La Municipalidad de Villa María entregó doce plaquetas recordatorias a docentes de Nivel Inicial y Primario que obtuvieron su jubilación en el último período. Recibieron plaquetas Mirta Bomprezzi, María Inés Beltramone, Alicia Romagnoli de Marcotegui, Stella Maris Girardi, Graciela Baudino y Graciela Hernández.
Además, recibieron reconocimiento Lidia Steiner, María Rosa Bussano, María Cristina Fasseta, Susana Mana, José Caminos y Norma Beatriz Morales.
Steiner se jubiló por enfermedad luego de 22 años en la docencia. Profesora de Plástica, ayer le confió a EL DIARIO que ésta es una materia problemática “a veces” pero resaltó que “siempre he tenido directores que me han apoyado muchísimo”. ¿Por qué problemática? “Porque a los chicos les gusta pero lo toman más como un juego que como una materia”, señaló y dijo que se enfocó en que le quedara un aprendizaje al niño.
Recordó que comenzó trabajando en la escuela primaria de Las Playas, estuvo en el Alberdi y se jubiló estando en el Mármol. En el Nivel Medio, pasó por la ex Escuela del Trabajo y la ex Escuela del Comercio, habiendo ejercido también en el Bellas Artes, “la cuna donde nací”.
Lidia consideró que “los chicos sí valoran a los docentes, pero cuando pasa el tiempo”. “Mientras das clases sos un ogro, pero de grande los encontrás y te das cuenta de que te valoran y lo que dejaste en ellos”, subrayó.
“Si sabés llegar al alumno, podés trabajar mucho; hasta último momento trabajé sin problemas. A veces, los papás no entienden mi materia”, contó.
Otra docente que dialogó con este diario fue Cristina Nicola, quien lleva 28 años de carrera, dando Biología y Química. Empezó en Jujuy, donde enseñó ocho años, luego se vino a la ciudad y pasó por cuatro o cinco escuelas. Desde hace quince, está exclusivamente en el ex Nacional.
“Nuestros desafíos actuales son trabajar en conjunto con la sociedad y la familia. Hoy me han reconfortando los discursos de Ballarino y Accastello, fue un reconocimiento a los docentes”, confesó.
“Tenemos que volver a valorar al docente para que pueda trabajar en esta sociedad que, por diversas razones, lleva a que el docente no instruya sino que tenga que cumplir el rol de educador, que empieza en la familia. El docente debe formar, y por cuestiones diversas, cuestionables o no, hace que se disgregue un poco la función educadora de la familia y se la delegue en la escuela”, consideró.
Contó que cuando egresan, los alumnos los valoran, “pero en el momento somos unas viejas locas”, dijo sonriente.
“Está bueno eso, somos seres humanos, reales, somos de carne y hueso, no somos omnipotentes y es importante que los chicos sepan que no lo somos”, aclaró. “Una alumna una vez me dijo: usted no me enseñó solamente Biología sino otras cosas. Eso me marcó”, señaló orgullosa.
@ Por Mayra

Mayra Benejam es una estudiante de Comunicación Social que cursa el tercer año en el Inescer y que realiza sus pasantías en nuestro diario. Ayer hizo esta nota a Stella Maris Girardi, docente jubilada que trabajó 35 años en la educación.
- ¿Cómo ve la educación de hoy en contraste a la época en la que trabajó?
- “Pasé por muchas transformaciones en la educación, de planes y proyectos que se fueron adaptando al momento. Como por ejemplo, cuando antes se daba en las escuelas el idioma francés y fue suplantado por el inglés en 1996.”
- En cuanto a la deserción escolar, ¿qué opina?
- “Es un tema que siempre tuvo actualidad, ya que en mi época también ocurría, pero hoy creo que se está trabajando más en la inclusión, se dan más posibilidades para lograr que los jóvenes y adultos puedan terminar sus estudios.”