Con mucha expectativa frente al Congreso de Productores de Leche (CIPLE) que organiza la empresa TodoAgro y cuatro cámaras de productores lecheros, Alejandro Leveratto, de la Cámara cordobesa (Caprolec), se refirió al esperado encuentro.
“Creo que es importante para saber dónde estamos parados. Nosotros entendemos que no somos ni los peores del grado ni los mejores, pero es bueno conocer lo que nos falta y aprender de lo que otros hicieron bien”, indicó.
Destacó que vendrán representantes de países con diferentes niveles de desarrollo en lechería y también, representantes de estados donde tienen semejanzas económicas, pero sostienen diferentes sistemas. “No es lo mismo la lechería de Estados Unidos que la de Canadá ni la de Nueva Zelanda con la de Australia”, señaló.
“Por otra parte -agregó- dadas las características de los disertantes, tendremos la posibilidad de establecer un contacto directo con los presidentes y dirigentes de las cámaras de productores de todo el mundo.”
Informó que el presidente de la Cámara de Nueva Zelanda ya pidió una reunión con los presidentes de las principales cámaras “con la idea de pensar en una organización internacional”.
Otro punto a destacar del CIPLE “es que la situación mundial impacta directamente en la lechería, por lo que el análisis del sector desde la mirada de referentes de distintas partes del globo, puede llegar a ser un buen aporte”, dijo Leveratto.
Presos del precio
En otro tramo de la nota, Alejandro Leveratto habló de la situación de los productores que viven en medio de la incertidumbre. “Hay un plan estratégico que habla de trabajar e invertir para llegar a los 18 mil millones de litros, pero ahora, con 12 millones, parece que hubiéramos cometido el pecado de inundar todo con leche”, dijo.
“Los productores que invertimos para crecer, para aumentar la producción en cantidad y calidad, seguimos presos del precio que impone la industria. Lamentablemente, eso todavía no cambió”, indicó.
Asegura que al saturarse el mercado interno “y no ser atractiva la exportación porque se vende a un 20% menos, todos quieren copar el mercado nacional en lugar de vender afuera”.
Por eso entiende que debe haber un crecimiento ordenado y con previsibilidad. “Muchos no se dan cuenta del problema social que genera el cierre de un tambo. Hace unos días fui a un remate en Santa Fe. El dueño vendió tres tambos porque estaba cansado de renegar con los precios y recibió por todas las vacas entre 1,5 a 2 millones de dólares. Es decir, él no va a tener problemas. Menos leche no va a haber, porque esas vacas estarán produciendo en otro tambo. Pero lo que sí me partió el alma fue ver a las 30 familias que se quedaron sin trabajo. Son familias que crecieron en el campo, que lo único que saben hacer es ordeñar y que ahora, seguramente estarán en un pueblo buscando algo para sobrevivir. De evitar esto se trata la previsibilidad”, concluyó.
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