Lo que hoy conocemos como plaza Centenario, ayer fue un descuidado terreno repleto de árboles, visitado por viajeros de todo el país que descansaban allí antes de continuar el periplo.
La ciudad recién daba sus primeros pasos, y los paisajes que ofrecía hablaban de grandes descampados y escasa densidad de población.
En la necesidad de darle a la Villa María adolescente una lavada de cara, nace nuestra explanada más célebre. Fue el 12 de octubre de 1935. Desde entonces, se erige como el verdadero corazón del municipio.
Salamone y Parajón Ortiz
Los créditos le corresponden al reconocido arquitecto Francisco Salamone, quien además se encargó de diseñar el matadero y algunos otros edificios públicos de envergadura.
En aquellos tiempos, el intendente era Eugenio Parajón Ortiz, quien no dudó en contratar a una eminencia como Salamone. La importancia de la obra justificaba el acto.
Entonces, el maestro siciliano puso en énfasis su creatividad y su destreza para diseñar una plaza magnífica. Grandes espacios, mucho verde, decoración colmada de buen gusto. Un jardín central con cerco perimetral para la contemplación, y el resto expuesto para el aprovechamiento del ciudadano. Cuatro paseos con arcos de ligustrines, bancos a rabiar, elegantes lámparas, piedritas de ladrillo dando encanto y el toque de gracia a los senderos. Las cuatro fuentes de agua ubicadas en cada esquina. Emblemas urbanos, estuvieron inspiradas en la película "Metrópolis", un filme de estética futurista de 1926, considerado como uno de los grandes clásicos del cine.
Otro elemento notorio es el retoño del árbol de Guernica ubicado en la zona central. El mismo fue traído y plantado por la conducción del Centro Vasco local en 1959, y a partir de allí se convertiría en punto de referencia.
El paso de los años iría haciendo al mejoramiento de la plaza en todos los sentidos, aunque siempre conservando la esencia original de la misma.
Muchos nombres
Como dato llamativo, surge la cantidad de nombres que bautizaron a la plaza a lo largo del Siglo XX. Antes de Centenario (denominación elegida como homenaje al 100° aniversario de la Revolución de Mayo de 1810), se llamó plaza de las Carretas, plaza de las Mulas, plaza del Norte, Rincón de Doña Esperanza (en honor a la dueña de una pulpería aledaña), Posta del Centro, plaza Viñas, plaza San Martín, plaza 4 de Junio y plaza Eva Perón. Entre otros momentos históricos que albergó, destaca un discurso realizado por Juan Domingo Perón en 1944, como parte de lo que fue su única visita a la ciudad.
En 1990, la plaza fue designada como Patrimonio Histórico y Arquitectónico de Villa María, y en diferentes ocasiones se han realizado pedidos oficiales para que sea declarada Patrimonio Nacional.
Se lo tiene merecido.
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