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La directora de la Casa Esperanza advirtió que aumentó el consumo y la variedad - “El ácido y demás son costosos, pero los jóvenes manejan plata y en función de eso alcanzan a comprar”, dijo Verónica Valentín |
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En un año, de 2010 a 2011, se duplicó la cantidad de personas que se atienden en la Casa Esperanza de Villa María, según confirmó ayer a EL DIARIO la directora de la institución, Verónica Valentín, ante nuestra consulta.
La conductora del establecimiento vinculó el cuadro al incremento en el consumo de drogas y afirmó, ante una pregunta, que en la ciudad los jóvenes acceden a todo tipo de sustancias.
Asimismo, en un diálogo que mantuvo con este cronista, reveló su desazón por la falta de trabajo interinstitucional, poniendo la lupa en la ausencia de vínculos con las escuelas secundarias de la ciudad.
Cuarenta personas
Valentín precisó que el año pasado se atendían en la institución de la primera cuadra de calle Estados Unidos alrededor de 20 personas. Hoy se trata a cuarenta, el doble que en 2010.
Consultado sobre la incidencia del género en la problemática de adicción, apuntó que sólo en el 5% de los casos son mujeres. El resto son varones.
¿Por qué? “Las mujeres toman otros riesgos o se detienen ante algunas situaciones. Ellas, por ejemplo ante el embarazo no deseado, toman cierta conciencia”, señaló Valentín.
En lo que a edades se refiere, en el establecimiento el 80% de quienes están recibiendo tratamiento son adolescentes, personas que están, en su mayoría, “entre los 15 y 16 años a los 19 y 20”.
“Creo que aumentó el consumo y la variedad. Tres años atrás observábamos algunos tipos de droga y ahora muchos más. A los 17 ó 18 años conocen lo que son ácidos o LSD, y los conocen porque se venden, porque circulan, ahí nomás al lado de la cocaína”, subrayó la profesional.
En este sentido, reveló que en ocasiones “atendemos alguna situación de urgencia y detectamos que la familia cree que se trata de consumo de marihuana, pero en realidad es ácido”.
“Esta es una problemática bastante compleja”, advirtió Valentín.
“Estamos pasando por una etapa muy difícil, si asumís la realidad, ¿qué haces con esa realidad?”, se preguntó.
Los casos
De los 40 que se encuentran siendo asistidos por los programas que emplea la Casa Esperanza, nueve están internados. Como se sabe, la internación funciona en Río Cuarto.
En Villa María no existe, ni en la órbita pública ni privada, un establecimiento de internación para personas adictas.
En lo que se refiere a las demás personas que son asistidas, hay quienes ya tienen el alta supervisada o están en la etapa de reinserción en la sociedad.
El narcotráfico, otro camino
Por otro lado, Valentín aclaró que “nosotros no hacemos nada contra el narcotráfico”, cuando se le preguntó sobre cómo se abordaba el tema de la venta de drogas. Se le consultó a la directora si se indagaba cómo conseguían las sustancias los diversos pacientes.
“No nos corresponde, pero en algunas oportunidades en trabajos de prevención en barrios hemos trabajado con las familias para que denuncien estas situaciones; en todos los barrios se vende y todo el mundo sabe dónde hay cocinas de cocaína, quienes son los que comercializan y sin embargo no pasa nada”, alertó.
Ante otras preguntas de este matutino, describió que “el ácido y demás son costosos, pero los jóvenes manejan plata y en función de eso alcanzan a comprar”.
“Hoy no salen a boliches sin menos de cincuenta pesos y lamentablemente con esos 50 pesos hacen mucho”, recalcó.
“A veces salimos con todo el equipo en etapas del proceso, llevamos a los chicos a bailar y vemos a adolescentes intoxicadas con alcohol: unas 3, 4 ó 5 personas por noche”, declaró.
Demasiadas señales
• En mayo, la directora del IPEM Manuel Anselmo Ocampo revela que se encontró a alumnos bebiendo fernet dentro de la institución. Hace una advertencia pública sobre el incremento en el consumo de drogas.
• En agosto, la Policía Federal detiene a un alumno en una escuela secundaria de la ciudad, con una cantidad importante de cocaína. Docentes no esconden su preocupación por el ascendente flagelo de la droga.
• Luego, directivos de los establecimientos de Nivel Medio coinciden ante EL DIARIO conque el drama atraviesa todos los sectores.
• Ahora, desde la Casa Esperanza se revela que se duplicaron los casos que atienden.
“Lo ideal sería trabajar desde el Nivel Primario”
Verónica Valentín, directora de Casa Esperanza, expresó que “pareciera ser que hay muchas excusas para comenzar a trabajar con instituciones” de la ciudad en cuanto a la prevención en el consumo de drogas.
En este contexto, confirmó que trabajan con pocas escuelas de la Villa, al contrario de lo que sucedía en otras épocas.
“En años anteriores trabajabamos mucho en contacto, pero en este 2011 se dio muy poco”, confirmó.
La situación contraria se dio en la zona, “donde se han mostrado muy abiertos, a tal punto que, por ejemplo, la escuela de Dalmacio Vélez realiza una jornada provincial” en la temática.
También recalcó la actividad de escuelas como la de James Craik, entre otras.
Consultada sobre las razones por las que los establecimientos educativos villamarienses no están realizando actividades en conjunto como antes, consideró que “a lo mejor se trata de no querer ver la realidad, a lo mejor asusta” y señaló que “hay drogas en todas las escuelas”.
“Nosotros tenemos aquí a pibes que estudian en las secundarias, que están inscriptos, eso quiere decir que en las escuelas está presente la problemática”, advirtió.
Luego, confió que “el año pasado intentamos hacer un trabajo con el Abraham Juárez y hubo predisposición del director pero no de los docentes y del equipo pedagógico”.
“En algunas ocasiones es más fácil lavarse las manos”, declaró.
Luego, resaltó que existe “un programa nacional desde el cual se bajan manuales gratis para la capacitación docente, no tiene costo para quienes quieren implementarlo”.
Más abajo
Valentín sostuvo que “hay que apuntar mucho más abajo que de las secundarias”.
“Hay que empezar desde la primaria, porque después los chicos están en una etapa de rebeldía a la que llegan con poco conocimiento sobre lo que significan las drogas”.
“Debemos cambiar los niveles de prevención, empezar desde el Nivel Primario”, demandó.
Reveló que se está trabajando con la Universidad Nacional de Villa María para realizar un curso con puntaje para docentes, que abordará “la prevención desde la formación docente”.
Parte del proyecto ya está aprobado.
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