienen un hijo y consideran que logran “buena plata por mes”. “Las familias compran y los chicos van mucho a las ferias”, indicó José, quien precisó que además de los distintos eventos de esta naturaleza en que participan en la ciudad, también han estado en Carlos Paz, Villa Rumipal y otros puntos.
A la hora de contar cómo empezaron, explicó que “mi esposa estudió corte y confección y siempre le gustó, tenía idea de hacer esto. Una señora que le debía algo de dinero le entregó unas revistas sobre el tema, yo le decía ‘para qué, para qué’, y resulta que empezó gracias a eso”.
Nancy Cuzcueta reside en el barrio Vista Verde. Tiene 46 años, está casada, tiene dos hijos y un nieto. Su especialidad son las casas de las barbies, cajas de maderas pintadas y ahora incorporó ropa para cachorros.
Desde hace un lustro, esta actividad es uno de los pilares de su vida. “Empecé porque amo el arte. Inicié con pintura y me gustó, aparte que sirve desde el punto de vista económico, lo llevo en el alma y me encanta”, apuntó.
Su labor ya le ha generado clientela. “Aprendí sola, por interés, porque me gusta”, subrayó.
Para Isabel Ludueña, de 58 años y habitante del barrio Nicolás Avellaneda, la creación de muñecos soft le sirvió para encontrar alicientes para continuar viviendo.
Los muñecos soft son realizados con medias de muselina y por lo general se tratan de duendes, gnomos o hadas.
Desde hace más de tres años este es su pasatiempo y la manera que halló para tratar de salir adelante luego de una desgracia familiar.
“Era ama de casa y decidí aprender a hacer esto. Un día pasé por un instituto, me detuve en la vidriera y decidí estudiar allí, aprendí y fue una salida laboral... en realidad, mucho más que una salida laboral”, le confió a EL DIARIO.
Su hija falleció e Isabel sintió que se le iba la vida. “Esto me ayuda a sobrellevar semejante pérdida”. Hoy vive con su marido y su nieto.
Valoró el apoyo de Virginia Martí, la subsecretaria de Descentralización Territorial de la Municipalidad de Villa María: “Gracias a ella y Eugenia estoy saliendo adelante. Mi marido está enfermo, no puede trabajar en nada”, señaló.
“Gracias a Dios vendo bien y me dedico a hacer souvenirs”, agregó la vecina.

LAS FOTOS:
1- Isabel: muñecos soft para salir adelante

2- Nancy dice que le apasionan las artesanías

3- Estela de Fernández vive en barrio 75 Viviendas y crea objetos con cuero

4- José Perossi ayuda en el puesto de feria a su esposa, que comenzó a generar en base a revistas