Escribe: Richard Kamienski

Queridos amigos de EL DIARIO, les escribo esta vez desde la provincia de Alicante, adonde llegué acompañado por mi amigo y "asistente de producción" por estos días, el villamariense José María Sacc.
Pasando 17 kilómetros la ciudad capital de la provincia, también llamada Alicante, en un balneario que se llama Santa Pola, nos encontramos con José Ignacio Córdoba, para mí "El Negro", quien trabajó en el Banco de Córdoba de Villa María hasta que en los años ‘70 fundó “La Lomoteca”, un lugar que se convertiría en el elegido por los jóvenes de aquella época, sobre todo en el verano. Estaba justo enfrente del Anfiteatro (donde hoy se encuentra Lomo).
José Ignacio, con unos años más, está muy bien y trabajando en su restaurante-bar que, ¿cómo creen que se llama?... Siiiií, se llama “La Lomoteca”.
Es que hace ocho años y luego de andar por otros caminos y distintos países, después de muchas idas y vueltas, junto a su compañera desde hace casi 30 años, Marta Traverssa, están establecidos y disfrutando de Santa Pola.
Marta tuvo una de las primeras casas de materiales y decoración de interiores de Villa María, más precisamente en Catamarca y España, también allá por los años ‘70.
Pude saber que son una pareja muy querida aquí. Sus clientes (“muchos, gracias Dios”, dice José Ignacio), y sus dos empleadas así lo demuestran.

-¿Cómo llegaron hasta este presente?
-Fue muy difícil y duro, pero así es la vida…Con Marta, una gran compañera, hemos empujado juntos este pesado carro, pero ya nos ves, Burbuja, hoy estamos trabajando duro y felices en lo que nos gusta.

José me habla sin quitar la vista de unas mollejitas que ha puesto sobre la parrilla para agasajarme. Se queda pensativo unos instantes y es Marta, entonces, la que toma la posta...

-Qué bueno que viniste a visitarnos. Sabíamos que vendrías ya que mis hijos me lo adelantaron…Te estábamos esperando!

Sobrevinieron las charlas, los vinos y luego el asadito en plena calle de Santa Pola, en una de las mesas de “La Lomoteca”, donde la nostalgia se apoderó de todos.
Ellos viven su historia de amor con alegría y emociones compartidas.
Al cabo de unas horas nos dimos un chapuzón en la aguas del Mediterraneo, aquel que tantas veces Serrat nos cantara desde el long play en el boliche ubicado enfrente del Anfi, en la amada y añorada Villa María, donde viven los hijos y los nietos de José y Marta.
Me llevaron más tarde a su apartamento, amplio y muy bien ubicado. Generosos, me ofrecieron pasar allí unos días, pero la verdad es que hay muchos otros villamarienses que nos están esperando con ansias, ya que nos dicen por mail que van siguiendo las alternativas de nuestro viaje a través de la página de EL DIARIO en Internet.
A Marta y José Ignacio los vi muy bien, ya los verán también en la entrevista que emitiremos por la tele.
Nos dimos un fuerte y apretado abrazo, deseándonos suerte. Lo dicho, fue un emotivo encuentro.

Las próximas, desde Murcia

Estimados lectores, quiero que sepan que habrá algo más desde Alicante y luego ya las próximas notas serán desde Mazarrón, en la región española de Murcia, donde me dicen que tendremos una temperatura de 30 grados.
Tenemos pautadas al menos diez entrevistas, porque son muchísimos los villamarienses que viven allí.
Quiero expresarles mi agradecimiento por la deferencia de leer y comentar estas notas que escribo con tanto placer para ustedes, que son lo más importante que tenemos. Es un momento muy especial de mi carrera profesional y no se imaginan el empuje que me dan los mensajes y las noticias que ustedes me mandan después de cada nota, a través de la red social más popular. ¡Qué alegría!
Con tanto cariño, es un gusto trabajar desde tan lejos para todos ustedes.