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El tranvía que salió de Villa Nueva fue todo un suceso para la época |
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Escribe: Carlota Molina de Moreno
El progreso de los pueblos se ha producido siempre por una serie de factores que los han favorecido, pero aquello que jamás se ha discutido, es la verdad que los medios de comunicación son los que han acelerado la historia de las naciones.
De allí la importancia que le dan los estudiosos a cada documentación, los que van armando la estructura de las civilizaciones. Por ello debemos reconocer que aquel hecho acontecido en Villa Nueva, el 30 de agosto de 1887, con el viaje inaugural del TRAMWAY OLMOS, generó sin dudas un extraordinario avance en la comunicación de los pueblos. En este caso, la coqueta y esplendorosa Villa Nueva, y la joven y bella Villa María. Por tanto no es casual que nuestro historiador Pablo Granado le haya dedicado dos capítulos en su libro "Villa Nueva, un pueblo con historia", conociendo también los esfuerzos realizados por el tesonero empresario de nuestra vieja Villa, Don Antonio Villasuso que cristalizó este anhelo de vecinos de las dos orillas del Ctalamochita.
Quizás a ese valioso libro de Granado le faltó la imagen de esos cuatro carruajes que recorrieron nuestras calles con el tintinear de una campana movida por el mayoral, Don Aurelio (abuelo de nuestro ex boxeador, "El Zurdo" Heredia), pero esa imagen la tiene el Ateneo la Posta gracias a la generosidad del arquitecto Pajón, que se crió en Villa Nueva junto a sus tías, una de ellas, la escribana González y hoy la pone en EL DIARIO para que todos palpen la verdad histórica. Eran cuatro, eran abiertos, los pasajeros se veían de cuerpo entero, sentados en esos sillones esterillados y coquetos cuya muestra está en la Casa de la Cultura, y fue donado por la familia Alberdi-Pérez (cabe destacar que la familia Pérez es de profunda raíz villanovense a la que pertenecía "Cacholo" Pérez, uno de nuestros intendentes y gran futbolista, presidente alguna vez de Alem).
El Ateneo La Posta hizo levantar un pequeño monolito en la plazoleta creada por la Municipalidad, en el lugar donde se guardaban los tranvías, cuyo galpón se ve en la foto pero ya no existe. Está en la calle Marcos Juárez a medio camino del puente Vélez Sarsfield, histórico tramo de un puente del Ejército argentino que trajo Domingo Faustino Sarmiento.
Pero no puede faltar la fantasía del poeta para recordar el hecho y aquí está un fragmento del Romance en el tranvía:
-¿Era usted el del tranvía
cuando pasó frente a mí?
-No sé, mi amada, no sé.
Yo sé que sólo la vi...
La vi en la puerta del cielo
y sin pensar en usted
abrí las puerta de un sueño
y en el sueño la encontré...
¡Bendito sean los pueblos
benditos ella y él
bendito el pueblo que tuvo
un tranvía como aquel!
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