Desde lo ocurrido en mayo pasado, cuando la directora del IPEM Manuel Anselmo Ocampo debió tomar medidas al encontrar a alumnos bebiendo fernet dentro de la institución, hasta lo sucedido el viernes pasado en otra escuela secundaria pública, en la que intervino la Policía Federal para detener a un alumno que aparentemente le vendía cocaína a sus compañeros, poco parece haberse realizado para cambiar un cuadro penoso y alarmante: el de las adicciones.
Y así, con palabras más o menos elegantes, lo dejaron traslucir ayer todos los directores que fueron consultados por EL DIARIO.
La aprehensión de un estudiante de 18 años en un IPEM (este matutino decidió no identificar la escuela para evitar la estigmatización que sufrió la Ocampo en aquel mayo, cuando su directora hizo valientes declaraciones a este medio), desempolvó nuevamente un drama que azota a la juventud, atravesando todas las instituciones.
“Esta problemática atraviesa a toda la sociedad”, concordaron ayer los conductores de las distintas secundarias villamarienses.


Reproches y deudas

Uno de los aspectos sobresalientes de esta situación está relacionado con la falta de medios al alcance de los colegios para luchar contra el flagelo. Por caso, el director del IPEM Abraham Juárez, Henry Calvo, se quejó por no contar con elementos. “Cuando tenemos a un alumno con esta problemática, nos encontramos conque no hay muchas salidas. Villa María no tiene un lugar que pueda contener al enfermo y a su familia”, advirtió.
Cuando se le dijo que semanas atrás el municipio abrió una casa de medio camino, remarcó que “se necesita algo más profundo, con mayor presupuesto” y consideró que la apertura de aquella institución “me parece que es más político”.
“Tengo mucho contacto con la Casa de la Asociación Nazareth y el trabajo de ellos es increíble; está desbordado”, manifestó y luego agregó que “no nos llegó nada a la escuela respecto a la casa de la Municipalidad”. “Estamos medio desprotegidos”, analizó.
El papel del Estado en el tema toma ribetes extravagantes cuando sucede lo que ocurrió en el Ocampo.
Luego que Mirta Karpow, su directora, confesara en una entrevista con nuestro diario, en mayo pasado, su preocupación por las adicciones y la convivencia de los jóvenes, lo que desembocó en un singular escándalo con toma simbólica del establecimiento incluida, el Gobierno provincial le pidió explicaciones, en lugar de ofrecer puentes de ayuda.
“Del Estado no recibí nada, al contrario, tuve que demostrar qué habíamos hecho nosotros para que no pasara lo que pasó”, confirmó ayer Karpow ante nuestra consulta. Así, la docente debió remitir fotocopias del contenido de programas que revelan que en 2006 se abordaba el tema del paco y de la jarra loca con los chicos, advirtiéndoles del daño que ocasionan esas sustancias y conductas. También debió justificar la contención escolar desde un proyecto de educación sexual transversal. De ayuda del Gobierno ni noticias.
Es más, ahora en octubre el colegio pondrá en marcha un proyecto que se elaborará para abordar la problemática con instituciones del medio.
Karpow indicó que esto nace del ofrecimiento de colaboración que hicieron establecimientos como la Universidad Nacional, la Universidad Popular (en este caso, del municipio local) o el Juzgado Federal. Recién en octubre, cinco meses después de que explotara públicamente un drama instalado desde hace mucho.
“Por suerte aquí hay un cuerpo de profesores que trabajan verdaderamente y que dicen: llamemos las cosas por su nombre”, resaltó la directiva.
Por su lado, el Gobierno nacional ya puso en marcha el abordaje del tema. “Enviaron una colección de CD que se refiere a que es ‘mejor hablar’ y se vincula a situaciones concretas. Algunos contenidos de los CD ya se han trabajado con los chicos. Son nueve”, explicó. Ante una pregunta, especificó que se abordan desde diversas asignaturas, como formación para la vida y el trabajo, ciudadanía y participación, biología, entre otras.
Desde el Abraham Juárez, situada en el barrio San Martín, Calvo admite que “no hay un proyecto puntual” para abordar las adicciones dentro del colegio que conduce, sino que el tema se reduce al diálogo de estudiantes con docentes. “No hay un trabajo profundo, es muy delicado y hay que abordarlo con especialistas. Se debe realizar prevención en todos los órdenes. Pensar en que no consumen sustancias nocivas es una utopía. Hubo tanto lío en su momento con lo que dijo la señora Karpow pero fue mucho ruido y quedó en la nada, eso debería habernos enseñado qué hacer. Todas las escuelas tienen el problema, no sirve abordarlo de manera individual y de vez en cuando”, reflejó ante EL DIARIO.
“Es un tema grave, en el cual todos estamos expuestos pero no hay que agarrarse de los pelos. Ahora lo descubrió otro establecimiento, pero yo no sé si acá dentro no consumen, quiero creer que no, estamos siempre observando pero no tenemos los medios”, alertó.
“Debe darse un debate inmediato”, reiteró, tal cual lo había dicho días después de que estallara la polémica del IPEM 147.


Con Ballas

Como se conoce, el ex boxeador Gustavo Ballas se erigió en un especialista en charlas de adicciones, con su propia experiencia de vida como trampolín. A él recurrieron desde el IPEM Rosario Vera Peñaloza. Lo explicó ayer su directora, Graciela Olmos: “Desde hace un mes trabajamos con Ballas a través de charlas, particularmente con los alumnos solos, sin autoridades, para que los chicos puedan sincerarse”.
También, precisó, se trabaja con personas “capacitadas del dispensario o gente que pertenece a Casa Nazareth”.
Olmos apuntó que por lo general hay una o dos charlas mensuales, de grupos pequeños.
“Lo hacemos de manera preventiva, es una problemática de los jóvenes que muchas veces ellos mismos plantean. Los chicos son muy espontáneos, vienen y cuentan lo que ven y nosotros actuamos en función de eso y de lo que observamos en las aulas. Primero conversamos con ellos, luego con los padres”, detalló quien está al frente de esta institución de barrio Las Playas.
Desde la órbita privada, en tanto, Adriana Vivó, quien conduce el Instituto del Rosario, también coincidió con sus pares en que la problemática atraviesa todos los sectores “y nadie está exento”.
La docente contó que “se habla del tema desde todas las asignaturas” y que “la cuestión de las salidas y de ‘la previa’, que instalaron mucho los medios de comunicación, suelen ser las disparadoras para que se hable de otras adicciones”. “Los chicos cuentan siempre que exista un ámbito de participación que impulse el surgimiento de la confianza con el docente. Uno hace lo posible para generar un espacio de escucha, con el objetivo, siempre, de ayudar”, resaltó la profesional.
“Debe ser difícil para un padre reconocer una adicción, y en ese camino debe estar presente la escuela, abriendo un canal de diálogo. Se trabaja día a día”, remarcó.
Vivó especificó, ante nuestra consulta, que en el instituto hay un gabinete psicopedagógico, el que trata en mayor medida cuestiones vinculadas al aprendizaje “pero cuando hay situaciones puntuales en que aparecen adicciones se derivan a psicólogos especialistas en adolescentes”.
Indicó que se ha trabajado desde un proyecto el tema de los valores, un valor por mes, y desde un proyecto de identidad y educación sexual, generándose un espacio para dialogar con mayor profundidad.


Un trabajo de hormiga

Desde el ex Nacional, su directora, Marta Giardello, confió que “tenemos un gabinete que no da abasto, conformado por una psicóloga y una psicopedagoga, ante una población de más de mil alumnos, con esta problemática presente además de otras como la de violencia”.
“Este es un problema social. Nosotros tratamos de contener, de hablar con los padres; se los deriva a los centros asistenciales de distintas barrios y se hacen visitas domiciliarias”, declaró.
“Están en una etapa como la adolescencia, que los hace vulnerables” ante estos flagelos, por lo que “hay un seguimiento de parte de todos los docentes. Yo también doy clases y cuando veo una situación que me parece que no es normal, me acerco pero no es fácil, es un trabajo de hormiga”, concluyó.

Diego Bengoa



La inspectora Silvia Ballarino convocó a las autoridades

Durante la mañana de ayer, la inspectora de Nivel Medio, Silvia Ballarino, mantuvo una reunión con directivos de los establecimientos que están bajo su órbita. De Villa María sólo se encuentran el IPEM 275, ex Colegio Nacional y el IPEM 147, Manuel Anselmo Ocampo.
Marta Giardello dialogó con EL DIARIO al mediodía y confirmó que a las 14 se reuniría con Ballarino, presumiendo que se bajarían líneas para abordar el tema de las adicciones.
Por su lado, tras salir del encuentro desarrollado en la mañana con la supervisora, Mirta Karpow, del Ocampo, confirmó a este matutino que en el cónclave se les hizo entrega a los directivos de una “Guía de Intervención Escolar donde se involucra el consumo o la presencia de drogas”.
Un dato: los directivos tuvieron que fotocopiar el cuadernillo para llevárselo, ya que no había más que uno, el que estaba en Inspección.