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Una velada especial para fanáticos de la banda tuvo lugar el viernes en el Orfeo |
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La gente iba llegando al Orfeo en masa cerca de las 21. Media hora más tarde ya estaban todos ubicados para escuchar y ver a esta banda que marcó una época en el rock argentino. Eso lo demostraban no solamente los metaleros de riguroso negro que revolearían el pelo largo durante toda la noche, sino también los que estaban de traje y se les notaba un dejo de nostalgia por recordar tiempos pasados. Muchos no podían contener a ese fanático de Rata que llevan adentro y saltaban igual o más que los de negro.
Una voz femenina lírica y juegos de luces detrás del telón negro acompañaban a las luces apagadas y el griterío en que se había transformado la sala. Esa oscuridad iba a ser contrastada ante el primer acorde y la explosión literal que dio comienzo al show. “El reino olvidado” fue el primer tema que sonó y uno de los más festejados.
Dos horas y cuarto bastaron para que se lucieran en el escenario los comandados por Adrián Barilari y Walter Giardino. Así continuaron los temas “Diario de una sombra” y “Sólo para amarte”, para luego escuchar al cantante decir: “Es un placer estar por primera vez en este templo de la música”. Cuando estaban bajando las luces, Giardino tomó el micrófono y dijo: “Prendé las luces macho, que yo también los quiero saludar”, ante la ovación del público. “Endorfina”, “Aún estás en mis sueños”, “Angeles de acero” y uno de sus temas más importantes como “La leyenda del hada y el mago”...
Luego de este tema Barilari comentó: “Es una noche especial porque estamos festejando aquel CD “Magos, espadas y rosas” que nos dio tanto. Es homenajear al disco y a ustedes. De ahora en más, vamos a tocar este disco en esta noche”. El tema que siguió fue “Mujer amante”, que hizo explotar el Orfeo y cumplió con lo que había dicho Adrián. Le siguieron “El beso de la bruja”, “Haz tu jugada”, “El camino del sol”, después de un solo impresionante de Walter Giardino, sin duda uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos en Argentina. “Días duros” y “El círculo del fuego” terminaron esa parte histórica del show, en medio de vídeos con la historia de la banda desde los comienzos.
Tras un audio donde se escuchaba que nadie vencerá a la tierra, “La llave de la puerta secreta” dejaba atrás los temas del recuerdo y volvían con las últimas placas de Rata. Y el final con “Guerrero del arco iris”, mientras un vídeo se proyectaba con imágenes de Greenpeace. A esta altura los fanáticos se habían agolpado al lado del escenario, ya habían visto anonadados a Giardino cuando hacía lo que quería a su guitarra (para el caso, cuando tocó “Preludio obsesivo”), ya habían movido las cabezas, ya habían cantado los éxitos.
A esta altura, ya los “cuernitos” eran algo más del paisaje del Orfeo, de Córdoba y la fantasía, algo que hay que tener para vivir, como había dicho Giardino entresemana, se había apoderado de La Docta y de los que se fueron llenos de rock y de Rata Blanca.
Juan José Coronell
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