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Tina junto su esposo Ike Turner, quien la maltrataba constantemente |
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El arco formado por las piernas desnudas de Tina Turner (nacida en 1938) en el centro de un escenario cualquiera, tapadas justo donde se juntan con el resto de su humanidad, con atuendos desgarrados que simulan parecerse a una prenda convencional, constituyen desde siempre una de las imágenes sagradas del rock de todos los tiempos.
Estas piernas, todo músculo, de piel brillante, ejerciendo movimientos frenéticos, excitantes, provocativos e incansables, se convirtieron en todo un símbolo para el público blanco harto de músicos desprovistos de encantos visuales, artistas que desde el plano de lo estético sólo podían proyectar montañas de pelo por doquier.
Tina quedó como la figura femenina inmortal en la memoria de varias generaciones, se proyectó como el brutal y único modelo de negra fogosa, con la presencia a su lado de un ex marido que no pareció capaz de complacerla y respetarla como tal, fundamentalmente como un ser humano.
La Turner llegó a vivenciar situaciones extremas y complejas, rayando con lo traumático, inclusive en momentos con serio riesgo de perder la vida. Su ex pareja, esposo oficial, compañero de escenarios, Ike Turner, según propias declaraciones de ella a la prensa especializada en asuntos de rock, no era en realidad el “pelele” que aparentaba. Durante años la maltrató, atemorizándola en cuanto ocasión se le presentaba y utilizando para su provecho, la imagen de diva extravagante que conformaba en los escenarios de los diferentes centros cosmopolitas en que se presentaban como dúo junto a un grupo de músicos acompañantes. A mediados de los ‘70, Tina puso freno al infierno personal y se largó abandonando la mansión que compartían con el desequilibrado Ike.
Tras 16 años llenos de promesas y alguno que otro hit aislado en las listas de discos más escuchados y vendidos, se rompía de este modo el dúo musical de color más promisorio y protegido de las superestrellas blancas y británicas. Entre los simples más comercializados y recordados del extinguido dúo, se cuentan "Proud Mary" ("Orgullosa Mary" de John Fogerty) y "Let it be" ("Déjalo ser" de Lennon y McCartney), dos covers que rindieron buenos dividendos a la pareja enigmática y desafortunada en el marco de sus relaciones humanas. La separación dejo a Tina en la miseria total, sin ningún patrimonio a su nombre, de cero, lista para volver a comenzar. Para un artista con 40 años al momento de su ruptura y cierto renombre durante los años transcurridos, lo normal hubiese sido dirigirse a ese circuito conocido como el cementerio de elefantes que constituyen los cabarets tipo Las Vegas. Por suerte, aparecen en su camino personal los integrantes del grupo Heaven 17, facción escindida de los ingleses Human League, que planeaban lanzar un álbum de "tecno-funk" con la inclusión de obras inmortales recreadas por celebridades del pop-rock de diversas procedencias. Tina Turner recrea "Ball of confusion" del conjunto negro Temptations. Su voz incendiaria, respaldada por arreglos actualizados, asombra profundamente tanto a la crítica musical como al propio líder de los Heaven, Martin Ware, quién le ha de producir su posterior éxito para el sello Capitol Récords titulado "Let´s stay together" ("Quédense juntos") un recordado éxito del talentoso compositor e intérprete moreno, Al Green.
Bien guiada por un manager ambicioso y decidido a la conquista de los mercados más productivos, la morena estrafalaria artista femenina en cuestión, se atreve con un tratamiento relajado de la obra de John Lennon, "Help" ("Socorro"), donde pasea con garbo sus privilegiadas habilidades vocales. El álbum "Private dancer" ("Bailarín independiente"), la placa que marca su esperado y triunfal retorno al mercado, crece con pulso firme hasta convertirse en un producto hipermillonario.
Aparecía FM Río
En referencia a la semblanza de las cosas que ocurrían en estas latitudes por aquellos años, pero ya a finales de la década del ‘80, ingresando al ático de los recuerdos más reconfortantes (aunque en realidad todos los que cito en mis entregas, lo son plenamente), un capítulo especial para la FM que inauguró un nuevo escenario en materia de radiodifusión.
Fundamentalmente porque venía a competirle a la histórica LV28 y a su FM, la Récord. Hacía su aparición en 1988, en calidad de experimental, FM Río, y sus primeras voces fueron las de Marisabel Demonte, Mónica Céliz y la del responsable de esta columna. Luego llegarían con el tiempo, Antonio Giacardi, Santiago “Colorado” Gianola, Sergio "Fito" Guzmán, el recordado "Rody" Alvarez, y Miguel Angel Juan, por citar sólo a algunas de las personas que contribuyeron a marcar nuevas tenencias en el hermoso arte de hacer radio.
Hasta la próxima...
Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO
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