Leandro Campos Nonis comenzó a estudiar Abogacía por curiosidad e inquietud ante la función del abogado en la sociedad. “Siempre vi al abogado como una persona respetable, con vasta información. Ello es lo que en un futuro no muy lejano quiero alcanzar a nivel profesional”, confesó ante EL DIARIO. “Como estudiante me di cuenta de que la tarea del abogado no sólo consiste en la defensa de los intereses de su apoderado ante un juez, sino que es necesario que se produzca una intervención en una etapa previa para dirimir el conflicto y de esta manera, con celeridad y eficacia, brindar soluciones pacíficas a conflictos de la vida cotidiana, tarea que al mismo tiempo ayudaría a descongestionar el sistema judicial”, expresó.
Tras referirse al rol imprescindible del abogado en un proceso judicial, consideró que “la función del abogado debe ser reexaminada, con miras a lo que la sociedad puede esperar del profesional por su especial formación en diversos ámbitos de actuación, acrecentando su función social para que, de ese modo, la Abogacía no pierda las notas que la han definido históricamente y que viene desempeñando desde tiempos inmemorables”.
Leandro habla de una sociedad actual con serios problemas y apunta a que “es menester que estos encuentren pronta solución”. Considera que este es un desafío que le compete a todos los jóvenes de hoy. “Las armas para revertir esta situación no se encuentran en el ámbito político ni en las mismas leyes, sino que en el rol de nuestra generación, que debe estar orientado hacia la creación de cultura e información general, para que de este modo conozcamos nuestros derechos y obligaciones como personas y podamos ejercerlos libremente sin vulneraciones ni impedimentos de ninguna clase”, resaltó.

La entrega al servicio del otro

“ Para alcanzar esto estoy totalmente convencido de que nuestro deber consiste en educar, instruir y formar a nuestras generaciones venideras en el compromiso, la responsabilidad, el esfuerzo y la entrega al servicio del otro, y esto no es tarea sólo del estudiante de Derecho, del abogado o de un maestro de escuela, sino que es deber de todos y cada uno de nosotros, sin importar que sean profesionales, técnicos curas u obreros, porque todos portamos un título desde el nacimiento: el título de ciudadanos”, manifestó el joven y trajo a colación una cita de Tagore: “Dormía y soñaba que la vida era alegría, desperté y vi que la vida era servicio, serví y vi que el servicio era alegría”.
Campos observó que el sistema actual “está dotado de un excesivo formalismo y burocratizado hasta tornarse irrisorio, lo que trae aparejado un excesivo retardo a la hora de resolver los conflictos”, advirtiendo que “esta demora también trae aparejado que los costos del mismo sean elevados y que el acceso a la Justicia esté restringido a gran parte de los argentinos”.
“Hoy en día gran parte de la gente no cree en la labor de la Justicia, y para enfatizar la confianza es necesario avanzar hacia un nuevo modelo donde reine la equidad y celeridad del proceso para que se efectivice el derecho de todo ciudadano de acceder a ella, creo que una posible pero ardua y difícil solución es una gran reforma en el sistema institucional donde se deje de lado el formalismo que todos debemos soportar”, sostuvo el estudiante villamariense.
“No obstante ello, tengo fe en todas las personas que integran el aparato judicial. Soy consciente de que no es nada sencillo llevar a cabo esta actividad y que ellos no desconocen los problemas que nuestro sistema tiene. Estimo que en el día a día tratan de ir superando estos escollos para lograr más credibilidad. Si ésta se alcanza, va a haber un mayor acercamiento del pueblo. Seguramente así tendremos mejores soluciones a los conflictos”, finalizó.